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viernes, 8 de noviembre de 2024

LA GUERRA VERDE

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, luchadores del espacio.

Tras recuperar in extremis el control del Valera, Miguel Ángel y los aproximadamente dos millones y medio de humanos supervivientes se alejaron del sistema solar de Nahum sin un rumbo concreto. Han pasado tres años durante los cuales han estado preparándose para el combate, y ahora el Valera regresa en busca de los otros cincuenta millones de humanos reducidos a la esclavitud por los nahumitas.

El ritmo de trabajo ha sido frenético para todos, salvo para Ondina, la princesa oceánide. Siendo una invitada de honor de Miguel Ángel hasta que pueda volver con su gente, Ondina no ha tenido que tomar parte en el esfuerzo colectivo por poner a punto el Valera, pero esto, en lugar de darle más tiempo para pasar junto al líder humano, del cual se ha enamorado, la mantiene alejada de él. Miguel Ángel está metido de cabeza en cada uno de los asuntos que competen al autoplaneta, no tiene tiempo apenas para pasarlo con su familia y amigos, y mucho menos para ella. En el número anterior parecía sugerírsenos que estos dos iban a terminar juntos (Ondina se operó las branquias adaptándose a la respiración pulmonar para estar cerca de él) pero esto parece cada vez menos probable.

Una vez hechas las reparaciones más importantes en el Valera, lo que absorbe toda la atención de Miguel Ángel es el ataque a los planetas de Nahúm. La flota bélica de los nahumitas es de inferior calidad técnica, pero sobrepasa por mucho en número a la valerana. Los nahumitas disponen además de seis mundos con industrias capaces de producir nuevas naves y de los que obtener soldados esclavos entre los nativos. Para salvar esa diferencia de poder, en estos tres años los valeranos han desarrollado una nueva arma llamada “proyectil anticatalizador de clorofila”, más comúnmente conocida como Bomba Verde. Este arma es como una versión modificada de la Bomba W, que una vez detonada en la atmosfera mata a todo ser vivo, plantas incluidas, evapora el agua y desintegra el oxígeno. La Bomba Verde únicamente destruye las plantas dependientes de la clorofila. No afecta a la atmosfera ni a los animales o insectos, pero eventualmente todo ser vivo terminará muriendo debido a la destrucción de la flora, base de la cadena alimentaria. Los valeranos disponen de medios para restablecer un ecosistema muerto en cuestión de meses, pero esta es una tecnología que los nahumitas nunca han desarrollado porque nunca la han necesitado.

El Imperio Nahum se compone de Noreh, su planeta capital, y de los mundos subyugados de Bagoah, Naujan, Ibajay y Ursus, cuya población ha sido reducida a la esclavitud. A esto hay que añadir otros seis mundos marginalmente habitables y con escasa importancia táctica, como el de los oceánides. Llevados por su desmedido orgullo, los nahumitas han alejado de Noreh el ruido y la contaminación de las industrias. Noreh es un planeta prácticamente cubierto por jardines y palacios. La casi totalidad de la industria nahumita está en los planetas sometidos, atendida por capataces nahumitas que controlan mediante la brutalidad a ingentes masas de esclavos nativos, a las que se han añadido los prisioneros humanos. Solo unos pocos millones de humanos permanecen retenidos en Noreh. El plan de Miguel Ángel es detonar Bombas Verdes en Noreh destruyendo las pocas tierras de cultivo que tienen ahí, y destruir todos los convoyes de alimentos provenientes de los otros mundos, que es de donde Noreh obtiene la mayor parte de sus consumibles. En definitiva, el plan es vencerlos por hambre, como en un asedio medieval.

Cuando el Valera se cierne sobre Noreh, los nahumitas tratan de paralizarlo de nuevo con su rayo azul, pero los valeranos ya han encontrado el modo de inmunizarlo a este arma. El siguiente paso de los nahumitas es lanzar a su inmensa flota contra el Valera. Tras varias horas de combate en las que miles de naves son destruidas, los nahumitas se retiran, pero no huyen. Saben que las fuerzas están tan igualadas que una guerra de desgaste les beneficiará, puesto que con su numerosa y dispersa industria son capaces de reponer sus pérdidas más rápidamente que los humanos, que únicamente cuentan con el Valera como punto en el que reagruparse. Tras esta toma de contacto inicial el Valera empieza a moverse entre los distintos mundos del sistema solar nahumita atacando las líneas de convoyes de suministros y dejando aquí y allí pequeñas flotas de naves de guerra para que actúen independientemente, como piratas, obligando a los nahumitas a dispersar sus fuerzas para proteger sus cargueros de suministros.

