EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Este extraño pero llamativo título corresponde a una de las obras de segunda línea de Julio Verne. No es tan conocida como La vuelta al mundo en ochenta días o Cinco semanas en globo, pero se encuentra a la altura de cualquiera de estas. Nos narra las peripecias de cuatro personajes en su incesante deambular por el país del sol naciente.
Kin-fo es un
acaudalado joven para el cual la vida no tiene ningún interés. Su considerable
riqueza proviene de las rentas producidas por las acciones de una compañía
americana que su familia tuvo el buen tino de adquirir tiempo atrás. El problema no es que sea rico, sino que la suya es una riqueza indisciplinada, pues no depende de un
negocio que deba atender. El dinero simplemente le llega en grandes cantidades
sin que deba preocuparse por ganarlo o conservarlo. Esto ha hecho de él un individuo
banal que nunca ha debido afrontar ningún desafío ni preocupación, y que la
decisión más difícil que ha tenido que tomar es cuál de sus lujosas túnicas ponerse a cada nuevo día.
La historia
comienza con Kin-fo cenando con unos amigos. Entre una avalancha de platos
exquisitos, finas delicias y abundantes manjares, nuestro estúpido protagonista
se lamenta de lo aburrida que es la vida, de la enorme carga que supone el hastío
que debe soportar. Como una forma de aliviar su monótonamente fácil existencia,
ha decidido casarse con una joven de otra ciudad a la que ha visto en una
ocasión y con la que ha mantenido cierta correspondencia.
Todos los
preparativos se llevan a cabo en medio de un inmenso derroche de sedas, joyas y
ornamentos. Y a pocos días de la fecha estipulada para la boda, Kin-fo recibe
una nota de su banco. La compañía que respalda sus acciones ha quebrado tras
una serie de malas decisiones comerciales. No recibirá más dinero, y no cuenta
con más activo que el que pueda tener ahorrado. Acostumbrado al despilfarro y a
no preocuparse por sus ingresos, King-fo descubre que sus ahorros no son
muchos. Y no habiendo trabajado jamás en su vida, no teniendo una mente
disciplinada hacia el esfuerzo, la idea de tener que trabajar para vivir se le antoja
mucho más horrible que la de morir.
Rápidamente envía
un mensaje a su prometida informándole del cambio de situación. También acude a
una agencia de seguros y contrata el más caro que ofrecen, que cubre
incluso el suicidio y el asesinato, pagando una compensación astronómica a la persona
designada si se da el caso. El dinero que aún conserva le basta para pagar
únicamente dos meses del seguro, pero su intención es haber muerto antes. Es
tan alta la prima del seguro que contrata, que la compañía asigna a dos de sus
hombres, Fry y Craig, para que le sigan discretamente a todas partes, como
guardaespaldas, para salvaguardar su vida en lo posible durante esos dos meses.
Básicamente, el
plan de Kin-fo es suicidarse para que el seguro pague a su prometida una
cantidad de dinero suficiente para que esta pueda vivir holgadamente una buena
temporada. También deja una importante cantidad a Wang, el más próximo de sus
amigos, al que considera su mentor.
Pero como el
suicidio, el simple morir por morir le sabe a poco y no le despierta ninguna
emoción, Kin-fo pone a Wang una condición para cobrar la parte que le
corresponde del seguro; deberá asesinarlo antes que transcurran dos meses, pero
sin decirle como lo hará, cuando, ni dónde. De este modo, esos dos últimos meses estarán
cargados con toda la emoción y la incertidumbre que nunca ha sentido en su
plácida existencia, sabiendo que cada copa que beba puede estar envenenada o
que tras cada esquina que gire puede aguardarle un puñal.
