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viernes, 12 de septiembre de 2025

ALICIA, DULCE ALICIA

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

Presentado por... Pecky.
 

¡Saludos, amigos cinéfagos!

Aquí estamos de nuevo en otro de nuestros queridos casi viernes 13 en los que nos dedicamos a darle un vistazo a alguna película de psicópatas que no forme parte de la saga Viernes 13. Hoy os propongo una de 1976 que quizá conozcáis también con los nombres de Comunion, El rostro de la muerte, o La máscara del crimen, según sus diferentes distribuciones o reediciones.

La película comienza presentándonos a las hermanas Karen (Brooke Shields en su primer y breve papel) y Alicia. Viven con su madre en una pequeña y tranquila comunidad de gente religiosa y conservadora. Sus padres están divorciados, pero mantienen una buena relación.

Karen es una niña adorable y educada que le cae bien a todo el mundo. Alicia es lo contrario: hosca, contestona, una típica rebelde sin ningún motivo por el que rebelarse, puesto que el trato que recibe por parte de su madre y hermana es envidiable. Sus continuos desplantes y la visión trastocada que parece tener de la religión nos hacen ver que hay algo mal en su cabeza desde el principio. Alicia es tan devota como su hermana, pero su concepto de la religión es distinto. Se centra en su lado macabro, como la imagen del corazón expuesto y atravesado por una daga de una pintura de la Virgen María. También lo vemos en la envidia que despierta en ella un crucifijo que el párroco local, Tom, regala a su hermana, o la forma tan peculiar en que abre la boca para recibir de rodillas la hostia consagrada de la comunión.

Algo que se nos muestra más adelante, pero queda más claro contándolo ahora, es que Alicia esconde en el sótano de la pensión donde viven un arcón donde guarda una serie de objetos que aparentemente ha robado a varias personas, por las que siente una fascinación fetichista. Entre estos objetos hay también iconografía religiosa, frascos con insectos vivos y una foto (que probablemente haya robado a su madre) de su propio padre en la playa, llevando solo un ajustado bañador. Muy turbio todo.

Aunque Alicia parece dos o tres años mayor que Karen esta va a hacer ya su primera comunión, mientras que el párroco considera que Alicia todavía no está preparada para ello. Es durante la ceremonia de la comunión de su hermana (que a ella aún se le niega) que la frágil cordura de Alicia parece romperse y estrangula a Karen en una sala de la iglesia donde los niños se preparan antes de ir al altar. Actúa ocultando su identidad con un impermeable naranja y una máscara de plástico que ya había empleado en ocasiones anteriores para burlarse de la gente. Poco después Alicia aparece en el altar llevando el crucifijo y el velo de Karen, y ocupando su lugar en la ceremonia. El cuerpo de Karen ha quedado escondido en un baúl junto con una vela encendida que eventualmente provoca un pequeño incendio, haciendo que el cadáver quemado de la niña sea descubierto casi de inmediato.

Naturalmente, la pequeña comunidad cree (o quiere creer) que fue un desconocido quien mató a Karen y huyó. Alicia afirma que el crucifijo y el velo se los encontró tirados y simplemente los recogió, pero las sospechas de la policía se centran precisamente en ella. Y no son los únicos que sospechan de Alicia. Alfonso, el casero del edificio donde viven, también cree que fue ella quien mató a su hermana, y así se lo deja claro un día que la madre de Alicia la envía al apartamento de este a entregarle un recibo. Hay una escena muy incómoda en la que Alfonso, que no está muy bien de la cabeza, intenta abusar de la niña. 

También es cierto que Alicia, que es mentalmente madura para su edad, lo ha estado humillando y provocando a partes iguales cada vez que se ha cruzado con él en las escaleras. Alicia se zafa de Alfonso y, además, le rompe el cuello a uno de sus gatitos, lo cual deja a este llorando como un crío y clamando venganza.

La tía de Alicia se autoinvita a la casa, en teoría para estar al lado de su hermana y ayudarla a superar la peor parte de la muerte de Karen, pero se convierte en un elemento conflictivo más, regañando a Alicia continuamente. Llega un punto en que Alicia se harta de ella y la apuñala mientras esta baja por la escalera. No llega a matarla, y pese a que se disfraza con el mismo impermeable y máscara que usó para matar a Karen, su tía la reconoce. Al ser interrogada por sus padres y la policía, Alicia afirma que fue Karen quien apuñaló a su tía. Lo peliagudo del caso es que, cuando se la somete a un detector de mentiras, este le da la razón. Que un detector de mentiras indique que mientes o digas la verdad no significa que lo estés haciendo, sino que estás dando una respuesta que tú sinceramente crees que es falsa o cierta. Por ir a lo típico: alguien que a día de hoy creyera sinceramente ser Napoleón Bonaparte, si se le preguntase si él es el auténtico Napoleón Bonaparte estando conectado a un detector de mentiras y respondiera que sí, el detector indicaría que dice la verdad. El detector de mentiras solo mide el ritmo cardíaco, puesto que este se altera súbitamente cuando una persona miente siendo consciente de ello. Y el detector indica que Alicia dice la verdad cuando ella afirma que a su tía la apuñaló la difunta Karen. Eso nos deja con dos posibilidades: o bien Alicia cree sinceramente que eso fue lo que ocurrió… o que, simplemente, eso fue lo que ocurrió.

