EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por... Pecky. ¡Hola, amigos cinéfagos!
¡Por fin es viernes 13, y ya sabéis lo que eso suele significar por estos lares! Toca revisar otra de las pelis de Viernes 13, y esta vez le corresponde a la octava entrega: Jason toma Manhattan. ¡Jaja! 😊Vaya título ¿eh? ¡Casi es mejor el título que la
película! No es de mis preferidas pero en el fondo tiene su gracia.
Lo primero
que hay que saber de esta, es que es difícil encajarla con las anteriores.
Crystal Lake, el icónico lago de la saga, es ahora (por lo que se ve) un rio
que desemboca en el mar, con calado suficiente para que un yate navegue por él. No se nos da ninguna explicación a
este respecto, ni a por que han tendido cables de alto voltaje subacuáticos en
su fondo, solo para alimentar las cuatro cabañas de un campamento de verano que
pasa más años vació que en funcionamiento. ¿En que momento y por que pasó todo
esto?
El caso es
que esa es la situación. En la película anterior Jason terminaba en el fondo
del lago, arrastrado allí por el revenant del padre de Tina, y atrapado bajo un
montón de escombros. Y en esta vemos que Jason y un montón de escombros
están desde entonces encima del cable subacuático, por lo que este ya debía
estar tendido desde antes de la séptima entrega, lo cual hace todo el asunto
más raro todavía.
Un
marinerito de pacotilla hecha el ancla de su yate hasta que esta toca fondo. Un
fondo de arena, nada mal, pero la función de la forma de gancho del ancla es
dar la frenada inicial. Lo que hace que un barco se mantenga en el sitio es el
peso de la cadena que se amontona sobre el ancla, de la que hay que largar
tantos metros como tres veces la profundidad del fondo. Al no soltar suficiente
cadena, el yate garrea (se sigue moviendo arrastrando el ancla) que arranca el
cable de alta tensión. La electricidad liberada al agua reactiva a Jason… y no
necesitamos más argumento que ese. Jason sube al yate trepando por la cadena, rezumando légamo, y acaba
con la parejita que estaba dándose el lote a bordo.
A la mañana
siguiente el yate es arrastrado por la corriente hasta la desembocadura del rio,
donde hay un pequeño embarcadero. Al parecer Jason continúa en el yate y decide
hacer trasbordo, porque lo vemos trepar por la cadena de otro barco que está
saliendo de puerto en ese momento. El
barco, llamado “Lázaro” 😅se dirige a mar abierto llevando un cargamento
de estudiantes recién graduados en una excursión de fin de curso, además de a
su peculiar polizón enmascarado con tendencia a resucitar. A lo largo del viaje del “Lázaro” rumbo
a Nueva York iremos conociendo al grupo protagonista, compuesto por la clásica
chica tímida (Rennie), su perro, su medio novio, sus medio amigos, su tío y
tutor legal (que es también el director del instituto), y una profesora
sobreprotectora.
Tenemos
también un grupo de pasajeros adicionales a los que la trama ignora hasta el
punto de que dejan de aparecer en la película, sin ninguna explicación. Simplemente
a partir de cierto momento todo el mundo parece desvanecerse, quedando solo los
protagonistas a bordo, y algunos de los tripulantes del barco. Es de suponer
que o bien Jason acaba con todos fuera de pantalla (pero no se nos muestran ni
tan solo sus cadáveres) o que están encerrados en sus camarotes durmiendo la
mona y por ello no intervienen. Lo más probable es que el director no supiera
que hacer con ellos o que la falta de presupuesto le obligara a omitirlos.
Para amenizar el viaje (porque la gran mayoría de
los protagonistas son bastante insoportables) Jason irá matando a todos los que
pille. La película sufrió mucha censura, pero aún así nos deja con algunas
muertes interesantes. Entre los habituales apuñalamientos y degollamientos, nos encontramos rarezas como el acabar con una de sus víctimas incrustándole en el pecho una piedra hirviente de una sauna.
