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sábado, 19 de marzo de 2022

EL ASESINO DEL SHOGUN

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                  ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              ¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!

Presentado por… el Supervisor General.

¡Diecinueve de marzo! ¡Feliz Día del padre!

Hemos estado revisando de arriba a abajo nuestras colecciones de cosas, trastos y artefactos buscando algo adecuado para comentar hoy, porque nos gusta todo eso de la sincronía. Y nos hemos decidido por esta película, en la que un hombre emprende una venganza infinita contra su antiguo señor, enfrentándose en el proceso a cientos de enemigos… y llevando en todo momento con él a su hijo. Porque no hay que olvidar nunca que lo que convierte a un hombre en padre (o a una mujer en madre) no es el tener hijos, sino el hecho de cuidarlos y protegerlos contra viento y marea. Y contra ninjas, si hace falta.


La historia tiene lugar en Japón, en algún momento de la época Edo (aproximadamente, del 1600 al 1870 del calendario occidental). Ogami Itto es un samurái al servicio de su shogun, cuya vida ha prometido salvaguardar. Pero con los años el shogun ha ido volviéndose paranoico. Ve enemigos y traidores por todas partes y cree que todos desean asesinarle. Envía a sus soldados a realizar redadas entre la población en busca de “rebeldes”, estrangula al pueblo con impuestos, condena a muerte a los nobles… 

Llega un momento en el que incluso considera al propio Ogami, que siempre le ha servido fielmente como samurái y verdugo, demasiado peligroso para seguir vivo. Una noche envía a un grupo de ninjas a su casa para matarle, pero estos asesinan a su mujer y se marchan al no encontrarle a él. Ogami estaba esa noche rezando en una pequeña capilla anexa a la casa, y encuentra a su mujer agonizando al regresar.

Ogami no puede atentar directamente contra el shogun por el juramento que hizo de proteger su vida, pero este juramento no le impide matar uno tras otro a sus soldados, agentes, espías, recaudadores de impuestos y familiares. 

Tras prometerle al cadáver de su mujer que “correrán ríos de sangre”, clava su espada en el suelo y deja junto a esta una pelota de colores, a cierta distancia de su hijo, de apenas un año. Sabe que desde ese momento tanto su vida como la de su hijo Daigoro estarán en un peligro constante, que la suya será por siempre una sucesión de matanzas y huidas.


No quiere esa vida para Daigoro, pero no puede dejarlo a cargo de alguien, pues ello condenaría a muerte tanto a su hijo como a la familia que lo acogiera. Tampoco se ve capaz de tomar él la decisión de darle una muerte rápida para evitarle la muerte más cruel que tendría en manos de los hombres del shogun, y por eso deja que sea el destino quien decida. Si Daigoro gatea hacia la pelota de colores, lo matará. Si gatea hacia la espada, lo acompañará en su vida de lucha continua. Aunque la pelota es uno de los juguetes de Daigoro, este gatea hacia la espada, quizá porque supone para él algo nuevo, quizá porque siempre ha visto a su padre con ella y es la primera ocasión que tiene de tocarla. Esto marca el destino de ambos, y convierte a Ogami en un guerrero errante que viaja de un lado a otro empujando un carrito de bebé. 

El shogun promete perdonarle la vida si acepta enfrentarse en duelo a uno de sus hijos y le derrota. La cabeza del hijo del shogun termina rodando por el suelo, pero este no cumple su promesa y a cada asesino que Ogami despacha sigue otro, y otro más.

La película está basada en el manga El lobo solitario y su cachorro, de Kazuo Koike, que fue también coguionista de las seis películas originales sobre el personaje. Esta es en realidad una versión hecha a base de trozos de la primera y la segunda de esas películas. Un director americano compró los derechos de emisión de las dos primeras películas y, para adaptarlas más a los gustos del público americano, las convirtió en una juntando el inicio de la primera, el final de la segunda, y las mejores escenas de acción de ambas. También cambió la banda sonora y los diálogos, simplificando la trama. Las películas originales no eran conocidas fuera de Japón, pero esta versión la distribuyó Roger Corman, y fue lo que dio a conocer al personaje y su historia.

