¡ALERTA DE
EXPOILERZ!
Una saga sobre un
grupo de expilotos de aeroplano de la Gran Guerra, que al finalizar esta se
organizan como una banda de ladrones. Está ambientada en el entorno de Crimson Skies, un videojuego de simulación de combate aéreo.
Y si he escrito “Gran Guerra” en lugar de “Primera Guerra Mundial”, es porque este nombre no se acuñó hasta que tuvo lugar la Segunda, por la sencilla razón que la gente no creía posible que volviera a librarse un conflicto de semejante magnitud. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la primera era conocida simplemente como La Gran Guerra. Y en el mundo de Crimson Skies (Cielos Escarlata) nunca se produjo una Segunda Guerra Mundial. Las historias de Crimson Skies tienen lugar en un planeta Tierra alternativo en el que a la Gran Guerra le sucedió una depresión económica masiva que hundió por completo la sociedad americana. Los diferentes estados se separaron convirtiéndose en territorios independientes y empobrecidos, amenudo enfrentados entre ellos en guerras fronterizas.
La historia comienza en 1917. El protagonista principal es Nathan Zachary. De etnia gitana, abandona su cultura tan pronto como puede para abrazar el modo de vida americano y convertirse en uno de sus pilotos de combate.
Destinado en Francia,
su avión es derribado y pasa una temporada en un campo de prisioneros. Es allí donde El
As Negro, considerado como el mejor piloto alemán del momento, intenta
reclutarlo tras haber apreciado su talento como piloto de combate. Junto a
otros prisioneros, logran escapar robando unos aeroplanos y vuelan hasta el
frente ruso. Permanecen al servicio de un general soviético otra temporada, se
ven obligados a huir de nuevo a causa de distensiones políticas, vuelven a
América a vender joyas de estraperlo…
Esta parte de la
historia (aproximadamente la primera mitad del libro) es bastante convencional,
y se me hizo aburrida. Sigue la línea temporal real, los modelos de aeroplanos descritos se ciñen a los de la época, el desarrollo de la guerra es a grandes rasgos el que conocemos,
etc. No es hasta la segunda mitad del libro, ya en 1937, cuando se produce ese cambio en la
línea temporal. América se divide nuevamente en un montón de territorios (algunos
de los cuales cambian de nombre) y el paso de uno a otro se vuelve demasiado
peligroso para hacerlo por tierra.
De este modo se nos justifica que todos
los transportes de mercancías o viajeros que impliquen cambiar de territorio se
efectúen con zeppelines, que se han convertido en el método más seguro de
viajar. El protagonista y sus hombres roban uno de estos zeppelines, que a
partir de ese momento se convierte en su cuartel general. El resto del libro
(apenas los últimos capítulos) está dedicado a la búsqueda de un cargamento
de lingotes de oro que fueron robados y ocultados durante la Gran Guerra.
En general, y a pesar de ser una novela de aventuras llena de combates aéreos y traiciones, apenas ha conseguido mantenerme el interés justo para terminar de leerla. No resulta apasionante. No te encariñas con los personajes. No te metes en la situación. El trasfondo no te atrapa. Lo compré, junto con su continuación, en una tienda de segunda mano, y supongo que en algún momento le daré una oportunidad al volumen 2, titulado El escuadrón fantasma. Pero si lo hago, será más que nada porque lo escribió otro autor, espero, que con otro estilo muy diferente.
El oro del pirata. 2001. Stephen Kenson. Crimson Skies: Alas de la Fortuna 1. Editorial Timun Mas.
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