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sábado, 22 de diciembre de 2018

TRAZOS ESCARLATA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS 
La novela de La Guerra de los Mundos de H. G. Wells ha influido de tal modo en la literatura sobre invasiones alienígenas que muchos autores, en lugar de plagiar su trabajo, se han dedicado a expandirlo escribiendo sus propias continuaciones, pero sin el menor intento de esconder que se basan en su obra. Algo que les honra, por supuesto.

Trazos Escarlata es una de esas historias que amplían el universo de La Guerra de los Mundos. Tiene lugar diez años después del fin de la guerra contra los marcianos. La humanidad se ha ido rehaciendo de la destrucción provocada por las maquinas de guerra invasoras, y la sociedad ha dado un gran salto tecnológico debido a la recuperación y aprovechamiento de la tecnología alienígena. 

Dado que los pilotos de las maquinas de guerra marcianas murieron de por causas naturales y no en combate, sus poderosos vehículos pudieron recuperarse prácticamente intactos. Inglaterra, donde se produjo la toma de contacto inicial y que se enfrentó por tanto al mayor número de invasores, sufrió una mayor destrucción que el resto del mundo, pero también capturó la mayor parte de las máquinas marcianas cuando todo terminó. Eso ha permitido a Inglaterra pasar de la ser la nación más castigada por los invasores a convertirse en la primera potencia tecnológica y armamentística en solo una década.

Gran parte de la ciencia marciana sigue siendo un misterio. Los terroríficos trípodes fueron desmantelados por ser imposible comprender su manejo, pero con sus despojos se impulsó una nueva industria de pequeños vehículos similares a coches que se mueven sobre ágiles patas de araña, armas de rayos desintegradores y de calor portátiles, y nuevas fuentes de energía aplicables a muchos ámbitos. 

Hay que recordar que la novela tenía lugar en 1898, por lo que, aunque sin darnos ninguna fecha, el comic está situado en 1908. Es por ello que la sociedad inglesa sigue siendo eminentemente victoriana, típicamente clasista, represiva y retrógrada. Solo que ahora la policía arremete contra los manifestantes hambrientos con pistolas laser en lugar de con porras de madera.
La historia es la de dos hombres, ambos retirados del ejército, que buscan a la sobrina desaparecida de uno de ellos. Lo que en principio parece un caso de asesinato más termina desembocando en una trama mucho mayor en la que el propio gobierno está implicado. 

Descubrirán que la muchacha a la que buscan no es si no una más de una larga lista de víctimas, cuyos cadáveres presentan todos idénticas heridas y una extracción completa de sangre. La prensa lo llama el caso de Dulwich el Rojo, y afirma que el responsable es un vampiro. La verdad resultará ser mucho peor, y reavivará la pesadilla sufrida por la humanidad diez años atrás.

Trazos escarlata. 2004. Ian Edginton (guion) D´israeli (ilustraciones). Dark Horse Comics.

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