¡ALERTA DE EXPOILERZ!
En un gran bunker subterráneo, una pantalla muestra
dos fechas. Una de ellas, fija, las 12:00 del 4 de julio de 2019. La otra,
avanzando segundo a segundo hacia la primera, difiere de esta en tansolo unos
pocos minutos. En algún rincón del bunker se oyen voces, pero no vemos gente.
Tres toscos y grotescos robots deambulan de un lado a otro, a cargo del lugar.
Uno de ellos está viendo viejas grabaciones de televisión, repitiendo sus
frases y slogans de forma obsesiva. Entretanto, ambos relojes coinciden. Una
cuenta que comenzó a mediados de 1999, veinte años atrás, ha concluido. La base comienza a
cobrar vida. Y así comienza también la historia de El ultimo americano.
Esta miniserie de 1990 estaba integrada en los números
del 9 al 12 de la colección Epic Comics (una rama de Marvel) y fue publicada en España por Fórum. Nos narra las andanzas de Ulysses S. Pilgrim, un soldado de baja graduación y
escasa inteligencia que es escogido por el gobierno de los USA para sobrevivir
a la Tercera Guerra Mundial. Lo quiera o no.
Su historia comienza hoy, el 4 de julio de 2019, cuando
el reloj del bunker en el que ha permanecido hibernado determina que han pasado
20 años desde el fin de la Tercera Guerra Mundial, que en la línea temporal del comic, tuvo
lugar a mediados de 1999. Como si se tratara de un faraón enterrado en su
mastaba, se dejaron junto a él alimentos, armas, un vehículo blindado
todoterreno, y servidores: tres robots a sus órdenes. Su misión es encontrar a
los supervivientes que queden en suelo americano y levantar con ellos una nueva
y gran nación.
Pero lo único que Pilgrim (peregrino) encuentra
fuera del bunker son millones de esqueletos, ciudades calcinadas, y arboles
retorcidos y quemados. A lo largo de los cuatro números, lo contemplamos
atravesar cada vez más deprimido y paranoico el país, comprobando ciudades y
refugios, hallando tansolo las terribles pruebas de los intentos de mantenerse con vida de algunos grupos de civiles, inevitablemente abocados al fracaso y el canibalismo.
Su creciente desesperanza provoca la aparición de
Bert, un amigo imaginario con forma de pequeña tortuga que habla con él,
incrementando su desequilibrio. La tortuga Bert, por cierto, es un personaje de
dibujos animados de los 50. A los niños americanos les ponían grabaciones de la tortuga
Bert en los colegios, donde este personaje les explicaba de forma repetitiva
que si veían explotar una bomba atómica por la ventana de casa o del
colegio, podrían sobrevivir si corrían a esconderse debajo de una mesa y se cubrían la cabeza con los brazos...
Así pues, Pilgrim, completamente solo, pero a la vez
acompañado por Bert y los tres robots (Able, Baker y Charlie), recorre el infierno
post-atómico en una historia sin un verdadero final, aferrándose a cada
minúscula posibilidad de encontrar a alguien vivo (amigo o enemigo, ya le da igual), sumido en sus reflexiones sobre
la inutilidad de su misión y los tormentosos recuerdos de la vida familiar y
hogareña que le arrebataron cuando lo pusieron a dormir.
La historia es deprimente, pero toda historia sobre
el tema que esta trata debería serlo. El estilo de dibujo es excesivamente
anguloso, muy estático, y a la larga cansa la vista. Pero en este caso, lo verdaderamente
importante de estos comics es lo que nos cuentan y nos muestran: los efectos de
una guerra atómica realista. No una que da paso a un nuevo mundo de aventuras repleto de misteriosos mutantes y ciberimplantes, guerras de bandas motorizadas y situaciones
emocionantes, sino a un mundo acabado, en el que ya no hay nada que hacer,
nadie con quien hablar, ni motivo para vivir. Muchas veces se nos ha intentado asustar con la idea de un mundo abocado al caos, pero el verdadero horror está en lo contrario: un mundo en paz. En la absoluta y eterna paz que solo se da cuando ya no queda nadie con quien luchar.
Pero está en nuestra naturaleza
aferrarnos a la vida con uñas y dientes, incluso cuando esta no vale la pena. El último numero contiene una escena de una belleza
sorprendente. Pilgrim encuentra un encendedor, y decide depositar
todas sus esperanzas, el seguir adelante o acabar con todo de una vez, en el hecho fortuito de que este funcione o no. Hace girar
la rueda y sonríe bobamente, casi a punto de llorar, al ver brillar una vacilante llamita. Sin leer el
resto del comic y comprender el contexto, esta escena explicada así puede no
tener demasiado sentido, pero probablemente sea la única conclusión realmente
adecuada para esta historia.
The
Last American. 1990. Alan Grant, John Wagner (guion) Michael McMahon (dibujante).
Epic Comics nº 9-12. Comics Fórum.
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