Nada tiene demasiado sentido en esta entrega. Jason
parece abandonar voluntariamente las inmediaciones de Crystal Lake, cuando
siempre su principal preocupación ha sido proteger el lugar o volver a él si ha
sido sacado de allí. Y se obceca en acabar con la gente del barco cuando
generalmente solo mata a los que van a Crystal Lake o a los que él mismo se
encuentra por el camino cuando regresa a este, como si pensara que van a tratar
de impedírselo. Lo único que puede justificar este comportamiento anómalo es el
echo de que Rennie estuvo a punto de ahogarse en Crystal Lake siendo niña, y
tuvo una visión del Jason-niño en ese momento. Es posible que al ser arrastrado el
yate hasta el embarcadero, Jason percibiera la presencia de Rennie en las
inmediaciones y que fue eso, el reconocer a esa antigua intrusa a la que no
pudo matar en su momento, lo que le impulsó a subir a bordo del “Lázaro” para
terminar el trabajo.
Esta idea se ve reforzada por el hecho de que la parte
final de la película transcurre en Nueva York, y Jason camina por las
calles llenas de gente sin prestarles atención, porque está buscando a Rennie y
el cada vez más escaso grupo de supervivientes. Hay un momento en el que cuatro
chavales (con todo el aspecto de los típicos macarras de videojuego de scroll
horizontal) lo desafían, y este se limita a quitarse la máscara para ponerlos
en fuga, sin hacer el más mínimo ademán de acabar con ellos.
Pero no adelantemos acontecimientos. Seguimos en el
barco por el momento, donde las muertes y desapariciones empiezan a poner
nerviosos a los pasajeros. El capitán y el segundo también son asesinados por
Jason, justo en medio de una tormenta que si bien no es gran cosa supone un
pequeño problema adicional para los pasajeros, poco hechos a los rigores del mar. Cuando la situación se vuelve insostenible, los
pocos que van quedando con vida se dedican a buscar por el barco al misterioso
asesino con hachas, bates, cuchillos y escopetas. Lo único que consiguen es matar
a uno de los tripulantes y provocar un incendio. En un pequeño acto de civismo,
es el propio Jason quien pulsa la alarma de incendio al ver las llamas
extendiéndose por la sala de máquinas.
Esto
hace que los supervivientes abandonen el barco en un bote (quedan ya tan pocos que caben todos en el mismo) y remando en la noche logran llegar hasta las
lejanas luces de Nueva York. Jason los sigue hasta el puerto, aparentemente andando por el fondo marino.
La pesadilla no termina ahí. La ciudad se nos
presenta como un estercolero lleno de delincuentes y drogadictos, con basuras e
incluso bidones de residuos tóxicos por todos lados. Al poco de poner un pie en
el puerto de la ciudad los protagonistas son atracados por un par de yonkis que
les roban el dinero y objetos de valor a punta de pistola, y se llevan a
Rennie para violarla. El grupo se dispersa para buscar ayuda, y unos cuantos
más caen ante Jason, hasta que los supervivientes se reducen a tres: Rennie
(rescatada, curiosamente, por Jason, que mata a sus agresores antes de darles tiempo a hacer nada realmente malo), su medio novio (a estas alturas ya podemos
considéralo novio de pleno derecho) y su perro (que está por ahí perdido pero se
reencontrará con Rennie oportunamente al final de la película, para que veamos
que sigue vivo).
La forma en la que Jason es derrotado no queda muy
clara. Al parecer lo disuelve una riada de residuos ácidos que cada
noche a la misma hora inunda las alcantarillas, proveniente quizá de alguna
fábrica química. Pero en lugar de disolverse del todo, solo la parte sobrenatural
de Jason parece quedar destruida, puesto que cuando la riada cesa vemos tirado
en el conducto de la alcantarilla a un niño que representa a Jason tal como era cuando se ahogó en el lago siendo pequeño. De hecho, este Jason-niño aparece varias veces a lo largo
de la película, en forma de fantasma que suplica ayuda a Rennie, al mismo
tiempo que el Jason-adulto hace todo lo posible por matarla. Es un final
extraño, pero muchas cosas en esta película lo son. Puestos a buscarle una
explicación, podemos entenderlo como que el torrente de ácido destruye el
cuerpo físico de Jason, y el niño asustado y tembloroso que vemos que queda en
su lugar no sería otra cosa que una representación de su espíritu, que queda
indemne.