Por esta vez, no se trata de un psicópata sobrenatural. Alicia es internada unos días en un psiquiátrico infantil hasta que la policía logre aclarar algo más. Poco después, su padre recibe una llamada telefónica, una voz quebrada que él cree reconocer como la de su sobrina Ángela. Esta voz le dice que se ha escapado de casa y le da la dirección del edificio abandonado donde está escondida, para que vaya a buscarla. El hombre acude lo antes posible, sin la más mínima precaución… y es asesinado por alguien que al principio creemos que es Alicia porque viste su mismo impermeable y máscara. 

Pero resulta ser la Sra. Tredoni, la vieja y menuda ama de llaves de la iglesia, que había aparecido brevemente al inicio de la película. Más tarde nos enteramos de que su propia hija murió el día que hizo su primera comunión, y al parecer el que año tras año hayan seguido celebrándose ceremonias de primera comunión de otros niños la ha llevado a un punto de quiebre y la ha vuelto completamente loca.

Esto nos trastoca la película, porque en realidad nunca vimos que fuera Alicia quien matara a Karen, solo se nos dio a entender que fue así: la actitud hostil de Alicia hacia su hermana, su comportamiento anormalmente adulto, el que ella tuviera un impermeable y una máscara iguales a los que portaba quien estranguló a Karen… realmente no vimos que fuera Alicia quien lo hiciera, o quien apuñaló a su tía. La película sigue jugando con esto, mostrándonos una escena en la que la figura del impermeable y la máscara entra en el apartamento de Alfonso, pero no hace más que gastarle una broma pesada, quitándose a continuación la máscara para que veamos que es Alicia. Apenas minutos después, es la Sra. Tredoni quien, vestida con idéntico impermeable y máscara, asesina a Alfonso con un cuchillo de cocina. Durante el forcejeo pierde la máscara y uno de los policías que están llevando a cabo la investigación de los crímenes, que había acudido al edificio a hablar con la madre de Alicia, tiene ocasión de verle brevemente la cara. Esto es quizá lo más decepcionante de la película: que la identidad de la asesina se averigua simplemente porque alguien la ve, no como resultado de una serie de pistas o deducciones.

La policía se pone en contacto con el párroco para coordinar la detención de la Sra. Tredoni. Por razones puramente dramáticas, de cara a la historia, esta va a producirse al día siguiente durante otra ceremonia de primera comunión y delante de todo el mundo, cuando lo lógico sería ir a buscarla a su casa. El agente que habla con él quiere introducir policías de paisano en la iglesia, pero Tom se niega en redondo, afirmando que él es capaz de manejar la situación. Al día siguiente, durante la ceremonia en la que esta vez sí se ha permitido participar a Alicia, la Sra. Tredoni se arrodilla para recibir la hostia consagrada como una más en la hilera de niños. Cuando llega hasta ella Tom se niega a dársela y le informa que va a ser detenida por la policía, con la esperanza de que ella se entregue pacíficamente. Esta, sin embargo, reacciona sacando el mismo cuchillo de cocina con el que mató a Alfonso y clavándoselo al párroco en el cuello. Tom se derrumba sobre ella, desangrándose. La Sra. Tredoni, todavía arrodillada en el suelo, se abraza a él con una sonrisa beatífica, sin mostrar ninguna intención de huir ni ocultarse. La gente grita, los policías que esperaban ocultos fuera de la iglesia entran en tromba para detenerla, y entre toda la multitud histérica, la única que parece mantener la calma es Alicia. La vemos dirigirse tranquilamente hacia la salida con una bolsa de tela en las manos, una bolsa en la que oculta el cuchillo ensangrentado de la Sra. Tredoni.

