EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores.
A cuadros me he quedado después de leer esto. Teniendo en cuenta la fecha en la que fue escrito, no me esperaba lo que me he encontrado aquí. Es de lejos el texto más racista que recuerdo haber leído en forma de historia de ficción. El autor, para empezar, no está entre mis escritores de bolsilibros preferidos, pero las otras historias suyas que he leído eran cuanto menos decentes en ese sentido.
No conozco de nada al autor más allá que por sus libros y su biografía, y no puedo especular sobre en qué pensaba cuando pergeñó esto, pero lo primero que me vino a la mente es que su escritura coincidiera con una época de abuso de drogas o algo así. Stephen King estaba tan drogado mientras escribía Cujo, que muchos años después declaró no recordar siquiera haberlo hecho. Y sinceramente, ésta es la mejor explicación que se me ocurre para justificar que alguien pusiera algo como esta abominación por escrito, y encima lo entregara a la editorial para que se lo publicaran.
El caso es que empezamos bastante bien, con un prólogo que nos pone en situación de forma casi profética (algo curiosamente habitual en este escritor). Tras dedicar varias décadas a la exploración espacial, la humanidad llegó a la conclusión de que existen otros mundos habitables, pero debido a las enormes distancias a recorrer no es posible llegar hasta ellos. Los únicos mundos al alcance de los humanos son los del Sistema Solar, y estos no pueden ser habitados de forma masiva.
Al desmoronarse la ilusión de poblar las estrellas, al comprender que no habría un mundo de reserva o un planeta B, los poderosos decidieron amoldar por completo a su gusto el único mundo en el que podían vivir. A consecuencia de esto, fueron introduciendo una serie de cambios sociales que han terminado convirtiendo a los humanos en una raza automatizada, donde cada persona es simplemente una pieza más de una enorme maquinaria. Todos visten igual, todos se alimentan igual, incluso las relaciones sexuales están cuidadosamente reguladas como un producto más a fin de tener siempre el número requerido de trabajadores de reemplazo. El concepto de familia tradicional se ha perdido. Los hijos son un recurso más y pertenecen al estado, y las mujeres que quedan embarazadas los entregan a este tan pronto como los tienen.
Únicamente las cien personas más ricas del mundo siguen teniendo una verdadera libertad, mientras que el resto son prácticamente esclavos… salvo por los africanos. Y no todos los africanos, solo los de piel negra. Ellos siguen siendo libres gracias a que cuando esto ocurrió uno de sus líderes era el depositario de un poder mental exclusivo de su raza, el Ngnu, que pasa únicamente de un africano de piel negra a otro a lo largo de los siglos. El Ngnu permite a quien lo tenga leer la mente de los demás e influir en ella, obligándolos a tomar decisiones y haciéndoles creer que las toman voluntariamente. También permite prever el futuro y que la mente sobreviva una larga temporada tras la muerte del cuerpo, en forma espiritual. Guiado por el Ngnu, ese líder tomó medidas para que esos cambios globales no afectaran a los suyos.
El actual depositario del Ngnu es un astronauta llamado Durah que forma parte de una tripulación internacional de cinco parejas. Fueron enviados al espacio al inicio de esta transformación social. Ahora regresan a la Tierra después de lo que para ellos han sido unos dos años, mientras que en la Tierra han transcurrido doscientos, el gran cambio ya se ha producido, y su agenda está sólidamente asentada. A su llegada aterrizan en África, donde los nativos (vestidos únicamente con pequeños taparrabos de piel de animal pero equipados con enormes fusiles láser) los ponen al corriente de la nueva realidad de la Tierra.
De forma muy conveniente, el modo en que ese foro de super ricos controla a la población es mediante la continua emisión de una serie de comentarios divertidos, curiosos o tranquilizadores directamente a unos auriculares que los obreros llevan puestos casi todo el tiempo, y que los mantienen entretenidos e ignorantes mientras llevan a cabo sus labores cotidianas. Espera… ¿el autor predijo Tik Tok y los airpods?
También de forma muy conveniente (pero poco convincente) solo existe una de estas máquinas emisoras en todo el planeta, y es absolutamente irremplazable, por lo que sí es destruida todos los esclavos idiotizados recuperarán la capacidad de pensar por sí mismos y se rebelarán contra este modo de vida preprogramado. Así pues, se trazará un plan para que uno de los astronautas pueda entrar en el edificio donde se encuentra ese aparato emisor único, imprescindible e irremplazable, y lo destruya.
Y vale, si eso fuera todo, no tendría ningún problema con la historia. No veo nada de malo en que se nos presente un mundo que ha caído bajo una dictadura, una plaga, un desastre natural, o lo que sea, y que el único territorio que se ha salvado sea una parte de África, del mismo modo que no vería nada malo en que fuera cualquier otro lugar del mundo. No tengo ningún problema con que el misterioso poder, el Ngnu, sea algo exclusivo de los africanos de piel negra y pase a conveniencia de uno a otro. Con lo que sí tengo un problema, es con que se diga que absolutamente todos los miembros de una raza, cultura o etnia, sin excepción, sean bondadosos y justos, mientras que todos los de las otras, también sin excepción, sean malvados y viciosos, porque este libro lo hace y ahí ya estamos entrando en el siempre peliagudo tema del racismo.
El texto nos indica, por ejemplo, que esos cien super ricos que dirigen la humanidad son todos americanos, europeos y asiáticos. No hay ningún africano negro entre ellos porque todos los africanos negros son automáticamente buena gente por el hecho de ser africanos negros. Y me resulta muy curioso que no haya africanos entre esos cien más ricos teniendo en cuenta que muchas de las mayores fortunas mundiales están en África, y ya lo estaban cuando este libro se escribió.
