EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
La persecución de Remina con la que concluimos el capitulo anterior se ve interrumpida por lo que parece ser un nuevo temblor de tierra. En realidad, el suelo no se mueve, pero algo derriba por docenas los pisos más altos de los edificios. El cielo está todavía cubierto por una nube de polvo radioactivo levantado por las explosiones atómicas. La multitud de la calle no ve más que los bloques de apartamentos derrumbándose y los cascotes cayendo sobre ellos. Aún no saben qué es lo que está ocurriendo, pero pronto lo averiguarán.
<== ¡Atención al sentido de lectura! <==
Remina aprovecha la confusión para poner algo de distancia respecto a sus perseguidores. Trata de esconderse debajo de un puente, entre unos tablones de madera y desperdicios que han sido amontonados como una cabaña improvisada.
Dentro de este precario refugio encuentra a un mendigo que se enfada al verla allí y le dice que se vaya de lo que él considera su casa.
<== ¡Atención al sentido de lectura! <==
Esto es lo más parecido a un trato amable que Remina ha recibido últimamente, por lo que, cuando sus perseguidores la encuentran, su reacción instintiva es abrazarse al mendigo buscando protección. No porque el mendigo pueda brindársela, un hombre solo contra mil, sino porque no la ha rechazado con violencia al verla. Su reacción inicial (molestia por la intrusión en su refugio) es comprensible. No es odio, solo territorialidad. Quizá porque en su condición de mendigo no tiene tanto acceso a la información como puedan tenerla en resto de ciudadanos. Carece de internet o televisor, a lo sumo leerá algún periódico atrasado que encuentre entre las basuras. No sabe quien es Remina, o si lo sabe, no le importa porque al estar tan desconectado de la sociedad es mucho menos influenciable y manipulable que el resto.
El encapuchado que dirige la turba ordena a esta que tanto Remina como el mendigo sean maniatados y torturados. Pese a las protestas de ambos (él afirmando que no la conoce de nada y ella rogando para que no maten a otro inocente más por su culpa), la multitud los saca a rastras de la pequeña cabaña y empieza a torturarlos con saña. Son maniatados y golpeados, incluso se les suspende de las ramas de un árbol solo para seguir maltratándolos después, en total indefensión.
<== ¡Atención al sentido de lectura! <==
El discurso del encapuchado ha cambiado: ya no basta con matar a Remina, ya no basta con sacrificarla, debe sufrir tanto como ella (el planeta Remina) está haciendo sufrir a la Tierra y a la humanidad. El propio encapuchado la azota con una fusta hasta hacer trizas su vestido, ignorando los gritos de dolor, llanto y súplicas de la joven, hasta que algo lo detiene.
Entre la capa de nubes de polvo que brillan por la fosforescencia de la propia criatura Remina, se distingue algo inmenso, colosal, que se mueve cerca de la Tierra. Es la sinuosa lengua de la criatura. Esto es interpretado por el encapuchado como que ha llegado el momento propicio de dar muerte a la muchacha.
Tanto Remina como el mendigo son arrastrados a la plaza donde se pretendía crucificarla a ella en un principio. Allí solo queda una de las dos cruces en pie: la de su padre, el cadáver del cual, ahora abrasado por la ola de fuego de las explosiones atómicas, sigue amarrado a esta. A modo de humillación final, el encapuchado ordena que Remina y el mendigo sean atados a la misma cruz sin retirar antes el cadáver del padre. Ella es colocada justo sobre ese cadáver y amarrada. El mendigo es atado también, en el otro lado de la cruz. El mendigo no tiene vínculo alguno con Remina, pero eso no importa. La turba necesita castigar a alguien, y él está allí, a mano, un Don Nadie que no forma parte de esa turba, lo que lo convierte en una víctima más de la irracionalidad colectiva.
<== ¡Atención al sentido de lectura! <==
Se amontonan maderas en la base de la cruz y se les prende fuego con aceite. La pira arde furiosamente y empieza a quemar los pies de Remina y el mendigo.
La capa de nubes del cielo se abre y de ella brota la punta de la lengua. Esto es lo que estuvo derrumbando antes los edificios sin hacer temblar el suelo: la colosal lengua de la criatura, de varios kilómetros de diámetro, que se mueve sobre la ciudad formando enormes surcos a su paso, a medida que la criatura Remina prueba el sabor del planeta Tierra.