Wang fue en el pasado un tai-ping. Básicamente, los tai-ping eran una vasta banda de
insurrectos que asesinaban, incendiaban y saqueaban por donde pasaban. Aunque
Wang hace mucho que abandonó a los tai-ping y mantiene oculto su pasado, Kin-fo
lo conoce, y por ello piensa que su amigo no tendrá ningún reparo ni especial
dificultad en encontrar la forma de darle muerte.
Poco después de
haber dejado listos todos estos preparativos, llega otra nota del banco. Su
compañía se ha recuperado y sus acciones se han revalorizado espectacularmente,
con lo que ahora es aún más rico si cabe de lo que era antes. Kin-fo corre a
casa de Wang para anular las instrucciones que le dio de asesinarlo, pero este
ha desaparecido. Reasumiendo su vida y costumbres de tai-ping para cumplir con
el encargo, Wang se ha sumido en el anonimato para buscar desde las sombras el mejor
modo de despachar a su amigo.
A partir de
aquí, todo se convierte en una carrera en la que Kin-fo, su criado Sun, y los
dos Agentes de la compañía, recorren China de un lado a otro. Su mejor opción
de preservar la vida de Kin-fo es mantenerle en movimiento, cambiando de
emplazamiento continuamente, pasando siempre lo más desapercibidos posible para
que Wang no sepa donde se encuentran, hasta que el estricto plazo de dos meses
que Kin-fo dio a Wang para matarlo se venza. Continuamente amenazado y sometido
a las privaciones, Kin-fo comprende al fin el valor de la vida y se aferra
desesperadamente a ella.
Como suele
ocurrir en las novelas de viajes de Verne, el viaje en si es el verdadero
protagonista, y convierten al lector en un viajero más. Las descripciones de
los paisajes y ciudades, de las costumbres y entresijos culturales de cada
población, se nos narran con tal detalle y emoción que eclipsan la historia de
los personajes, dejándolos amenudo en un segundo plano.
Verne es uno de esos autores con un estilo de escritura recargado que puede hacerse pesado para mucha gente, y que a veces resulta demasiado lento. Pero realmente vale la pena hacer un esfuerzo por asimilar su estrambótico sentido del humor, su desmesurado amor por la aventura, por lo extraordinario y lo exagerado. Creo que todas las horas dedicadas a leer a Verne, son horas bien invertidas.
Les tribulations d’un chinois en Chine. 1879. Julio Verne. Publicado por Ediciones Nauta S.A. en 1982.
Pensaba que no había leído esta novela de Verne, pero al leer tu resumen tengo claro que sí debí leerla en algún momento de mi infancia o adolescencia (incluso recuerdo la portada, que era esta). Posiblemente el libro fuera de la biblioteca, lo leyera de un tirón, y luego no me acordara mucho al no tenerlo por casa para releerlo. Lo vuelvo a poner en el montón de la lista de lecturas. Que el protagonista sea un chino en China, ¿será simplemente por el exotismo de la ambientación, o porque Verne pensó que lo de contratar a un asesino para dar algo de emoción a sus últimos días era demasiado para un caballero europeo, incluso para uno como Phileas Fogg?
ResponderEliminarCreo que fue tanto por una cosa como por otra. Verne no tenía problemas con la nacionalidad de sus protagonistas. Igual podían ser franceses que ingleses, rusos, americanos... La ambientación en un lugar tan poco conocido en aquella época por la mayor parte de su público potencial hacía la novela más atractiva, y el carácter general que se le presuponía al pueblo chino lo hacía también más apto para la trama. Hay una no muy lograda adaptación cinematográfica de 1965 en la que Kin-fo es sustituido por un actor y personaje francés... aunque sigue teniendo lugar en China.
EliminarParece que no puse bien el enlace de la portada. Es solo una curiosidad, pero voy a probar otra vez:
EliminarEsta portada
Parece que ahora está bien. Me gusta mucho esa portada, por cierto. Las portadas de los libros de Verne o Salgari eran mucho mejores cuando se los consideraba autores para un publico juvenil que las que les hacen ahora, tan sobrias.
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