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lunes, 14 de enero de 2019

AVENTURAS TORTUGAS NINJA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS

Hace poco encontré en un mercadillo un buen lote de comics de TMNT. Son la versión española (de Ediciones Zinco) de los comics ingleses publicados por Fleetway en 1990, con el permiso de la editorial americana Mirage StudiosEstos comics surgieron junto con el boom internacional de las Tortugas Ninja, cuando lo que primaba era sacar material a mansalva sobre ellas, porque se iba a vender fuera lo que fuera.

Ni los guiones de las historias ni sus dibujos son una maravilla, las cosas claras, (aunque en la mayoría de los casos son cuanto menos correctos) y ni tan solo tiene un nivel de calidad estable. Guionistas y dibujantes de ideas y estilos muy dispares, trabajando en historias cortas y descontinuadas, dieron lugar a un comic irregular lleno de altibajos. Los bruscos cambios de estilo de dibujo y de nivel de violencia (que podía pasar de ser inexistente en una historia a bastante elevado en la siguiente) provocan a veces una sensación de extrañeza o rechazo. Los nombres de Eastman y Laird aparecen en las portadas (por ser los creadores originales de los personajes) pero en realidad ninguno de los comics de esta colección fue guionizado o dibujado por ellos.

No quiero decir con todo esto que los comics sean malos; las situaciones y tramas, sencillas o no, son mucho más variadas que lo que vimos en la serie de TV, donde casi toda la acción transcurría en una misma ciudad. Las tortugas de estos comics viajan por todo el mundo, combaten contra toda clase de adversarios, y lo mismo tienen que explorar una mansión encantada que son reclutados por una cabeza de vaca gigante para participar en un torneo de combate intergaláctico, siempre haciendo gala de su particular combinación de valentía y despreocupación. Si algo caracterizaba a las tortugas de la serie de TV, era precisamente el desparpajo que tenían, y eso se mantuvo en esta versión impresa. Es por eso que la sensación general que se tiene al leer los comics no se aleja mucho de la que podíamos tener al ver la serie clásica.

Puesto que los comics iban a venderse también en Francia, en la mayoría de los números Michelangelo pelea desarmado. La censura francesa prohibía (en realidad, no sé si aún lo hace) la aparición de nunchakus en cualquier película, comic o serie destinada a un público infantil o juvenil. En la serie de TV de TMNT se cortaron todas las escenas en las que se veía a Michelangelo con los nunchakus en las manos, y la película de imagen real tuvo muchísimos problemas para ser distribuida porque, técnicamente, la aparición de nunchakus en pantalla la convertía en una película para adultos.

En estos comics, Mike lucha desarmado o en ocasiones empuñando un bo como el de Donatello. No solo no usa sus nunchakus, si no que en las escenas en las que las otras tortugas llevan sus armas al cinto, Mike carece de ellas. También hay muchas viñetas en las que, durante un combate, a Mike se le ve siempre en segundo plano, detrás de los otros personajes, de forma que alguien oculta sus manos o estas quedan fuera del encuadre de la viñeta. Incluso en cosas como pegatinas, figuras de goma y otros artículos promocionales, es raro verle con nunchakus

Solo en unos pocos números (cinco de los treintaiseis que tengo, y los cinco dibujados por el mismo autor) se ve a Mike empuñando sus nunchakus en los combates. Pero incluso en estos casos, muy raramente golpea con ellos, atacando a sus enemigos con patadas o con la mano desarmada mientras hace girar el nunchaku con la otra. No parece haber problema en mostrar a Leonardo cortando limpiamente la cabeza a los soldados del Clan del Pie o atravesándolos de lado a lado con la katana. Vale que son robots, pero si se considera que no hay nada malo en mostrar cómo se decapita a un robot de apariencia humana, menos aún debería haberlo en mostrar cómo se le da un golpe con un nunchaku. 

