EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Actualmente tenemos algo restringido el acceso a nuestro material debido a que gran parte de este se encuentra embalado o almacenado, a causa de unas obras que nos tienen la casa el planeta empantanado. Así que, aunque nos gusta espaciar las reseñas similares, por eso de la variedad, hoy y mañana continuaremos con la historia de Baoh, aprovechando que tenemos los mangas localizados y a mano.
Nº 4. Carne de combate: el enfrentamiento con el mandril gigante pinta bastante mal para el baoh. El descomunal simio destroza el cuerpo de su anfitrión más rápidamente de lo que el parásito es capaz de repararlo. En un momento en el que el baoh parece totalmente fuera de combate el entrenador se confía y azuza a Martín contra Violet para que la mate, pero entonces ocurre algo que nadie se esperaba. El baoh fuerza a su anfitrión a ponerse en pie otra vez e interponerse entre la niña y el ataque del simio.
En teoría la única prioridad del parásito es sobrevivir a toda costa para llegar a su etapa adulta y reproducirse, y es por ello que regenera y dota de armas naturales a su anfitrión. Pero que se arriesgue a recibir más daño para proteger a otro ser vivo nos indica que una parte de la mente de Ikuro podría seguir consciente en estos momentos, impulsando al baoh al protegerla, en algo que sí se parecería más a una verdadera simbiosis.
El combate entre el baoh y Martín prosigue, y Violet, al observar a ambos, se da cuenta de una cosa. Martín lleva claramente las de ganar, pero no es superior al baoh. Lo que ocurre es que ambos son animales, pero a Martín lo dirige su entrenador, dándole instrucciones precisas en todo momento que el simio se limita a obedecer. El baoh, por su parte, no percibe al entrenador como una amenaza debido a que este no le ataca, solo le habla a Martín. Para la limitada comprensión del baoh, su único enemigo es el simio, e ignora a quien lo dirige.
Violet interviene entonces distrayendo y molestando al entrenador. Falto de dirección, los ataques de Martín se vuelven dubitativos, y sus tiempos de reacción empeoran. El entrenador comete además el error de golpear a Violet. El baoh lo percibe al fin como una amenaza potencial y acaba con él, además de con Martín.
Tras esto Ikuro y Violet continúan con su huida a ninguna parte. Vagan por zonas rurales poco pobladas, y piden refugio en la casa de un viejo matrimonio de campesinos. El hombre es un cascarrabias que está a punto de echarlos a punta de escopeta, pero Ikuro y Violeta les recuerdan a sus hijos, a los que hace mucho que no ve, y les permite quedarse.
Esa misma noche Dorudo, otro de los asesino de Judas, se presenta en la casa. Dispone de un brazo mecánico que incorpora un dispositivo de lavado de cerebros, con el que toma el control del hombre en un momento en que éste sale de la casa para cortar leña. Implanta en su cabeza la orden de disparar su escopeta a bocajarro contra la cabeza de Ikuro (donde se aloja el baoh) a las dos de la madrugada. A continuación deberá matar también a Violet y a su mujer para luego suicidarse. Como el propio anciano ignora que va a matar a Ikuro y a Violet, la niña no debería presentir ningún peligro en él hasta el instante en que este comience a disparar.
Nº 5. La oscuridad de los sentidos: a las dos de la madrugada, cuando todos en la casa duermen ya, el anciano se levanta y toma su escopeta. Sin vacilar pero también sin ser consciente de lo que está haciendo va hacia la estera en la que duerme Ikuro y se prepara para destruir su cabeza y al baoh que contiene. En eso Notsuo, que estaba acechando a un murciélago que cuelga del techo, salta sobre éste para cazarlo. Los gritos de ambos animales despiertan a Ikuro justo a tiempo de ver los cañones del arma apuntando a su rostro, y se aparta esquivando el primer disparo. El anciano lo alcanza en el pecho con otro tiro, lo que provoca la transformación de su cuerpo cuando el baoh toma el control de este.
