EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por... Pecky.
¡Saludos, amigos cinéfagos!
Hoy reseñamos una de las mejores adaptaciones de la obra de Salgari que hemos tenido la suerte de ver. Se trata de El juramento del Corsario Negro, una película en la que se mezcla y adapta material de las novelas El Corsario Negro (1898) y La reina de los Caribes (1901). Se cambian muchas cosas por la necesidad de abreviar las tramas, y aun así la cinta dura más de 120 minutos, lo cual es mucho metraje para una película de 1976. Emilio y Honorata fueron interpretados por Kabir Bedi y Carolé André, que representaron también los papeles de Sandokan y Marianna en la serie de imagen real sobre ese personaje.
Como ya hemos comentado los libros en los que se basa, además de reseñar la película iremos repasando las diferencias respecto a las novelas. Si no las habéis leído podéis dar un vistazo a los resúmenes que hicimos de ellas pulsando en los enlaces que dejamos arriba.
La historia comienza con los hermanos del Corsario Negro aun vivos, mientras que en la novela Emilio es el único superviviente de la familia. El Corsario Rojo (Enrique) y Verde (Amadeo) han estado diez años siguiendo el rastro de Wan Guld, el odiado asesino de sus padres. Finalmente han dado con él. Aunque el plan que tenían era esperar a Emilio para enfrentársele los tres juntos, Enrique y Amadeo son más jóvenes, ingenuos e impetuosos que el Corsario Negro, y deciden ir a por su presa ellos solos. Wan Guld se deshace de ambos fácilmente y sus cadáveres son colgados en una plaza pública.
Mientras tanto, Emilio se ha retrasado debido a que su ruta le ha llevado a pasar cerca de un poblado de indios que están siendo masacrados por los Flamencos, los soldados de Wan Guld. Emilio el Corsario Negro, Carmaux el vizcaíno y Van Stiler el hamburgués atacan a los Flamencos acabando con todos ellos a pesar de su enorme superioridad numérica. La única superviviente del poblado de los indios es la joven Yara, que en las novelas nos encontrábamos como criada de un contable al inicio de La Reina de los Caribes. Yara está rezando junto a los cuerpos de sus dos hermanos, y al contemplarlos, Emilio tiene una visión de sus propios hermanos muertos, y retoma rápidamente su viaje. Yara, que se siente unida a él por haberla salvado y que ya no tiene motivos para permanecer en su poblado, arrasado y lleno de cadáveres, le acompaña. Se sugiere que Yara pudiera tener alguna clase de poderes mágicos, pero es algo que apenas llega a desarrollarse.
Emilio arriba a Maracaibo y recupera los cuerpos de sus hermanos para entregarlos al mar. Es en este punto donde comienzan las novelas, y aunque la parte de la película en la que se nos muestran al Corsario Rojo y Verde fueron una invención de los guionistas, no desentona para nada con el estilo de Salgari y la visión que se da de ellos podría ser perfectamente canónica.
Durante el funeral marino Emilio comete el gran error de prometerle su alma al Diablo si le permite vengarse de Wan Guld y toda su familia. Tan pronto como Emilio hace este juramento y entrega los cuerpos de sus hermanos al mar, avistan un galeón español y los abordan. El Diablo parece haber comenzado a mover sus hilos y pone en sus manos a Honorata, la hija de Wan Guld, que viajaba a bordo del galeón. Emilio permite marcharse en un bote a los supervivientes del abordaje, pero conserva a Honorata para venderla como esclava en Tortuga, tal como dicta la ley de los piratas. La ayudante de cámara de Honorata, sabiendo que la familia Wan Guld es odiada por los piratas, la presenta con otro apellido para mantenerla a salvo.
Sin embargo, la sirvienta no logra engañar ni a Emilio ni a los fantasmas de sus hermanos, que se manifiestan ante él. Le miran como si quisieran advertirle o le recriminaran algo, pero no parecen capaces de hablar. Tan solo le miran unos segundos durante los cuales nadie más que el propio Emilio puede verlos a ellos, y luego se esfuman.
Emilio lleva su botín a Tortuga, la isla de los piratas. Allí conoce al conde de Lerma (que en las novelas era duque). El conde de Lerma es otro prisionero más de los piratas. Cuando uno de los capitanes piratas empieza a molestar a Honorata, el conde sale en su defensa. Debido a esto, cuando el pirata se dispone a matar al conde, es Emilio quien sale a su vez en defensa de este y a continuación compra él mismo a su prisionera.
En Tortuga, Emilio conoce a otros dos personajes que se incorporarán a la trama: Morgan y José. Morgan es el pirata inglés histórico, que aquí se nos presenta todavía como un joven desconocido por todos al inicio de sus correrías como pirata. José es un prisionero español de Morgan que estuvo al servicio de Wan Guld. Los capitanes pirata están planeando atacar Maracaibo para saquearla, pero Emilio quiere adelantárseles. Sabe que Wan Guld está allí, y que durante un ataque masivo al puerto este podría escapársele fácilmente. Llega a un trato con Morgan y José para que le ayuden a llegar hasta Wan Guld antes del ataque pirata, cuando aún esté desprevenido. Cuando parte hacia Maracaibo, Honorata sube como polizona a bordo del barco del Corsario Negro (que aquí se llama Polvore en lugar de Rayo) y revela su presencia una vez están en altamar.
Honorata ya se ha enterado de toda la historia de Emilio. Se han enamorado mutuamente, y así como Emilio juró a sus hermanos exterminar a los Wan Guld y juró al Diablo entregarle su alma si le permitía hacerlo, Honorata le jura a Dios compartir el destino de Emilio, sea este el que sea. Poco después José, el antiguo criado de Wan Guld, ve a Honorata en la cubierta y la reconoce, revelando su verdadera identidad. Al saber que es hija de Wan Guld, y obligado por el juramento a sus hermanos, Emilio la abandona en altamar en una diminuta chalupa, para que el eterno océano decida si vive o muere.
Aquí es donde terminaría la novela de El Corsario Negro, y el resto se correspondería principalmente a La reina de los Caribes, pero durante toda la película elementos de un libro y otro se van solapando continuamente.
El ataque a Maracaibo, que en las novelas es anterior al abandono en el mar de Honorata, se produce aquí después de este. Durante el combate Emilio es malherido y capturado por los hombres de Wan Guld. El conde de Lerma, que se encontraba en Maracaibo, le libera como pago a la ocasión en que Emilio le salvó a él. Sin embargo, le advierte que aunque le admira, considera que su deuda con él está pagada. Si se vuelven a encontrar será como enemigos, puesto que como español su obligación es matarlo. Emilio se reúne con sus hombres y ataca el barco de Wan Guld, que está huyendo de Maracaibo con algunos supervivientes.
Durante la batalla mueren gran parte de los hombres de Emilio, incluyendo a José, que ya había pasado de ser un prisionero a integrarse totalmente en su tripulación. Con el timón destrozado, el Polvore se aleja de la batalla, dejando a Emilio, Carmaux, Van Stiler y Yara (que está agonizando por una herida) en el barco de Wan Guld. Emilio se lanza a por él, pero cuando se dispone a matarlo los fantasmas de sus hermanos aparecen para bloquear sus acometidas. De nuevo él es el único que puede verlos, y Wan Guld contempla perplejo como Emilio se lanza a fondo para atravesarle con su estoque y algo le frena en seco.
Incapaz de entender porqué precisamente sus hermanos le impiden matar a Wan Guld, Emilio baja la guardia y su enemigo se le escapa. Todos sus Flamencos han muerto, y viéndose solo en el barco, Wan Guld lanza una antorcha contra la Santabárbara, haciéndolo estallar.
Emilio y sus compañeros se arrojan al mar llevándose con ellos a Yara, que muere poco después. El barco de Wan Guld vuela en pedazos, matándolo. Los piratas se aferran a unos restos flotantes, y dejan que la corriente les arrastre. El destino quiere que esa corriente sea la misma que se llevó el bote donde abandonaron a Honorata, y que termina por llevarlos hasta la misma costa donde llegó ella y fue acogida por una tribu de caribes. Honorata y Emilio se reencuentran después de haberlo perdido todo, y olvidan cualquier inútil rencor que pudiera quedar por parte de ambos. Ya nada tiene sentido ni valor más allá del hecho de que los dos están vivos y juntos.
