HISTORIA DE UN GATITO

PROMENADE DE ACCESO RÁPIDO

7 comentarios

lunes, 13 de octubre de 2025

HAUNTED GOTHAM (n.º 2) Criaturas nocturnas

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Tras su enfrentamiento contra el hombre lobo, Batman se reúne de nuevo con el comisario Gordon para trazar un plan de choque: combatir a los monstruos que asolan Gotham en lugar de solo defenderse de ellos. Todavía no saben que esos monstruos acaban de escalar a un nuevo nivel. 

De ataques solitarios y puntuales de hombres lobo y demonios, se ha pasado (por obra y gracia del Joker) a una plaga de zombis que deambula por las calles de la ciudad. Calles básicamente solitarias, porque nadie está tan loco como para permanecer mucho tiempo en ellas cuando oscurece. Y en Gotham parece que siempre sea de noche.

Los zombis entran en las casas de la gente a buscarlos, atravesando puertas y ventanas, pero su número no parece crecer exponencialmente como es habitual a medida que matan a sus víctimas. Al haber sido devueltos a la vida mediante electricidad, es probable que esta sea la única forma de crearlos y que no puedan propagar su infección de otro modo. Esto es lo único que contiene a los zombis lo suficiente para que no hagan una masacre antes de que Batman sea consciente de lo que está ocurriendo y pueda intervenir. 

Sabe que se le necesita porque Alfred ve la silueta de un murciélago en medio de un círculo de luz, proyectada en el cielo. Es la clásica batseñal, pero en este entorno su significado cambia, porque no se le llama para que luche contra ladrones de bancos o terroristas, sino contra seres de las tinieblas. Y por ello, se le invoca con luz.

Cuando finalmente interviene, arremete contra los zombis a golpes, hasta que se da cuenta de que no es un sistema demasiado efectivo y opta por otro: un micro lanzallamas que lleva incorporado en uno de sus guantes, con el que desata una ola de fuego que consume a sus enemigos. Esta es un arma que normalmente no asociamos al Batman clásico, pero esta versión tiene más de inquisidor que de justiciero, y el arma del inquisidor es el fuego. 

Mediante llamas y explosivos acaba con todos los zombis, quedándose con el dedo putrefacto de uno de ellos como recuerdo. A continuación va a informar de lo sucedido a Gordon y allí se encuentra con que está reunido con la agente Cassandra Knight. 

Cassandra ha tenido también una noche ajetreada en El Vampiro Tullido, uno de los antros de Gotham. Haciéndose pasar por una joven en busca de diversión y usándose a sí misma como cebo, ha llevado a cabo una redada de hombres lobo, matando a tiros a dos de ellos con balas de plata. Entre los que se le escaparon identificó a uno con una cicatriz en la mejilla muy característica, como la que Bruce Wayne denunció que tenía el asesino que mató a sus padres.

Aunque la intención de Gordon es que Batman y la agente Knight colaboren, éste prefiere acudir solo al local que sirve como punto de reunión de los licántropos de la zona. Allí se encuentra a cuatro licántropos ya transformados. Interroga a uno de ellos solo para asegurarse de que es quien cree. En realidad, no tiene intención de detenerlo. Lo que intenta no es arrancarle una confesión. Ha ido ahí para acabar con él y con todos los que sean como él. Sin juicios ni explicaciones, se lanza contra ellos con un batarang de plata en cada mano, abriéndolos en canal.

Una vez los ha matado a todos, espera a que su transformación se revierta para ver el verdadero rostro del asesino de sus padres. 