El baoh, sin embargo, no percibe al anciano como una amenaza, ni tan solo cuando éste vuelve a dispararle. Salta a través del techo, donde le aguarda Doduro. Este tiene un plan B que consiste en cegar el órgano sensorial del baoh mediante el olor que emiten unos murciélagos que controla, y que comienzan a volar en torno a Ikuro. Pero el anciano, una vez se libera del control mental de Doduro y advertido por Violet de lo que está ocurriendo, se dedica a abatir a los murciélagos con su escopeta.
Tras un corto enfrentamiento en el que Doduro hiere al anciano y Baoh destroza a Doduro, éste logra huir llevándose con él a Violet. Doduro ha recibido mucho más daño del que cualquier humano normal soportaría, pero resulta ser un ciborg. Gran parte de su cuerpo es mecánico, y esto es lo que le permite sobrevivir a su encuentro con el baoh. El maltrecho Doduro se lleva a Violet hasta una de las instalaciones de Judas.
A la mañana siguiente, el anciano regala a Ikuro una moto de gran cilindrada que perteneció a uno de sus hijos, y le dice que si encuentra a Violet, ambos serán bienvenidos si deciden quedarse a vivir con él y su mujer. Ikuro se marcha en busca de la niña, reflexionando sobre la posibilidad de usar de forma consciente los poderes que le confiere el parásito.
Nº 6. La llegada: Doduro lleva a Violet a las instalaciones de Judas, un laboratorio cerca del mar, en lo alto de un acantilado. Los científicos comienzan a hacer pruebas con ella tratando de estimular y controlar su capacidad de premonición, pero la niña no les pone las cosas fáciles. Además, la misión de Doduro era acabar con el baoh, por lo que su actuación se considera un fracaso, Hazyeye se burla de él y la organización no se toma la molestia de reparar los daños que ha sufrido.
Ikuro, entre tanto, ha salvado de ser arrollada por un tren a Aya, una joven cuyo pie había quedado atrapado en los railes mientras cruzaba las vías. Logra esto porque ha llegado a un grado de compenetración con el baoh que ningún otro sujeto de prueba había logrado antes. Los anteriores experimentos se llevaron a cabo con animales, cuya mente no podía imponerse a la del parásito, pero la mente humana de Ikuro es más compleja. Él mismo es consciente de lo que le está ocurriendo, y parece llegar a algún tipo de entendimiento tácito con el baoh. Ikuro empieza a manifestar algunos de los poderes del baoh siendo aun humano, sin que el baoh lo transforme y tome el control total de su cuerpo, y es así como logra salvar a la Aya.
Aya, en agradecimiento, hace de guía de Ikuro para algunas compras que este debe hacer por la ciudad. Doduro, humillado por los suyos y queriendo vengarse de Ikuro, trata de matarlo desde lejos disparándole al cráneo con un fusil de francotirador. Se aposta en la terraza de un edificio y le dispara una bala de punta explosiva desde casi un kilómetro de distancia. En teoría el baoh no tiene acceso a los sentidos humanos y solo puede percibir su entorno cuando toma el control de su anfitrión y abre una brecha en su cabeza para ver y oler el exterior, pero la unión entre el baoh e Ikuro ha llegado a un punto en el que el parásito ya ve a través de los ojos de Ikuro, y es capaz de distinguir la bala aproximándose hacia él. El baoh, aun sin tomar el control de Ikuro hace que este sea consciente del peligro y le da la velocidad suficiente para apartarse de su trayectoria.
Tras este nuevo fracaso Doduro se retira y es ejecutado por Walken, un nuevo asesino del grupo Judas, que es capaz de hacer vibrar todo aquello que toca o tan solo señala, a tal velocidad que los átomos de los seres y objetos afectados se descohesionan y desintegran. Por su parte, Violet ha estado concentrándose en enviar una llamada mental de ayuda a Ikuro. Esto ha guiado a Ikuro hacia el laboratorio de Judas, situado en lo alto de un acantilado, junto al mar. Tan pronto como salta la verja que rodea la instalación, dos individuos que se presentan como Caín y Sangriento se abalanzan sobre él.
Y con Ikuro preparándose para hacer frente a este par de energúmenos, terminamos por el momento. Puedes ver la conclusión de esta historia pulsando aquí.
Baō Raihōsha. 1984. Hirohiko Araki. Publicado en 1992 por Viz Comics & Planeta de Agostini Comics.
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