Comunicado del Supervisor General.
Ayer, convenientemente disfrazados de terrestres a fin de pasar más o menos desapercibidos, nos fuimos a dar una vuelta por el Feria Medieval itinerante que en estos momentos está en Cartagena. Solo estará tres días (del 8 al 10 de noviembre) y hoy es el segundo, así que si vivís en Cartagena o alrededores y pensabais ir a echar un vistazo, no os despistéis.
La feria o mercadillo se extiende por las calles del casco antiguo (que han sido cortadas al tráfico) y el ambiente, especialmente por la noche, es bastante agradable.
Son unos cien tenderetes, muchos de ellos decorados como tiendas medievales (pero sin las ratas ni la lepra ni esas cosas que estaban tan de moda en esa época) y cuyos dueños también están adecuadamente caracterizados. No todos lo hacen, y no todos venden cosas que podamos situar en la época de la Edad Media (o en como nos la imaginamos en juegos de rol o películas de fantasía) pero más de la mitad sí entran al juego. Ocasionalmente las calles son recorridas por malabaristas, leprosos, facinerosos, bufones, guardias con alabardas y cosas similares.
Los tenderetes abren oficialmente a las diez de la mañana, hacen una pausa para comer y descansar entre las dos y media y las cinco de la tarde, y cierran de nuevo sobre las once de la noche. Porque a las doce es la hora de las brujas y los fantasmas, ya sabéis, y es mejor recoger el tinglado con tiempo.
Dejando aparte los puestos de artículos modernos, encontramos allí artesanía como platos, amuletos, piedras grabadas con runas, botellitas de perfumes que parecen pequeñas pociones…
Vimos a mendigos tanto simulados como reales pidiendo monedas, pasacalles musicales (nos cruzamos con un grupo de gaiteros) y varios personajes disfrazados interactuando con los asistentes. No son algo continuo pero a poco que estés una hora paseando por el lugar te encuentras con algo de esto.
Lo más llamativo de todo es la comida, preparada al modo tradicional medieval pero (afortunadamente) con las medidas higiénicas actuales. Para los que no les llamen mucho la carne asada, que es lo que prima, hay también platos comunes y bebidas de todo tipo. Os dejamos algunas fotos extra.
Además de comer allí (hay varios sitios donde hacerlo) compramos un queso especialmente apestoso y (nos lo han asegurado) especialmente delicioso. También un juego de mesa tallado a mano en madera. Les dedicaremos una entrada aparte a cada uno, al juego porque nos gustan los juegos de mesa y al queso porque tiene una historia de origen que nos ha parecido lo bastante curiosa como para contarla.
Y como no queremos abandonar tan pronto el ambiente medieval, la entrada "oficial" de hoy que publicaremos en unas horas también tendrá una temática medieval.
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