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martes, 19 de noviembre de 2024

LECTURAS CON EL GATÍN: mAULLIDOs (1)

 

                                           Comunicado del Supervisor General.

Empezamos hoy con lo que vamos a llamar Lecturas con el gatín. Desde hace un mes estamos cuidando de un gatito callejero que recogimos con intención de quedarnos. Tiene un ojo enfermo que le estamos curando, y quizá para compensar ese ojito pocho, el otro es precioso y brilla lleno de curiosidad, energía y ganas de vivir.

Al llevarlo al veterinario para que lo examinaran, desparasitaran y nos recetaran algo para el ojo descubrieron que tenía otra enfermedad (la leucemia felina) en fase latente. Es incurable, es muy contagiosa (solo a otros gatos) y cuando se desarrolla mata al animal en cuestión de meses si no se le trata, y en unos pocos años si se le atiborra de medicamentos. 

Al gatín le han calculado que tiene unos tres meses de edad en este momento, y nos dijeron en la veterinaria que lo más probable es que haya nacido ya con la leucemia por estar su madre contagiada. En este caso es posible que el gatito cree sus propios anticuerpos cuando llegue a los siete meses. Al alcanzar esa edad puede que destierre la enfermedad de su organismo por sí solo, pero si no lo hace en ese momento ya nunca lo hará.

Como ya tenemos otros gatos en casa, nos toca mantenerlo en cuarentena hasta marzo del año que viene, momento en el que habrá que hacerle la prueba otra vez para ver ya de forma definitiva si tiene la leucemia o ha desarrollado anticuerpos. Hasta entonces el gatín estará encerrado en una habitación de la que no le podemos dejar salir y en la que no pueden entrar los otros gatos, para evitar el contagio. 

Y eso significa que no podremos quedarnos con él si la segunda prueba también da positivo, porque implicaría tenerlo encerrado toda su vida en una habitación, con el riesgo constante de que cualquier día se nos escape en un descuido y pueda contagiar a los demás gatos de la casa. Tampoco se puede devolver a la calle o soltarlo en una colonia porque contagiaría a muchos más gatos. 

Así que a no ser que encontremos a alguien que no tenga otros gatos (o que tenga gatos con esta misma enfermedad) y quiera adoptarlo, tendremos que plantearnos el deshacernos de él para ahorrarle una vida de soledad y enfermedad😿💉

Nos hacemos cargo que ya es difícil encontrar a alguien que quiera adoptar un gatito sano, y mucho más lo será encontrar a alguien dispuesto a adoptar a uno enfermo. Pero si conocéis a alguien que estaría dispuesto a quedárselo, que sepa que en cuanto empiece a necesitar tratamiento para la leucemia, nosotros nos comprometemos a correr con todos los gastos medicos. Ya hemos empezado a ahorrar para ello.  

Las primeras semanas de tenerlo aquí estaba asustado y se escondía todo el tiempo, así que nos limitábamos a lo justo para mantenerlo con vida: entrar todos los días a tratarle el ojito pocho, comprobar que tuviera agua y comida suficiente, y limpiarle el arenero. Ahora que ya ha cogido confianza y ha visto que no está en peligro, que tiene sustento diario asegurado y que no necesita esconderse de todo lo que se mueva como cuando era callejero, lo que busca es compañía. Además de entrar cada día a tratarle el ojo y todo lo demás, me toca quedarme un rato jugando con él o simplemente dejándole dormir encima de mí para que no se sienta solo. 

Para mantenerme ocupado con algo en este segundo caso, he dejado dentro de la improvisada “cámara de cuarentena” varios libros recopilatorios de historias cortas, para poder hacer lecturas breves y completas en lugar de estar leyendo algo largo a trompicones.

Uno de los libros escogidos es este, que me regalaron hace poco. Es una antología de cuentos cortos de terror titulado Maullidos, pero fijaos como está escrito en la portada, con una m minúscula seguido de letras en mayúscula. Esto hace que a primer golpe de vista leas Aullidos. La imagen de portada (que por influencia del título mal leído) de primeras piensas que es un lobo, es en realidad un gato. 

Esto me ha parecido muy original, porque si le pasas los ojos por encima al verlo en un estante, sin prestar mucha atención, lo registras como un libro de historias de hombres lobo. Pero no, es sobre gatos. O eso creo, porque vamos a ir comentando los relatos poco a poco (según los que leamos cada día) cuando al gatín le de por aprovechar el tiempo que paso con él para dormírseme encima en lugar de para jugar. 

Los que leí ayer fueron estos. Todos son demasiado cortos como para hablar de ellos sin contarlos enteros, avisados estáis.

Como cuando éramos niños: nos hace partícipes de una conversación telefónica entre dos hermanos. Uno de ellos está cocinando una paella en su casa y recibe en el móvil la llamada del otro. La conversación parece casual al principio, y el cocinero sigue a lo suyo mientras ésta transcurre en aparente normalidad, pero uno tras otro nos vamos dando cuenta de pequeños detalles que no nos cuadran.

