JUNTO A LA FOGATA
Este es un relato extremadamente breve que escribí para enviarlo
al programa de radio nocturno Negra y Criminal, de la SER, en el
que se narran historias de terror de autores consagrados pero también da a los
oyentes la opción de enviar relatos propios. Los relatos de los oyentes están
limitados a 200 palabras como máximo, y a las temáticas de terror o novela
negra. Regularmente organizan concursos en los que se escogen los tres
mejores relatos recibidos y se leen en el programa. Esta historia la envié a
uno de esos concursos, y no fue seleccionada para ser leída. Pero tampoco me
importó porque el motivo por el que lo escribí fue simplemente por el
"reto" de tratar de escribir algo interesante en solo doscientas
palabras. La primera versión me salió con más de trescientas, y me pase un
sábado entero buscando la forma de explicar lo mismo con menos palabras en
lugar de simplemente acortarlo y contar menos.
Hay por ahí muchos microrelatos de tan solo una o dos frases,
pero nunca me han parecido realmente historias completas, sino una especie de
"muestras" del relato que podría haber llegado a ser si su autor se
hubiese tomado la molestia de desarrollarlo, o como los trailers de las
películas, que muestran lo mas impactante pero no son una historia completa.
Intenté que esta fuera una historia completa, no un microrrelato o un tráiler, y que lo que el propio relato no contara por la limitación de palabras pudiera
deducirse o imaginarse sin demasiada dificultad. La idea básica de Comedor
Social, mezclada con unos párrafos que deseché de otro relato llamado Control
de Calidad para acortarlo un poco, acabaron dando lugar a un tercer relato
llamado Cumpleaños Azul, que es uno de los que considero que me quedaron más
pulidos.
El vagabundo avanzó un puesto más en la fila.
Miró a las mesas donde muchos otros indigentes
comían ya. Había cuatro tumbados en el suelo, muertos. Todavía no los habían
retirado.
-¿SOOOPA?- preguntó sonriente el enorme y grotesco
cocinero.
El vagabundo miró la indicación del cartel junto a
los cuencos de sopa que se alineaban en la barra: 1%
Sus tripas rugieron, reclamando algún alimento.
-S-si… por favor…
El cocinero le entregó un cuenco de sopa, espesa y
humeante. Olía de maravilla.
-¿PAAAN?
El vagabundo miró el cartel junto a los bollos de
pan: 5%
El calor y aroma del pan recién horneado hizo que
su estómago volviera a quejarse.
-Si…
El cocinero le lanzó un bollo de pan.
-¿CAAARNE?
El vagabundo miró el cartel junto a los filetes,
gruesos, tiernos y jugosos: 30%
Rabiaba de hambre. Hacía semanas que casi no comía.
-N-no… no, gracias.
Salió de la fila, se sentó y comenzó a comer.
A su lado, otro indigente que devoraba ansiosamente
un filete se detuvo de golpe. Dos segundos después estaba muerto.
El vagabundo pensó que envenenar treinta filetes de
cada cien era inhumano. Pero no dijo nada y siguió comiendo. Tenía demasiada
hambre como para protestar.
Doscientas palabras exactas, según el contador
automático de World.
Saludos supervisor.
ResponderEliminarEl r lato está muy bien, se notan los cimientos de Cumpleaños Azul. Lo único que echo en falta es un poco de ambientación una simple explicación de por qué hay un porcentaje de comida envenenada.
Saludos, Skaeflock. La idea es que se trata de una medida para reducir la pobreza: en lugar de alimentar a una masa creciente de gente no productiva, la diezmas. Se ofrece alimento gratuito a quienes lo necesitan hasta que levanten cabeza, pero a expensas de exponerse a esa criba. Algo en plan "El gobierno te mantiene, si te arriesgas a ser mantenido por el gobierno", mas o menos lo que ocurre ahora con las pensiones. Traté de dar esa sensación, pero 200 palabras no dan de si para meter mucho trasfondo. ¡Tan solo esta respuesta ya tiene casi 100 palabras!.
EliminarMe ha gustado mucho y la verdad es que da muy mal rollo. No saber a qué se refieren los porcentajes hasta que llegas al final es clave para los relatos de terror. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias, Marmota. Dar mal rollo era precisamente lo que intentaba ^^
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