A todo esto, puesto que el Valera, por su tamaño y densidad ejerce un campo gravitatorio similar al de la Tierra, se recuperan de su superficie los restos de varias naves nahumitas que se estrellaron en ella durante los combates. En algunas de estas naves hay supervivientes atrapados en áreas que han permanecido estancas, y entre estos está Ambar, una de las hijas del Gran Tass, el emperador demente de Noreh, autoproclamado “Señor de los cielos y los planetas”. Amber es una nahumita típica, una rubia, esbelta, orgullosa y sanguinaria muchacha de aria belleza que obedece fanáticamente a su padre y emperador, convencida de la supremacía de los nahumitas sobre todas las razas. Si en títulos anteriores ya se dejaba entrever que los nahumitas estaban inspirados en los nazis, es en este en el que queda más patente.   

Miguel Ángel queda impresionado por el carácter (lo cierto es que también por el físico) de Amber. A pesar que ella intenta matarlo a la primera oportunidad que le da, Miguel Ángel comprende que esta actitud se debe al brutal adoctrinamiento que ha recibido desde que nació. Amber no concibe que, en caso de ser derrotados, los nahumitas puedan recibir mejor trato del que dispensan ellos a las razas que han esclavizado, convirtiendo sus propios planetas en poco más que campos de exterminio donde son obligados a trabajar hasta la extenuación, y ejecutados cuando ya no resultan útiles. 

Miguel Ángel le revela a Amber que la única religión humana que sobrevivió al paso del tiempo y a la expansión de la humanidad por el universo es el cristianismo, y que este aboga por la unión y convivencia pacífica entre los pueblos siempre que esta sea posible... pero que esto no va a impedir que aplasten a los nahumitas para recuperar a los cincuenta millones de humanos que estos han esclavizado, si no les dan otra opción. Poco a poco logra sembrar la duda en la mente de Amber y tras retenerla un par de meses, haciéndola convivir incluso con su familia para que se empape de la más tolerante cultura valerana, la devuelve a Noreh. Su intención con esto es que ella misma siembre a su vez esa duda que ya se ha despertado en ella en su padre o entre su pueblo. Esos dos meses son empleados en llevar a cabo escaramuzas continuas contra las líneas de suministros de Noreh, y también en hacer una visita al mundo océano de la princesa Ondina.

En el libro anterior Miguel Ángel trató de establecer una alianza con los oceánides y terminó huyendo de ellos cuando se produjo el golpe de estado del duque Cloris. Ahora regresa para tratar de restablecer al anterior gobernante (el padre de Ondina) en su trono, y por una vez el trabajo ya está hecho. Durante su ausencia una revuelta popular ha depuesto a Cloris, que ahora es un fugitivo. Miguel Ángel encuentra a Cloris y las escasas tropas que aún le son leales. El arrepentimiento de este por su proceder parece sincero, y Miguel Ángel le ofrece una salida honorable con la que redimirse ante su pueblo: acompañarle en la guerra contra los nahumitas. Cloris acepta entusiasmado, con lo que este antiguo rival pasa a convertirse en un aliado. Miguel Ángel también se reúne con el rey Tritón y acuerdan que toda la población oceánide siga el mismo proceso de adaptación pulmonar que Ondina para poder regresar a su mundo de origen. Todos los refugiados oceánides (aproximadamente un millón de personas) se incorporan así a la tripulación del Valera.

El momento de liberar las Bombas Verdes llega, después de haber estado segando la mayor parte de las líneas de suministros de Noreh. Valiéndose de una maniobra de distracción en la que fingen estar invadiendo otro de los mundos nahumitas para que Noreh envíe a parte de su flota como refuerzo, los valeranos atacan Noreh en vuelo a baja cota. Las Bombas Verdes deben ser detonadas en determinadas capas de la atmosfera y por ello precisan de ser disparadas contra el planeta desde muy cerca, para minimizar las posibilidades de ser detonadas antes de su altura mínima efectiva por la artillería defensiva. Tras otra serie de duros combates las bombas son liberadas cubriendo la superficie de Noreh de brillantes hongos atómicos verdes. Cuando el destello se apaga los lujosos palacios y la población del planeta están intactas, pero los exuberantes jardines, los bosques naturales y los escasos campos de cultivo se han reducido a polvo. Los valeranos se retiran cuando los refuerzos nahumitas que fueron equívocamente desviados hacia otro mundo están regresando a proteger su planeta capital.      

A partir de ahí lo que queda por hacer es una guerra de bloqueo. Las ya debilitadas líneas de suministros son totalmente cortadas por las flotillas pirata que Valera ha estado esparciendo entre mundos, en los puntos clave de las rutas de transporte más directas.