El film es prácticamente de principio a fin una sucesión de escenas de combate, donde se nos muestran los trucos de Ogami y Daigoro para sobrevivir e imponerse a las interminables oleadas de enemigos que les acechan. Siendo esa la única vida que ha conocido, Daigoro se adapta a ella como a cualquier otra, y llega a convertirse en una más de las armas de su padre. Su carrito de cañas de bambú, de apariencia inofensiva, esconde resortes y mecanismos que despliegan cuchillas o separan partes del carrito que son en realidad lanzas y cuchillos camuflados. Entre padre e hijo acaban con cada samurái y ninja que el shogun envía tras ellos.

Hay también escenas muy bonitas. En un momento en el que Ogami está gravemente herido y pierde la conciencia, Daigoro trata de cuidarle buscando comida. Encuentra una estatua de un monje situada junto al camino en la que algún viajero ha dejado como ofrenda tres panes de arroz, poco antes. Daigoro los coge para alimentar a su padre, pero cómo se siente mal por “robarle” a la estatua, le da a cambio un chaleco de tela que llevaba puesto.

En otra escena que considero memorable, un grupo de ninjas han atrapado a Daigoro y lo tienen atado, suspendido sobre la boca de un pozo. Amenazan a Ogami con lanzar a su hijo al pozo si él no se deja matar pacíficamente. El niño tiene poco más de dos años en ese momento, aún anda de forma vacilante y casi no habla, pero comprende perfectamente la situación a la que se enfrenta su padre. Usando uno de sus pies se descalza el zapato del otro para que caiga al pozo. Al oírlo chapotear en el fondo, Ogami comprende que su hijo le está indicando que no es un pozo seco, sino que tiene agua y que, por tanto, aunque los ninjas le suelten dispondrá de unos pocos segundos para matarlos y rescatarlo del fondo antes de que se ahogue.

La trama general de la película está tomada de la segunda entrega de la saga original; Para poder pagar la comida y alojamiento en las contadas ocasiones en que se aventuran a adentrarse en un poblado, Ogami acepta trabajos como mercenario, pero solo si estos perjudican los intereses del shogun. Un clan le contrata para que mate al recaudador de impuestos de la región, que resulta ser uno de los hermanos del shogun. A este lo acompaña una escolta de jizamurai (samuráis de rango menor) y tres asesinos veteranos conocidos como Los Señores de la Muerte, a todos los cuales Ogami y Daigoro deberán enfrentarse.

Daigoro tiene de hecho tanto o más protagonismo que su padre, y hace de narrador de la historia. Al final, lo último que oímos es su voz. Mientras el viento arrastra el sombrero del último de los Señores de la Muerte, a los que su padre acaba de derrotar, Daigoro reflexiona con tristeza sobre la vida que le ha tocado: “Yo hubiera deseado que todo fuese diferente. Pero un deseo, es solo un deseo”.

Y quizá a eso se reduce todo. Puede que si hacemos memoria podamos llegar a pensar que nuestra infancia no fue todo lo buena que nos hubiera gustado que fuera, que recordemos haber llorado, y pillado berrinches y enfadarnos con nuestros padres en muchas ocasiones. Pero si esa fue la mejor infancia que nuestros padres, por sus trabajos, horarios y circunstancias personales pudieron darnos, siempre tendremos motivos para estarles agradecidos por ello.

Puedes ver otra entrada dedicada al Día del padre pulsando aquí.

[Películas originales] Kozure Ōkami 1. Kowokashi udekashi tsukamatsuru / Kozure Ōkami 2. Sanzu no kawa no ubaguruma. 1972. Kazuo Koike, Goseki Kojima (guion) Kenji Misumi (dirección) Tomisaburo Wakayama, Akihiro Tomikawa (actores principales). Toho.

[Versión americana] Shogun Assasin. 1980. Remontaje de Robert Houston. Distribuida en DVD en 2006 por Asian Trash Cinema.

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