Arrastra su cuerpo hasta el tejado del tugurio, le prende fuego y lo lanza al río contaminado como si fuera una ofrenda. Como una moneda arrojada al Estigia para pagar al barquero el derecho de paso de las almas de sus progenitores. Pero el licántropo no fue más que un sicario en todo aquel asunto, la mano (la garra, en este caso) que cometió el crimen. Quien lo ordenó fue la criatura que ahora responde al nombre del Joker, a quien Batman no consigue localizar. Recurre entonces a Cal, el esqueleto viviente, el cual tampoco puede ayudarle directamente pero le pone en contacto con un nuevo personaje: una adivina llamada Catherine “Cat” Majic, que vendría a ser el equivalente a la Catgirl o Gatubela en este mundo.

Cat Majic tiene su consulta en un pequeño cuartucho atestado de libros, objetos cabalísticos y gatos. Batman le lleva el dedo que recuperó de uno de los zombis, por si puede utilizarlo para rastrear la mente que los dirigía. Cat entra en trance y tiene una visión del castillo de Ravenswood, a las afueras de la ciudad pero todavía dentro del límite más allá del cual nadie puede entrar o salir. Como Cat solo acepta pago en efectivo y Batman no parece dispuesto a darle nada a cambio de su ayuda, ella misma se permite robarle un beso antes de que se marche. Y cuando Batman se larga, vemos cómo los colmillos y orejas de Cat se agudizan, y uno de sus hombros se cubre repentinamente de vello, dándonos a entender que ella es también una mujer lobo o, cuanto menos, algún tipo de criatura similar.

La siguiente parada de Batman es Stillwater, la última iglesia que queda activa en Gotham. Acude allí porque tiene algo que pedir al padre que la atiende, pero no sabremos aún el qué, porque la escena salta al castillo de Ravenswood, donde el Joker ha instalado un nuevo laboratorio. Batman irrumpe en el castillo dispuesto a detener sus experimentos, pero el Joker llama en su auxilio a los Señores del Infierno: los demonios que controlan Gotham. 

Estos se materializan, y entonces Batman revela el motivo por el que pasó primero por la iglesia. Así como en uno de sus guantes ha instalado un micro lanzallamas, en el otro hay un difusor de agua que ha llenado con agua bendecida por el cura. Y este es el elemento que nos faltaba, porque si os fijáis, a Batman la máscara que oculta su rostro lo identifica como un murciélago, un ser volador. A esto añadimos que su guarida secreta está en una cueva subterránea, y que lleva un lanzallamas y agua bendita incorporados en sus guantes. Es decir… aire y tierra como defensas... fuego y agua como armas... En este entorno de la Gotham embrujada eso le confiere un equilibrio elemental perfecto. El inquisidor se ha transformado ahora en alquimista.

Y si bien la rociada de agua bendita que lanza contra los demonios no los daña realmente, sí les resulta lo suficientemente desagradable para que se retiren, dejando al Joker a su suerte. Después de todo, ellos son los amos y el Joker el siervo, y no tienen por qué arriesgarse por protegerle. 

Empuñando una barra cargada de electricidad, este Joker no muerto se enfrenta cuerpo a cuerpo contra Batman, pero no tiene nada que hacer. Golpe tras golpe, Batman lo reduce hasta decapitarlo con uno de sus batarangs afilados. La cabeza del Joker (la cabeza de Thomas Wayne, en realidad) sale volando de un golpe y Batman se la lleva, no tanto como trofeo sino para restituirla a su ataúd.

Por otro lado, el alma de Varner, liberada ahora del macabro cuerpo parcheado del Joker, se convierte en una más de las almas que forman parte de la despensa de los demonios. Batman lleva la cabeza de su padre al cementerio para enterrarla él mismo, y el espíritu de este se le aparece. 

La derrota de Varner/Joker es un pequeño triunfo sobre los demonios, pero realmente no supone un grave revés para estos, ni un motivo de alegría para Bruce. Tanto el alma de su padre como la de su madre siguen atrapadas en las calles de Gotham, y están siendo acechadas por los demonios.

La historia continúa en Serpiente rota.

Haunted Gotham. 2000. Doug Moench (guion) Kelly Jones (dibujo). Publicado en 2006 por Planeta DeAgostini.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario