MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

jueves, 25 de agosto de 2022

JINETES DEL ESPACIO

 EL ARCHIVO                                                                                                 

Presentado por... Librug.

Bienvenidos al Archivo, investigadores. 

El artículo que presentamos hoy se publicó por primera vez en mayo de 2021, en la revista virtual Figuras en Acción nº 24

Como de costumbre el texto es nuestro, pero las imágenes y logotipos que lo ilustran fueron tomadas de internet, de diversas fuentes, y pertenecen en todos los casos a sus respectivos autores (los cuales se indican cuando los conocemos).



El coleccionista de juguetes antiguos es un poco como Indiana Jones: una mezcla de historiador, arqueólogo y aventurero. Hay piezas que son sobradamente conocidas, a las que podemos encontrar multitud de referencias en catálogos e incluso páginas oficiales dedicadas a ellas. Pero muchas otras son piezas obscuras y casi desconocidas, de las que solo se oyen rumores y muy pocas personas son capaces de afirmar algo concreto al respecto. Para hallar estas piezas hay que patearse mercadillos, rastros y tiendas de segunda mano, y tener mucha suerte. Incluso en el caso improbable de encontrar alguna tras rebuscar en polvorientas cajas de artículos amontonados sin ningún orden, el misterio persiste ya que casi siempre la figura estará fuera del embalaje, rota, incompleta o sin sus accesorios. 

Si tratamos de adquirirlas en alguno de los portales de compraventa de artículos que hay en internet pueden darse dos casos: por un lado, podemos encontrarlas en manos de alguien que sabe lo que está vendiendo. La pieza será más fácil de localizar porque bastará con buscarla por su nombre, pero que podamos afrontar su coste es otro cantar. Si el vendedor la tiene identificada, conocerá también la rareza de lo que vende, y en consecuencia el precio será mayor.

En el caso contrario, si el vendedor ignora lo que está ofreciendo, podemos llegar a adquirir alguna figura muy rara por un precio relativamente bajo. El problema es que solo encontraremos la pieza de casualidad, ya que al no saber lo que está vendiendo, la figura aparecerá simplemente como “guerrero” o “monstruo” y cualquier intento de localizar piezas concretas pasará estos resultados por alto. 

Personalmente, prefiero la opción del mercadillo: la búsqueda minuciosa de figuras antiguas y raras perdidas en medio del batiburrillo de objetos comunes tiene un cierto encanto, esa sensación de “hacer de arqueólogo” de la que hablaba antes. El momento en el que nuestro ojo experto localiza e identifica algo que esa misma mañana ya han observado de pasada cientos de otros ojos sin darle la menor importancia, es indescriptible. Y los intentos (muchas veces desesperados y condenados al fracaso) de poner “cara de póker” para que el vendedor del puestecito no advierta nuestro especial interés e improvise un aumento de precio, también lo son. 

Hace algunos años, mientras chequeaba con interés, pero sin demasiadas esperanzas un pequeño mercadillo de fin de semana, mis ojos se posaron en una figura de un monstruo rojo cuya extraña cabeza parecía representar algo a medio camino entre un león sin melena y una cobra, con un cuerno en la frente, además. 

Estaba en una caja junto a unos cuantos cochecitos, Cliks de Playmobil destrozados, y piezas sueltas de Tente. Rebusqué en el fondo de la caja por si encontraba un arma o complemento, pero nada. Segundos más tarde el vendedor era un euro más rico y yo un euro más pobre y, lo que son las cosas, los dos un poco más felices. Seguí buscando algo más que comprar, pero sin poder dejar de darle vueltas a la figura del “leocornio” rojo, con la persistente sensación de haberla visto antes. Al final, contemplando otro puestecito en el que había figuras de plástico de cowboys montados a caballo (es curioso cómo funciona la asociación de ideas ¿verdad?) caí en la cuenta de lo que acababa de comprar y exclamé mentalmente “¡Madre mía… un Jinete del Espacio, nada menos!”. 

