La (a todas
luces) legítima reclamación del título, sirve de presentación para uno de los relatos más brutales
de Adam Surray, autor que destaca precisamente por sus graficas descripciones de violencia y
tortura. Poco después de empezar nos topamos con la humillación, violación y degüello
de una joven mulata cuyo suplicio se extiende a lo largo de ocho páginas
completas.
Tanto este
asesinato como la profanación del cadáver de una amiga común serán investigados
y vengados por el protagonista, Steve McLeod, que se nos presenta como un supermacho que pasa
de la cama de una mujer a la de otra, teniendo tiempo entremedias de dar y
recibir palizas sin parar.
Uno no se
explica de dónde saca las fuerzas, si durante el día lo apalean los hombres y
por la noche las mujeres no lo dejan dormir. Es una suerte que toda la trama se
resuelva en unos pocos días, porque no creo posible que a ese ritmo hubiese
podido aguantar durante mucho tiempo, más aun teniendo en cuenta que toda su alimentación se reduce a mal whisky y peor café.
La policía intenta echarle el muerto (literalmente) a él, porque la joven asesinada era su amante ocasional, pero a McLeod tanto le da partirle la cara a un criminal que a un policía. McLeod lleva a cabo su propia investigación con la única ayuda de Samantha, otra de sus amantes ocasionales y exitosa escritora de libros románticos.
Entre ambos descubren una trama de sabios locos, robo de cerebros con premeditación y alevosía, trasplante de cabezas no consentido, un departamento de policía absolutamente despreciable y racista, más propio de un par de décadas atrás… en fin, típico pulp español de los 80.
McLeod y Samantha terminan metiendo demasiado las narices en los quirófanos ajenos y siendo capturados por los secuaces del malo de la historia; un científico loco frustrado por no haber ganado el Nobel de cirugía que quiere demostrar al mundo su genialidad perfeccionando el trasplante de cabezas.
Hasta ahora casi todos sus trasplantes han sido involuntarios y experimentales y por desgracia se da un curioso e imprevisto fenómeno de rechazo; la personalidad de la cabeza original del cuerpo va mezclándose y suplantando a la de la nueva cabeza, como si la consciencia estuviera repartida por todo el organismo y no residiera solo en el cerebro. McLeod salvará la situación como suelen hacerlo todos los héroes de Surray: a tiro limpio.
Al final, la
pareja protagonista asienta la cabeza ^_^U y se casa, o poco le falta.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
¡Devuélveme mi cabeza! 1980. Adam Surray
[José López García]. Selección Terror nº 396. Editorial Bruguera S.A.
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