A pesar de las temáticas sencillas y en algunos casos (desde nuestra actual perspectiva) un poco ridículas, muchos de los personajes que aparecen en estos comics están más próximos a cómo eran en los comics originales de Eastman y Laird, que a como se adaptarían más tarde a la serie de TV. Un ejemplo es Lord Ha´ntaan (más conocido como Rat King). En estos comics se le presenta como un ser taciturno y siniestro, aunque no malvado (esto se cambiaría luego para hacerlo más comercial). Sentado en un trono de cascotes y ruinas, sin levantar la voz ni hacer un solo gesto amenazante, es capaz de intimidar a los cuatro héroes solo con su calmada y perturbadora forma de hablar, y la demencia que transpiran sus palabras.

Mención especial merecen los cuatro primeros números, en los que se ofrecen al lector los posters de mayor tamaño jamás entregados en un comic. Por lo general los posters que se entregan como regalo en los comics suelen venir plegados como una lámina central, siendo por tanto del mismo tamaño que dos de las páginas juntas. Los posters que vienen en los cuatro primeros números de esta colección son una lámina desplegable con la superficie de ocho páginas. De hecho, una vez desplegado el poster, el comic desaparece, puesto que todo el comic (que no está grapado) queda convertido en el reverso del poster. Esto hace que el número de páginas dedicadas realmente a las viñetas en los cuatro primeros números sea de tan solo siete, contra las veintiocho habituales de los números posteriores.

Las portadas comenzaron siendo lo normal en los comics, una imagen relacionada con lo que se podía encontrar dentro para dar una primera información sobre el contenido. Luego se cambió convirtiéndolas en chistes de una sola viñeta donde habitualmente se ridiculizaba a los villanos. Algunas también eran guiños a los lectores, como una en la que las tortugas aparecen con un saco del servicio postal agradeciendo a sus lectores las cartas enviadas al correo de la revista, u otra en la que lo hacen mostrando algunos dibujos hechos por los fans, como si el correo remitido por estos llegara directamente a sus manos. La versión española del comic no contaba con sección de correo de los lectores.

Leer estos comics tantos años después de haberme desenganchado de la tortugomania (aunque creo que, afortunadamente, nadie que de verdad la haya sufrido puede llegar a curarse del todo) me ha servido para dos cosas: para recordar porque me enganché a ella en un principio y para hacer que de pronto me apetezca pizza para cenar. 

Puedes ver más artículos sobre las Tortugas Ninja pulsando aquí.

Aventuras Tortugas Ninja. 1990. Varios autores. Ediciones Zinco.

2 comentarios:

  1. Las tortugas ninja que buenos recuerdos, la verdad que las películas de los 90 no estaban mal (comparadas con las nuevas versiones de cosas verdes mezcladas con raperos). Y el juego arcade era de las mejores recreativas que han existido. Lo de la prohibición de nunchakus es algo inexplicable, estos franceses a veces están locos

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    1. La primera película de todas fue la mejor. Las tortugas eran tipos disfrazados y aún así resultaban más creíbles que las modernas, que ya no se si son a base de motion capture o 100% por ordenador, o combinación de las dos. Y el arcade... magnifico. Recuerdo que al primer enemigo de final de fase, Rocksteady, de vez en cuando se le iba la olla y se ponía a aullar mientras disparaba su ametralladora como loco, no contra los jugadores, si no contra el techo de la sala donde estaban combatiendo, que además ardía por los cuatro costados. Una escena memorable.
      Lo de los nunchakus creo que se debía a que estos podían venderse como artículos de deporte y no se consideraban armas, y por tanto un menor podía comprarlos sin restricciones. Quizá se temía que se popularizaran como arma en pelas callejeras o algo así. Pero fuera por el motivo que fuera, hicieron un destrozo con la serie. Creo que incluso en las figuras de Michaelangelo que se vendieron en Francia los nunchakus fueron sustituidos por una cuerda con un gancho de escalada o algo parecido. Lo lógico hubiera sido que legislaran mejor la venta de nunchakus en lugar de liarse a censurar películas, series e incluso complementos de figuras de acción, pero si... a veces los franceses resultan estar más locos que estos romanos.

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