Y toda la parrafada anterior solo tiene como objetivo tratar de explicar por qué me ha parecido interesante llenar unas cuantas páginas de esta revista con un artículo sobre unas figuras a primera vista tan poco originales y de tan baja calidad como estas.

Jinetes del Espacio fue una colección que la compañía española JUYBA (acrónimo de JUguetes Y BAratijas) lanzó al mercado en los 80, aprovechando el tirón de los Masters del Universo. Como suele ocurrir en estos casos, no hay catálogos, ni archivos, ni informes oficiales al respecto, por lo que nuestros conocimientos sobre esta colección van aumentando a medida que van reapareciendo sus componentes, perdidos en el tiempo décadas atrás y ahora rescatados de las cajas de trastos de los desvanes y encontrados en los mercadillos. 

JUYBA tenía varias líneas de figuras de acción en aquella época, todas imitaciones más económicas de colecciones conocidas. Para abaratar costes, utilizaba el mismo modelo de cuerpo para todas, cambiando solo las cabezas y el color de las piezas. Así, los cuerpos de los Jinetes del espacio son los mismos que los que JUYBA empleó para sus luchadores de wrestling, ninjas, superhéroes, y soldados. Un mismo cuerpo… con ocho variantes de cabeza: una de humano con una cinta en la frente, otro humano con un casco puntiagudo y dos pequeñas alas, una de serpiente, una de robot con forma esférica, una de reptil con orejas puntiagudas, otro reptil escamoso con dos lenguas, la cabeza leonina con un cuerno que comenté antes y… una de algo que sinceramente no sé cómo describir… salvo diciendo que parece un bulldog a medio despellejar. Las ocho figuras confirmadas no tenían variedades cromáticas, salvo algunas raras excepciones en las que la pieza de la cadera-ingle es de un color diferente al del resto de figuras de su mismo modelo, probablemente debido a un exceso o escasez de piezas adecuadas, más que a una intención real de hacer variantes. 

Generalmente las figuras no traían armas, aunque al tener el típico “brazo de JUYBA” cualquier arma de otra de sus colecciones les encajaba, como las de los Guerreros Minyas, los Héroes del Espacio o los Guerreros del Universo. Sí llevaban, en cambio, una faldilla, taparrabos o cinturón que se les podía quitar. Había dos modelos de faldilla, casi siempre en color negro o rojo. 

Los caballos, por su parte, están claramente inspirados en el Stridor/Stalker de Mattel. El aspecto general del cuerpo, el cuello y las patas es inconfundible, incluso el detalle de la pata delantera levantada en el mismo ángulo que éstos. Los caballos se componen de un cuerpo idéntico para todos, con cuatro variaciones de cabeza y tres de cola. No tiene ninguna pieza móvil, a parte de la cola que podemos hacer girar, si nos divierte, aunque al parecer en algunos casos también venia pegada. El cuerpo del caballo carece de las armas incorporadas características de Stridor/Stalker, pero en la grupa izquierda tiene esculpido lo que parece querer representar un pequeño fusil enfundado en algún tipo de soporte, para que el jinete lo tenga a mano. 

A pesar que cuatro cabezas y tres colas dan para doce posibles combinaciones, a cada cabeza corresponde siempre la misma cola, con lo que solo hay cuatro modelos de caballo. Sin embargo, cada uno cuenta con diversas variedades cromáticas.

Las cabezas de los caballos son una de reptil con un cuerno en el hocico (a la que corresponde una cola escamosa), otra también reptiliana pero con un cuerno en la frente (a la que corresponde la misma cola), una cabeza mecánica (cola de alambre de espino) y una cabeza “normal” de aspecto decididamente equino, con un casco integrado (a la que corresponde también una típica cola de caballo). La cabeza robótica es la más coherente con el diseño del cuerpo. De haber tenido las patas de otra forma, en el caso de las tres cabezas biológicas se podría haber interpretado como caballos enfundados en armaduras, pero las patas son demasiado estrechas para contener las de un caballo biológico, por lo que debemos entender que se trata de caballos-ciborg. 