Los habitantes de Noreh comienzan un programa de siembra frenético tratando de autoabastecerse de alimentos, pero es un plan destinado al fracaso pues no pueden esperar tener cosechas válidas antes de que se agoten sus recursos. Acostumbrados a los lujos y al despilfarro, los orgullosos nahumitas siguen priorizando el sabor de los alimentos sobre otros aspectos de los mismos aún a las puertas de una inminente hambruna, mientras sus esclavos, acostumbrados a las privaciones, no tienen reparo en nutrirse a base de desperdicios, alimañas y gusanos que desgranan del suelo. Llega un momento en que el hambre golpea a la sociedad nahumita, haciéndose presente primero en los estratos mas bajos y subiendo lentamente. La escasez hace que una de las naves de guerra nahumitas que protegen el planeta abandone su formación y se rinda al Valera, y pronto esto se convierte en una deserción generalizada. Y esto nos indica que el plan de Miguel Ángel al soltar a Amber fue acertado. De entrada un nahumita no esperaría mejor trato por parte de un enemigo del que ellos mismos dispensan a las razas que derrotan, y por tanto, la idea de que morir es mejor que ser vencido es consubstancial en ellos. El que las propias fuerzas armadas nahumitas se rindan en masa a los humanos es un indicativo de que Amber estuvo esparciendo la idea de la magnanimidad humana entre los suyos. Las naves nahumitas que no se entregan a los humanos abandonan la órbita de Noreh, huyendo donde pueden ante una situación insostenible. 

En la superficie del planeta el hambre ha enloquecido finalmente a la población y las revueltas son frecuentes. Las naves de asalto valeranas descienden al fin sobre el planeta sin encontrar apenas resistencia, y la infantería autómata es liberada para tomar las calles. Al mando de soldados humanos y oceánides enfundados en armaduras de combate con jetpacks, Miguel Ángel y Cloris descienden también. Lo que se encuentran es una masa de población que corre enloquecida, pero no para combatirles, sino para huir de su propio emperador. Ha corrido el rumor de que el Gran Tass está preparando la detonación de varias armas atómicas ocultas en los sótanos de su palacio para convertir toda la ciudad en un cráter, por la simple cabezonería de no rendirla. Miguel Ángel y su grupo asalta el Palacio Imperial del Gran Tass. Pero no lo busca a él, sino a Amber. Miguel Ángel ha terminado por darse cuenta que está loco por ella y le preocupa que, como militar de primera línea que es, pueda haber muerto en los combates o reprimiendo las revueltas del hambre.

Los comandos acorazados registran el palacio imperial. Miguel Ángel logra encontrar a Amber, que vestida con sus mejores galas y aparentemente drogada aguarda estoicamente la muerte en una de las lujosas estancias del ahora casi desierto palacio. Mientras se la lleva de allí, los oceánides al mando de Cloris llegan hasta el Gran Tass, que abandonado por todos está armando a toda prisa las espoletas detonadoras de las bombas atómicas. Sin darle opción a rendirse, lo acribillan a tiros y desmontan las espoletas, dando por terminada la guerra contra el derrocado Imperio de Nahum.    

Seis meses después los esclavos de todos los mundos han sido liberados, y los nahumitas supervivientes han sido despojados de toda su industria bélica. Cada mundo del antiguo Imperio Nahum está ahora gobernado por su raza nativa, y se ha creado una todavía débil alianza entre todos ellos. Los valeranos han alimentado a los habitantes de Noreh y han acelerado el rebrote de su vegetación hasta que esta ya es capaz de mantenerlos. Cuando llega el momento de volver a Redención, la segunda cuna de la humanidad, Amber decide abandonar su mundo y marcharse junto con Miguel Ángel, como su esposa. La otra pretendiente que tenía Miguel Ángel, Ondina, termina por casarse con su primo Cloris para dar algo de estabilidad al recuperado linaje real de su mundo.

El Valera regresa por tanto a Redención. Un viaje de décadas para los que lo lleven a cabo, pero que para los habitantes de los mundos que dejan atrás y para los del mundo al que se dirigen representará miles de años. Esta es la gran tragedia real de los viajes por el espacio que Egidanos ya supo ver mucho antes que el resto de autores de ciencia ficción; que abandonar un sistema solar implica no volver a ver jamás a aquellos que dejaste en él. Incluso si algún día regresas, las diferentes velocidades a las que transcurre el tiempo en los distintos mundos hará que probablemente no encuentres ni a los descendientes de aquellos que conociste, ni tan solo la cultura en la que naciste, o que incluso los registros de que alguna vez partiste de allí se han perdido. Los viajes son tan largos por las inmensas distancias a recorrer que la mayoría de los humanos que hay a bordo del Valera cuando este abandona los antiguos mundos nahumitas son los que nacieron durante el viaje de ida a esos mundos y se criaron a bordo. Y los pocos que aún viven de entre los que partieron de Redención morirán de viejos antes de completar el viaje de vuelta. Pero si la humanidad ha de esparcirse por el universo es una realidad que habrá que afrontar antes o después

¡Próximamente en sus kioscos, Motín en Valera! Hasta que esté disponible, puedes repasar la saga desde el inicio pulsando aquí.

La guerra verde. 1974 (reescritura del texto original de 1955). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 18. Editorial Valenciana S. A. 

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