Y es aquí cuando la película nos rompe los esquemas por segunda vez, porque si bien es cierto que en ningún momento hemos visto a Alicia estrangular a Karen o apuñalar a su tía, también es cierto que no hemos visto que fuera la señora Tredoni quien lo hiciera. Ambos crímenes fueron cometidos por una figura embozada en un impermeable naranja y con el rostro oculto por una máscara de plástico, y tanto la Sra. Tredoni como Alicia se han vestido así en varias ocasiones a lo largo de la película. Esto nos deja con la duda: ¿fue Alicia quien asesinó a Karen el día de su primera comunión y fue eso lo que volvió definitivamente loca a la Sra. Tredoni, que había perdido una hija en circunstancias muy similares? ¿O fue la propia Tredoni quien mató a Karen? ¿Cuál de las dos acuchilló a la tía de Alicia? La película es un tanto tramposa, porque, aunque de cuerpo pequeño y huesudo por su avanzada edad, la Sra. Tredoni no es para nada del mismo tamaño que Alicia. Las escenas de asesinato en las que no vemos el rostro de la persona disfrazada están filmadas en ángulos que dificultan apreciar correctamente su altura.

Otro detalle a destacar de esta escena final es que, cuando Tom va dando la hostia consagrada a los niños que están arrodillados en fila, no solo se niega a dársela a la Sra. Tredoni, sino que se salta a la propia Alicia, con lo que esta realmente no llega a completar el rito de comunión en ningún momento. Y puesto que Tom muere y que, debido a la confusión del momento, este es un detalle en el que nadie repara, esto nos deja con que Alicia realmente nunca llega a comulgar. ¿Por qué esto podría ser importante? Pues por el propio trasfondo religioso de todo el asunto. La Sra. Tredoni cree que Dios castiga a los pecadores quitándoles a sus seres queridos, y ella misma se erige como instrumento de ese castigo. No solo es la asesina, como mínimo, de Tom, Alfonso y el padre de Alicia y Karen, sino que representa el lado más oscuro del fervor religioso: la moral convertida en arma. Su fanatismo y resentimiento personal se mezclan hasta justificar, en su mente, los actos que comete. La película la usa para mostrarnos cómo una fe bienintencionada pero malinterpretada puede degenerar en violencia.

Y puede que esto último que voy a destacar fuera algo intencional del guionista-director, o puede que sea simplemente la manía que me ha dado últimamente de analizarlo todo para buscar segundas lecturas o interpretaciones adicionales. El caso es que en el reducido grupo de personajes relevantes de la historia se reúnen todos los llamados Siete pecados capitales. La Envidia sería la propia Alicia. Siente celos profundos de su hermana Karen, que recibe más atención y afecto de su madre y de la comunidad en general debido a su comportamiento ejemplar. Esta envidia podría ser el motor de su actitud hostil hacia los demás. A Alicia podemos achacarle también la Avaricia, por el hecho de robar cosas que ella considera valiosas, como el crucifijo, el velo y una muñeca de su hermana, y los otros objetos que guarda en el baúl del sótano, como trofeos en un cofre del tesoro personal. En Alfonso, el casero, se reúnen la Gula y la Lujuria: está muy pasado de peso y se siente sexualmente atraído por Alicia, de doce años. De un modo algo más abstracto, la Pereza se la podríamos achacar a las autoridades, los padres de Alice y la comunidad en general, que muestran una especie de negligencia pasiva, aceptando a cada rato la que parece la explicación más sencilla o conveniente en lugar de investigar a fondo. La Soberbia recae en el padre Tom, que rechaza la ayuda de la policía y muere al insistir en encararse él solo con la asesina, convencido de que sus meras palabras y presencia bastarán para hacerla entrar en razón. Y nos queda la Sra. Tredoni, que parece reconocer que su pecado es la Ira cuando, tras acuchillar en el cuello al padre Tom, se abraza a él esperando a que vengan a detenerla, como admitiendo que ella es también una pecadora y debe recibir el castigo que le corresponda.

Lo que más me gusta de esta película es que juega constantemente con la percepción que tenemos de Alicia. ¿Es una de las víctimas? ¿Una de las asesinas? ¿Un poco de cada? Su comportamiento adulto, su fascinación por lo macabro y su aparente calma ante el caos final hacen de ella un personaje muy ambiguo. En el cine de superhéroes la función de la máscara es ocultar la identidad cotidiana, pero en el slasher lo que hace la máscara es despersonalizar la violencia. La identidad del asesino enmascarado (Jason, Michael Myers, Leatherface, etc.) o ya es conocida o no importa a nadie, puesto que no es alguien a quien le preocupe ser descubierto. Si, como se suele decir, la cara es el espejo del alma, un asesino enmascarado (sin una cara visible) equivaldría a un asesino sin alma, lo cual tiene mas peso de lo habitual en esta película debido a su trasfondo religioso.

Alice, Sweet Alice. 1976. Alfred Sole, Rosemary Ritvo (guion) Alfred Sole (director) Paula Sheppard, Linda Miller, Mildred Clinton (actrices principales) Niles McMaster, Alphonso DeNoble, Rudolph Willrich (actores principales). United Artist.

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