También, cuando la nave internacional parte de la Tierra, la tripulación está compuesta por una pareja de africanos negros (Durah e Imelia), una de franceses blancos, una de rusos blancos, una de norteamericanos blancos, y una de japoneses asiáticos. Nada más despegar, van el francés, el ruso, el norteamericano y el japonés (de verdad, esto parece un chiste) y conspiran para asesinar al africano porque… bueno, porque es negro y eso es motivo suficiente, según el autor, para que los blancos y asiáticos quieran matarlo. El espíritu de Durah, gracias al Ngnu, continúa existiendo, dirigiendo los acontecimientos desde las sombras.
Usando el Ngnu a través de Imelia, Durah paraliza a los otros ocho tripulantes y entra en sus mentes. Esto los convierte en buenas personas, porque al haber estado en contacto con la mente de un africano negro, también ellos se vuelven de inmediato tan justos y bondadosos como son todos los africanos negros. ¡No me invento nada, es tal cual viene en el libro! Ya para rematar la faena, Imelia se acuesta con los cuatro hombres para solucionar sus problemas sexuales, porque (casualmente) todos ellos eran incapaces de satisfacer a sus respectivas parejas. Además de tener los penes pequeños, eran o bien impotentes, o bien afeminados, o bien unos brutos que más que acostarse con sus mujeres lo que hacían era violarlas. Pero después de haberse acostado una sola vez con una mujer negra, mágicamente los blancos y el asiático se convierten en ”hombres de verdad” y a partir de ahí ya logran dar la talla con sus parejas. Imelia no tiene mucho reparo en acostarse con ellos porque de todos modos sabía que los cuatro la iban a violar antes o después, porque tal como el texto nos da a entender, ese es el único trato que una mujer negra puede esperar de los hombres blancos y asiáticos. Realmente, el autor hace aquí un esfuerzo titánico por transmitir un halo de vileza en torno a todo lo relacionado con las personas que no sean negras nacidas en África (si son negras pero han nacido en otro lugar, al parecer no le valen). Bastante ridículo, la verdad.
Un texto así me lo hubiera podido esperar de algún activista fanático y desnortado de hoy en día, criado entre algodones y consignas, y con el cerebro lavado, pero no de un hombre adulto de los 80. El autor de esta cosa luchó en una guerra civil defendiendo sus ideas, que podían no ser las mejores (era comunista) pero estuvo dispuesto a jugarse la vida por ellas. Cuando su bando fue derrotado huyó del país, pero volvió prematuramente del exilio aun sabiendo que habría de pasar muchos años en prisión antes de que se le permitiera reunirse con su familia, y que luego tendría que vivir el hambre y miseria propias de toda postguerra. Vamos, que cualquiera pensaría que alguien dispuesto a pasar por todo eso tendría la cabeza bien amueblada y las ideas claras, pero luego va y escribe esto. Me parece simplemente increíble.
He intentado verlo como escrito de forma irónica o paródica, pero tal como está redactado el texto, da la impresión que realmente quería transmitir las ideas que refleja en el libro. Puesto que estuvo exiliado tras la guerra, pensé que quizá huyó a África y el sentirse seguro allí fue lo que le creó esta mentalidad infantil de negros buenos, blancos malos. Pero por lo que he podido averiguar, su exilio tuvo lugar en Francia.
Como dije antes, esto es lo más racista que me he echado a la cara en muchísimo tiempo. Y no me malinterpretéis, porque pensaría lo mismo si los colores de piel estuvieran intercambiados, poniendo a todos los blancos y asiáticos en el papel de seres perfectos y a todos los negros en el de alimañas inhumanas. Incluso me parece increíble que hayamos llegado a un punto en el que sea necesario aclarar esto, por si acaso.
Además, a medida que se acerca el final la historia va volviéndose cada vez más inconsistente. Cuando llegan a la Tierra, el espíritu de Durah altera la mente de los otros astronautas para que no entiendan que han pasado doscientos años y piensen todo el tiempo que solo han sido dos. No hay ningún motivo lógico para esto. Y cuando toda la situación se resuelve, hace que partan de nuevo al espacio, borra de sus mentes todo lo ocurrido, y entonces los hace regresar para que crean que lo están haciendo ahora por primera vez y no ha ocurrido nada malo en su ausencia.
Esto tiene aún menos sentido que lo anterior ¿Nadie hablará con ellos durante el resto de sus vidas? ¿No habrá quedado algún tipo de registro de esa época a la que los astronautas puedan tener acceso? ¿No encontrarán raro ellos mismos que habiendo partido de la Tierra solo dos años atrás (según sus recuerdos alterados) las ciudades sean diferentes y no quede vivo ninguno de los familiares o amigos que dejaron atrás al marcharse? Visto el panorama, puede que el espíritu de Durah solo les haga olvidarlo todo para privarles del recuerdo de haber contribuido a la liberación de la humanidad, porque al no ser del color de piel correcto no merecen atribuirse tanto mérito. Hay más cosas en este sentido, pero tampoco quiero ponerme ahora a detallarlas todas.
No voy a dejar de leer los bolsilibros de este autor porque aún tengo un buen lote de ellos, y los que he leído anteriormente, sin llegar a parecerme una maravilla, tampoco me han desagradado tanto como para eso. Y también porque tengo claro que nadie, absolutamente nadie, puede ser fuerte todo el tiempo. Doy por sentado que esta obra fue el resultado de alguna etapa de horas muy bajas del autor, como las que todos hemos pasado alguna vez.
Puedes repasar otros libros del mismo autor pulsando aquí.
Todos no somos hormigas. 1980. Law Space [Enrique Sánchez Pascual]. Héroes del espacio nº 27. Ediciones Ceres S.A.
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