MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

domingo, 26 de abril de 2020

EL CACHORRO

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
El Cachorro es un personaje de comic cuyas aventuras aparecieron originalmente por entregas en la revista Chicos en 1951. 
Los ejemplares que tenemos en nuestra bibilioteca pertenecen a una reedición de 1976 de la revista Bravo. Esta revista salteaba capítulos del Cachorro con los de una serie de detectives, llevando una doble numeración. En la portada que hay a la izquierda en esta primera foto podemos ver que la revista aparece numerada como 33 en la parte superior (el número global de la revista) y como 17 en la inferior (el capítulo del personaje al que estaba dedicado esa entrega).
El Cachorro (cuyo verdadero nombre es Miguel Diaz Olmedo) es un niño de edad indeterminada, que por su aspecto y tamaño debe rondar los doce o trece años. Sus aventuras están situadas en algún momento del siglo diecisiete, la era dorada de la piratería.

En esta época, los niños eran habituales a bordo de los barcos de guerra españoles. Entraban como grumetes a los siete años, y si sobrevivían hasta los doce, pasaban a formar parte de la tripulación a todos los efectos. Muy pocos alcanzaban esa edad debido a las condiciones de vida, que si ya eran extremadamente duras en tierra firme, eran mucho peores en un entorno tan hostil al hombre como es el mar. Con doce años un grumete ya había participado en combates navales, en abordajes, matado hombres, recibido montones de heridas y palizas (si no algo peor) y probablemente embarazado a algunas de sus primas durante sus estancias en tierra. Aunque pueda chocar un poco ver a un niño como protagonista, en esa época y entorno y con esa edad, ya se era adulto en lo que respecta a mentalidad y carácter.
Las aventuras del Cachorro recurren a todos los tópicos de las películas clásicas de piratas: están llenas de combates a cañonazos, cofres del tesoro, duelos sobre cubierta y malabarismos entre mástiles. El principal adversario del Cachorro era Baco, un capitán pirata que parece también un compendio de todos los tópicos al respecto: gordinflón, barbudo, con parche en el ojo, una pata de palo, y con muy mal genio. 
Pero también intervenían personajes históricos, como el Olonés o Morgan, aparte de piratas chinos y berberiscos. Todos ellos eran indefectiblemente derrotados por Miguel y su tripulación, formada por marineros supervivientes de ataques piratas, y africanos liberados de los buques esclavistas.
Naturalmente, había varias damas de por medio, como la española Isabel o la africana Bimba, pero que tendían a dejar de lado al protagonista para enamorarse de sus amigos y lugartenientes de mayor edad. Solo al final de la serie, ya un poco más crecido, habiendo acabado con todos sus enemigos y con la mente en otras cosas, Miguel encontraría a su gran amor, se casaría, y sería nombrado comandante de la Armada.

Al parecer, este final se produjo en el momento de máxima popularidad de la colección. La editorial intentó que el autor le cediera los derechos del personaje para poner a otros dibujantes y guionistas al cargo, y multiplicar el numero de páginas. El autor decidió que, en lugar de esto, prefería cerrar la historia y darla por concluida. En esa época el comic no estaba tan "vendido" como ahora, y lo de "resucitar" o "reiniciar" infinitamente una franquicia, simplemente no se hacía.

El Cachorro. 1951-1960. Juan María Iranzo (guion y dibujo). Reedición de 1976 por Editorial Bruguera.

2 comentarios:

  1. Justo ayer hablaba con una amiga de un tema que haces mención. Hay cosas que a día de hoy son impensables, como en este caso el hecho que un niño de unos 12 años se encuentre en un barco pirata y participe en todas esas cosas que dices. El problema es que la sociedad actual prefiere censurar los documentos que tratan esos temas, supongo que para no traumatizar a los niños o para no darles ideas, en lugar de educarlos y explicarles que esas cosas ocurrieron hace mucho tiempo y que por entonces eso era la normalidad y era corriente.
    El tema da para hablar mucho y tampoco soy yo quien tiene que decir cómo educar a los niños ya que no soy madre, pero considero, desde hace tiempo, que se están perdiendo valores esenciales debido a que la sociedad, tal como está montada, no lo permite.
    No quiero entrar en debate ni en discusión y si alguien del planeta se ha visto ofendido, le ruego me disculpe porque no era para nada mi intención. Simplemente, me ha hecho gracia la frase "Aunque pueda chocar un poco ver a un niño como protagonista..." y me ha recordado a la conversación de ayer.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, lo primero que he de decir, es que nunca vuelvas a disculparte por dar tu opinión “por si ofende a alguien”. Si en algún momento, por alguna razón, insultas u ofendes deliberadamente a alguien, buscando hacerle daño con tus palabras, y luego te lo piensas mejor y quieres disculparte, perfecto. Pero no pidas disculpas por dar una opinión sincera y bienintencionada “por si ofende a alguien”. Todos esos valores que dices que se están perdiendo, se pierden en gran parte por cosas como esa, porque hay gente que no se atreve a decir lo que piensa “por si ofende a alguien”. Y siempre habrá alguien que se ofenda, digas lo que digas, eso te lo garantizo.

      Y, por otro lado, esas situaciones que tiempo atrás eran comunes (y lo siguen siendo en algunos lugares, como los niños-soldado de las guerrillas africanas) han ido desapareciendo gracias el nivel de bienestar general que la humanidad ha alcanzado. Las vacunas, la medicina, la educación, la paz generalizada entre países, etc., ha dado lugar a un mundo en que un niño puede permitirse el lujo de seguir siendo niño hasta los doce, trece o catorce años, en lugar de estar ya trabajando el campo desde los cinco o seis, como ocurría no hace tanto.
      Y haber llegado a esto está bien. Es una muestra de nuestro potencial como especie. Lo que ya me parece pasarse es que haya gente que sigan siendo niños a los veinte o incluso los treinta.
      Hace unos meses, por la calle de mi barrio pasaron en plena madrugada dos tipos borrachos como cubas, berreando a pleno pulmón algo que sonaba más o menos como “¡Fiestaaa, petaaas, tripiiis, farlopaaa, y ahora de putaaas!”. Los vi desde la ventana y ninguno de los dos debía tener menos de treinta años. Y eso es lamentable. Que un niño siga siendo niño a los 12 o 13 años me parece ideal, porque no es bueno crecer demasiado deprisa. Pero peor aún es crecer demasiado despacio. Que alguien con 30 años siga comportándose como un crio irresponsable, como estos dos, es penoso, un increíble potencial desperdiciado. Y no pienso disculparme por opinar esto. Si alguien lo lee y se siente ofendido, que me contraargumente y defienda su postura.

      Eliminar