EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, pasapáginas compulsivos.
Hoy
17 de enero se conmemora la vida de Antonio Magno, un sacerdote egipcio
practicante del cristianismo nacido en el año 251 y al que se le atribuye el
ser capaz de sanar a los animales con su tacto y también ser ferozmente
defendido por ellos cuando estaba en peligro. Actualmente se lo conoce como El
Señor de las Bestias San Antonio Abad, y es el patrón de los animales.
En España al menos, ignoro si se hace en otros países, es tradición que la gente lleve este día a sus animales domésticos (o a alguno de ellos) a las iglesias, donde los curas los bendicen como si fueran personitas. El caso es que, ya que últimamente estamos repasando los regalos de Navidad y Reyes, aprovechamos para reseñar este librojuego. Forma parte de los regalos que hemos recibido en esas fechas y trata sobre proteger a los animales, así que cuadra perfectamente por ambas partes.
Tu eres quien defiende a los animales fue una más de la miríada de series de librojuegos de los que pudimos disfrutar en los ochenta. Tenía un tratamiento marcadamente educativo y ecologista, en aquella lejana época en la que el ecologismo era un ideal y no un negocio. En cada uno de estos librojuegos se nos planteaba una situación en la que un grupo de animales se encontraba en peligro por alguna causa (cazadores furtivos, contaminación, deforestación…) y debíamos hacer algo al respecto.
Este fue el segundo libro de la colección, a la que le conocemos como mínimo cuatro números. Aquí un amigo nos invita a visitar su rancho en Australia, pero al poco de llegar (antes incluso de instalarnos) se empiezan a encontrar por los alrededores cadáveres de canguros, abatidos a tiros. Naturalmente nos unimos a la investigación, que ya parte con un sospechoso claro. En la zona en la que se está eliminando a los canguros está el rancho de un tal Squatter. En realidad squatter es un mote despectivo con el que en Australia se designaba antiguamente a la gente que establecía granjas en terrenos que no les pertenecían, y que debido a la escasa población y las largas distancias a recorrer por terrenos sin comunicación por carreteras, podían explotar ilegalmente durante años antes de que el gobierno reaccionara. Okupas, vamos.
En Australia se da la circunstancia de que los canguros, los animales más representativos del país junto con coalas y dingos, no son bien vistos por los granjeros autóctonos. Los granjeros australianos tienen rebaños de ovejas porque son mucho más dóciles, controlables y sabrosas que los canguros, que les “roban” los terrenos de pasto que necesitan para las ovejas. Canguros y otros herbívoros son habitualmente cazados o cuanto menos ahuyentados a tiros por granjeros sin escrúpulos para que sus ovejas dispongan de más pasto. Puede que para el resto del mundo los canguros sean animales curiosos y bonitos, pero para muchos de los propios australianos son poco más que una alimaña.
Así pues, nuestra misión será descubrir quién es el que está matando a los canguros y reunir pruebas con las que denunciarle a las autoridades. Es una misión predestinada al éxito, ya que el librojuego tiene un solo final. Tomar malas decisiones no tiene consecuencias, simplemente hará que tardemos un poco más en alcanzar ese inevitable triunfo. El eliminar la posibilidad de perder hace el jugarlo menos interesante y el libro ya es muy corto de por sí, por lo que no da para muchas partidas. Tras la primera queda ya tan poco por leer que no vale la pena otra partida como tal.
Entre las particularidades de la colección, están las ilustraciones. Estos librojuego combinaban ilustraciones en color y en blanco y negro. Las que estaban en color incluían pistas que había que localizar observándolas a través de una lámina de plástico rojo que se incluía en el librojuego, y nos permitía distinguir un pequeño dibujo oculto.
En previsión de que esta lámina se perdiera (o de que alguno de los jugadores fuera daltónico) al final del libro había una página en la que se nos indicaba cual era el dibujo oculto en cada una de estas ilustraciones clave. Realmente, al no existir la posibilidad de perder, el tomar una mala decisión por no haber podido observar la pista no importaba, pero lo de la lista es un detalle que se agradece.
También al final de cada libro se incluían unas pocas páginas de actividades en las que se anima al lector a “investigar” sobre el animal del que trata el texto buscando una serie de datos en enciclopedias (de aquellas no había internet) o realizar manualidades o juegos al aire libre de un modo otro relacionadas con la trama.
Aventura en Australia. 1987. Elisa Ramón (texto) Gemma Sales (ilustraciones). Tu eres quien defiende a los animales nº 2. Editorial Timun Mas.
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