El Polvore, reparado y capitaneado ahora por Morgan, llega hasta esa costa algún tiempo después, buscándolos, guiándose probablemente por el patrón de corrientes imperante en la zona. Al ver su antaño amado barco en el horizonte, Emilio huye de él. Su barco representa una vida que ha dejado de ser la suya. Su sed de venganza ha sido saciada, y reniega de su vida de pirata. Tomando el bote en el que Honorata llegó a esa costa, ella y Emilio se hacen a la mar en busca de un puerto donde nadie les reconozca, para comenzar una vida anónima juntos, tal como termina también La reina de los Caribes.
La película es más fiel al espíritu de las novelas que a su texto. Mezcla elementos de ambas cambiando el orden en el que ocurren algunas de las cosas y se inventa otras, pero todo encaja perfectamente en el estilo de Salgari. En algunos aspectos incluso lo supera. La escena en la que los fantasmas de sus hermanos detienen la espada de Emilio es magnífica por aquello que implica. Cuando Emilio entrega al mar los cadáveres de sus hermanos, promete su alma al Diablo si le permite matar a Wan Guld. Y es por ello que los fantasmas de sus hermanos asesinados lo detienen. Porque si mata él mismo a Wan Guld, su alma irá al infierno. Los hermanos de Emilio, por amor hacia este, prefieren seguir siendo ellos almas en pena antes de permitir que su hermano pierda la suya. Y la única forma que tienen de salvar el alma de su hermano, es impidiendo que este mate a Wan Guld, la persona que más odian.
Otro detalle que me gusta mucho de esta versión, es la imagen que se da del conde de Lerma. Él le explica a Emilio que le queda un año de vida debido a una enfermedad hereditaria propia de la nobleza, por la consanguinidad. Cuando vuelven a enfrentarse, el conde está deseando que Emilio le mate, porque prefiere que su sangre corrompida se derrame en combate antes que toserla y morir en cama con los pulmones encharcados.
El personaje de la marquesa de Bermejo se deja bastante de lado. Aparece un momento pero no tiene relevancia y carece de la valentía y la fuerza de voluntad que demostraba en la novela.
Moko se deja ver también en algunas escenas y, aunque está bien representado, no acompaña todo el tiempo a Emilio como hacen Carmaux y Van Stiller.
José lucha usando una navaja, pero no una cualquiera. Lo que emplea es una sietemuelles, una enorme navaja de hoja plegable de origen español. La hoja medía 50 cm (llegaba al metro una vez desplegada) y era tan ancha como un machete. Recibía su nombre porque al abrirla sonaban uno tras otro siete fuertes chasquidos muy característicos. Muchos piratas y bandidos la abrían de forma expresamente lenta por el efecto intimidador que los siete chasquidos producían, como una cuenta atrás que anunciaba la muerte del adversario. Desgraciadamente la película no refleja esto.
Por último, el personaje de Morgan era muy típico de las películas de piratas ya que al ser un famoso pirata histórico todos podían usarlo, pero no termina de encajar en esta historia, que tiene un carácter propio más cercano al drama que a la aventura.
Y esta ha sido mi reseña de El juramento del Corsario Negro. Nada me queda salvo recomendaros que veáis la película teniendo siempre presente el año en que se hizo y que (al menos en esta edición) no se ha hecho ningún trabajo de restauración de la imagen. O mejor aún, que leáis los libros, teniendo en cuenta también el año y las condiciones en que se escribieron.
Puede ver otra película de piratas pulsando aquí, o más sobre la obra de Salgari pulsando aquí.
Il Corsaro Nero. 1976. Alberto Silvestri, Sergio Sollima (guion) Sergio Sollima (director) Kabir Bedi, Mel Ferrer (actores principales) Carole André, Sonja Jeannine (actrices principales) Rizzioli Película. Editada en DVD en 2007 por Naimara Producciones.