Un rápido recuento de muertes arroja un metesaca y un Excalibur en el yate. A esto siguen las muertes del barco donde encontramos un
cascanueces, un jalapeño, un trinchar el pavo, dos Excalibur, un payaso, una
estrangulación, alguien a quien matan de un tiro por error (estos dos tipos de
muerte no se si tienen nombre en el argot de Viernes 13), un cuatro de julio, y una combinación de salto del ángel y espantapájaros. En Nueva
York añadimos una brocheta, un colgar un retrato (contra una tubería en
lugar de contra una pared), una Reina de corazones (de un puñetazo en lugar de
con un arma), una barbacoa, un chupito, un cascanueces más, y una muerte fuera
de pantalla que no sabemos cual fue. Si tenéis algo olvidados estos términos,
les dimos un repaso aquí.
Al cocinero al que arroja contra la pared lo
contaremos también, ya que si bien no tenemos certeza de su muerte (un golpe
como el que se lleva es algo a lo que podría sobrevivir con solo algún que otro
hueso roto), ya sabemos como se las gasta Jason y la desproporcionada fuerza
que tiene. Así pues, son veinticuatro muertes en total.
MUERTÓMETRO (SAGA VIERNES 13)
Víctimas. En esta película: 24. Total acumulado: 119.
Supervivientes. En esta película: 2 (no contamos al perro, porque nunca fue uno de los objetivos de Jason). Total acumulado: 11.
Me gusta el detalle de que al estudiante de cine lo
maten con un cuatro de julio, el efecto especial más vistoso de la
película. A la chica engreída y vanidosa la matan con un trozo de espejo roto. ¡El
espejo era su vida, el espejo fue su muerte! Al boxeador musculitos que
presumía de su fuerza, lo matan de un puñetazo. Uno de los drogadictos es atravesado de
parte a parte con una jeringuilla. El tío de Rennie, que la traumó de pequeña
provocando que casi se ahogara, muere ahogado él mismo… Muertes irónicas
personalizadas. Se echan en falta últimamente.
El entorno urbano no le queda nada bien a Jason. Quiero
decir… probablemente haya más posibilidades de encontrarse con un psicópata
enmascarado en las calles de New York que en un bosque, y eso hace que la
ciudad se perciba más peligrosa que el propio Jason, lo que de algún modo
rebaja su importancia. Supongo que lo que se pretendía con este cambio de escenario era
hacer la película más original y atractiva, pero lo que se consigue es cambiar
un bigfoot apenas entrevisto en el bosque por un gorila escapado del zoo que
recorre las calles a la vista de todos. Me explico; los dos son animales grandes,
peludos y potencialmente muy peligrosos, pero un bigfoot en un bosque es una
criatura legendaria, mítica, un encuentro con lo increíble, y un gorila en la
ciudad es solo un pobre animal común desubicado. Y es lo que hacen aquí,
convertir al legendario Jason, el terror inmortal de Crystal Lake, en un loco
enmascarado más que se pasea por las calles como tantos otros, sin apenas llamar la atención entre
los duros neoyorquinos, acostumbrados a cosas peores.
Lo mejor de la visita de Jason a la ciudad son los
pequeños detalles con los que se va encontrando, como el momento en el que se
queda mirando pasmado el frontal de una tienda de deportes en el que hay
dibujado una máscara de hockey como la suya. O cuando entra en una cafetería y el único que le planta cara es el cocinero, que es otro de los actores que interpretaron a Jason en las películas. La curiosa fauna urbana de Nueva York, en la que podemos ver a un exhibicionista (claramente no lleva nada debajo de ese abrigo) a unos pocos metros de una elegante calesa. O la pintada de "Jason vive" que podemos ver en un vagón de metro.
En
fin, esperemos que el espíritu de Jason encuentre de nuevo el camino a Crystal
Lake, que es donde le corresponde estar. Y por el momento no tenemos más
películas sobre Jason, así que veremos que nos sacamos de la manga el próximo
viernes 13, que cae en diciembre de este mismo año. Hasta que llegue ese
momento, puedes repasar las películas de esta franquicia ya reseñadas pulsando
aquí.
Friday the 13th part VIII: Jason Takes Manhattan. 1989. Rob Hedden (guion y dirección) Jensen Daggett (actriz principal) Scott Reeves (actor principal). Paramount Pictures. Editado en DVD por Paramount Spain S.L.