El embalaje original de estos caballos consistía en una bolsa de plástico transparente cerrada por una tira de cartón grapada, donde venía solo el caballo o bien el caballo con el jinete montado en él. Según la bolsa trajera o no la figura, se marcaba con la referencia 200 o 190 respectivamente. También se conoce un raro ´set de regalo´ que incluía un caballo, dos figuras y varios accesorios no disponibles en el embalaje ordinario. 

A pesar de su simplicidad, esta colección tiene (al menos para mí) un encanto especial. Quizá no se trate más que de otra de las muchas imitaciones de los Masters del Universo que surgieron en su momento (incluso diría que es una de las menos conocidas) pero decididamente tiene algo más. Y es el que los guerreros monten sobre caballos.

Podrían haberlos montado sobre motos de aspecto futurista, o colocarlos encajados en pequeñas naves monoplaza, o limitarse solo a sacar figuras de los personajes, como hicieron la mayoría de los imitadores. Seguro que se podrían haber reaprovechado piezas de algún vehículo de juguete previo para hacerlo pasar por un vehículo espacial (en mi época, a los niños nos bastaba con quitarle las ruedas a una moto normal para convertirla en una moto-jet de Star Wars). Pero en lugar de eso, eligieron caballos. Y un caballo (aunque sea cibernético, o completamente robótico) no es solo un vehículo, si no un compañero de aventuras y fatigas. En lugar de un personaje y una moto o nave, cada bolsa de Jinetes del Espacio nos daba en realidad a dos personajes, y eso en mi opinión, ya incrementa notablemente el valor (no el monetario, si no el verdadero) de esta colección.

“BOOTLEGUIZANDO” UN KNOK-OFF

Es muy normal que todas las colecciones de figuras de cierto éxito den pie tanto a colecciones de bootlegs (imitaciones más baratas y de peor calidad) como de knok-offs (colecciones originales pero inspiradas claramente en otras). Jinetes del Espacio tenía un poco de cada. Aunque en principio se trata de un knock-off, ya que es estéticamente similar a Masters del Universo, pero sin plagiarle personajes concretos, sí es cierto que los caballos son claramente versiones de Stridor/Stalker. 

Lo que ya no están normal, es que alguien haga bootlegs de una colección que ya es de por si un bootleg o un knock-off, pero esto ocurre con Jinetes del Espacio.

Un fabricante desconocido produjo una serie de figuras que eran bootlegs de los Jinetes del Espacio. Aunque el torso, la cadera y las piernas tenían el mismo aspecto y éstas últimas daban la impresión de estar articuladas, se trataban de una sola pieza fija. Únicamente los brazos y la cabeza podían moverse, pero no en todos los casos. En algunas figuras, brazos y cabeza eran piezas aparte, pero estaban sólidamente pegados con cola industrial. En general el esculpido es peor y el tamaño ligeramente menor. Las cabezas son totalmente reconocibles, aunque no se respetaron los colores originales. La pieza del cuerpo y piernas era de un solo color mientras que la cabeza y los brazos solían ser de otro. Los brazos, además, presentaban dos manos hábiles en lugar de una (ambas manos estaban preparadas para sostener objetos) y llevaban pulseras en lugar de brazaletes. 

Estas figuras se vendían a granel, sin embalajes de ningún tipo, y sin cinturones ni ninguna otra clase de complementos. La colección no tenía nombre conocido y, desde luego, carecía de caballos. 

Hay quien afirma que estos bootlegs los produjo la propia JUYBA, aunque por su aspecto podría tratarse de los típicos bootlegs de Hong-Kong. Teniendo en cuenta que Jinetes del Espacio fue una colección española que no tuvo apenas proyección internacional, podrían tratarse incluso de imitaciones de otro fabricante español anónimo que quiso hacerle la competencia a JUYBA.

Probablemente nunca lo sabremos con certeza, pero ese es parte del encanto de los juguetes antiguos. No nos queda si no seguir excavando en viejos almacenes y pateándonos mercadillos, en busca de nuevas piezas que aumenten nuestros conocimientos sobre esta y otras colecciones.

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