No tarda en hacerse evidente que el hermano que llama está muerto, y lo está desde hace algún tiempo, pero que ello no es motivo para perder el contacto con la familia. Diría que esto se ve venir demasiado pronto, por lo que el golpe de efecto cuando se nos confirma lo que ya sospechamos es menor, pero está muy bien llevado.

El pastor de piedra: un hombre llamado Lomski, perdido en una fuerte tormenta, llega hasta una iglesia atraído por las campanadas y golpea insistentemente la puerta. El párroco al cargo de esta le abre para permitirle refugiarse, pero cuando se dispone a cerrar de nuevo la puerta Lomski le detiene. Afirma que de camino a la iglesia pasó junto a un pastor que parecía indiferente a la tormenta y que le ignoró por completo cuando trató de hablar con él. El pastor andaba muy lentamente, en dirección al tañido de las campanas al igual que él, y le seguía una recua de ovejas tan impasibles ante la fuerte tormenta como el propio pastor.

Al oír esto, el párroco se apresura a cerrar y asegurar la puerta de la iglesia. Hecho un manojo de nervios, interroga a Lomski para que le de más detalles sobre el pastor. Cuando Lomski lo hace y le pide explicaciones por su actitud el párroco le cuenta una vieja leyenda sobre un monolito en medio de la campiña que, se dice, fue hace miles de años un pastor que perdió a su rebaño de ovejas. Permaneció a la intemperie buscándolas mientras maldecía a sus dioses por su mala suerte, hasta que quedó petrificado y se convirtió en el monolito.

La leyenda cuenta también que en las noches de tormenta, cuando suenan las campanas de la iglesia, el pastor de piedra anda lentamente hacia ella, y que si algún día lograse entrar en una los antiguos dioses a los que rezaba el pastor volverían y ello supondría el fin del mundo. Pero que esto nunca ha sucedido porque hay otra iglesia en el pueblo vecino cuyas campanas también atraen al pastor de piedra, por lo que este anda alternativamente hacia una y hacia la otra, con lo que en la práctica no se mueve del sitio.

En ese momento las campanas de la iglesia vuelven a sonar por si solas, tan automatizadas como lo está todo a día de hoy. Y al oírlas Lomski sufre un escalofrío, porque el motivo por el que él estaba en ese lugar era precisamente porque la campana de la iglesia del pueblo vecino no sonará en esta noche de tormenta. Está rota, y él es el encargado de arreglarla.  

Intrigante, y de momento la que más me ha gustado.

El caballo blanco del cole: Ramón, un niño de unos seis años, acompaña a su madre a una verdulería al recogerlo ésta del cole. Tras cruzar unas palabras y miradas con el dueño, este le pregunta a la madre si quiere bajar al sótano para “que le de su encargo de siempre”. El tendero cierra la tienda por dentro, la madre le dice a Ramón que le espere ahí y se porte bien, y ambos bajan por una escalera dejando al niño solo en la tienda cerrada.

Cuando Ramón y su madre llegan a casa con las bolsas de la compra, ella las deja en manos de su marido y sube a darse una ducha mientras Ramón juega con su padre y le cuenta, desde su perspectiva infantil, todo lo que ha estado haciendo ese día. Le habla de un caballo blanco que estuvo haciendo con plastilina en la escuela que le quedó algo torcido, y luego de su paso por la tienda y todo el tiempo que tuvo que esperar solo.

A medida que le da mas detalles sobre esto último, como que mamá salió del sótano arreglándose la ropa y sin traer ni ella ni el tendero nada en las manos que ella pudiese haber comprado, Ramón ve como el rostro de su padre se va poniendo tan pálido y cerúleo como su figura de plastilina.  

Este no me ha gustado nada. De un libro o una película espero que me cuente algo que se aparte de lo cotidiano, porque lo cotidiano ya lo tengo alrededor en todo momento. La historia de una mujer que engaña a su marido con un tendero del barrio no me genera ningún interés... salvo si este hecho va seguido de alguna grotesca venganza conyugal, que no es el caso. Y la historia me gusta aún menos porque me la presentan como parte de una recopilación de relatos de miedo y misterio, sin ser ninguna de las dos cosas.

Eso es todo por el momento. Ningún gato maullador a la vista, salvo el que yo he tenido en el regazo durante la lectura, y que más que maullar ronroneaba. Pero sí he encontrado algo que me ha llamado la atención relacionado con animales. En el primer relato aparecía de pasada un perro blanco. En el segundo, una docena de ovejas blancas. En el tercero, un caballo de plastilina blanca. Tres tipos de animales blancos, pero siempre en segundo plano, sin intervenir directamente en la historia. Veremos en los siguientes relatos si solo es casualidad o realmente esto indica algo.

Continuamos comentando a plazos este libro aquí

mAULLIDOs. 2023. Salvador Lacárcel Frutos (texto). Ian Linsday y Pexels (portada). Malbec Ediciones.

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