La ola de destrucción que provoca el paso de la lengua es indescriptible: cientos de edificios derribados, toneladas de cascotes precipitándose contra las calles y una inmensa nube de polvo que ciega a todos y pone de nuevo en desbandada a la multitud. Finalmente, la punta de la lengua de la criatura Remina llega hasta la costa y se hunde en el mar, probando el sabor del agua y retirándose aparentemente complacida. La Tierra, sin duda, es un bocado delicioso, y esta vez no va a tragársela sin más como ha hecho con el resto de los planetas del sistema solar y sus lunas; esta vez va a saborearla.
El siguiente lengüetazo de la entidad Remina sobre el mar provoca un tsunami que barre la ciudad, arrastrando gente, polvo y ruinas, y provocando nuevos niveles de destrucción. La cruz a la que la joven Remina y el mendigo están atados es arrancada por la fuerza de la ola. Termina quedando encajada en el marco de la ventana de un edificio derribado, cuando el nivel del agua desciende.
<== ¡Atención al sentido de lectura! <==
Aquí hay un detalle curioso: la fuerza del agua desprende la cabeza y los brazos del cadáver del profesor Ooguro. No vemos cuando ocurre ni se hace ninguna referencia a ello y, de hecho, los propios personajes no se dan cuenta de esto. Ni yo me di cuenta la primera vez que leí el cómic, porque es algo que simplemente se muestra de pasada. No tiene relevancia ninguna en la historia, pero me ha parecido un detalle lo suficientemente curioso para hacerlo notar.
Milagrosamente, tanto Remina como el mendigo han sobrevivido a esta nueva ordalía. Y, pese a estar amarrados a una cruz junto con un cadáver carbonizado y destrozado, en medio de una ciudad arrasada por una horda vandálica primero, varias explosiones atómicas después, el ataque de una entidad cósmica, un terremoto y un tsunami, es un momento tranquilo en el que están relativamente a salvo, puesto que la ola ha dispersado a sus perseguidores y probablemente ahogado a la mayoría de ellos.
El primero de los dos en recobrar la consciencia es el mendigo. Convertido a su pesar en testigo privilegiado del apocalipsis, observa fascinado cómo todo el cielo parece cubierto por una inmensa lluvia de meteoritos. La altura de la ola ha limpiado también la atmósfera de la mayor parte del polvo en suspensión, y ahora el cielo nocturno aparece claro y miles de estrellas fugaces lo recorren, todas en la misma dirección. Pero entonces el mendigo se da cuenta que lo que ocurre es que el día y la noche se van alternando con pocos minutos de diferencia, y que la gigantesca esfera de la criatura Remina aparece y desaparece alternándose con la visión de las estrellas fugaces. No tarda mucho en comprender lo que está ocurriendo: la Tierra está girando a una velocidad mucho mayor de lo normal. Los lengüetazos de la criatura Remina han hecho girar la Tierra a tal velocidad que las estrellas, fijas en el firmamento, pasan ante sus ojos como líneas de luz y no como puntos distantes.
<== ¡Atención al sentido de lectura! <==
Entretanto, vemos cómo el cohete reservado a los miembros más ricos de la ciudad acaba de partir. Su destino es la criatura Remina, que todos ellos están convencidos de que en realidad será un paraíso, hacia el cual avanzan felices por haberse salvado de la destrucción de la Tierra, sin saber que el final que les espera es mucho peor. El capítulo termina aquí. Aunque tiene la misma extensión que los anteriores se hace corto, porque casi todo lo importante se ha explicado ya en capítulos anteriores y se centra más en las escenas que muestran el continuo y variado tormento al que se ve sometido Remina. Sin embargo, pese a esto hay mucho que podemos destacar de esta parte de la historia.
La escena de la crucifixión compartida con el cadáver de su padre, por ejemplo, es una imagen de humillación grotesca que roza lo sacrílego. El simbolismo de que el sacrificio de una inocente en la cruz sea el requisito indispensable para salvar a la humanidad es evidente, como si el autor hubiese querido darle un toque bíblico a la historia. Pero en este caso el sacrificio no es voluntario, y por tanto no puede implicar redención de ningún tipo, es solo una tortura arbitraria más. El detalle de la cabeza y brazos del profesor Ooguro desprendidos de su cuerpo, abrasados por el calor del fuego y arrancados por la fuerza del agua, sin que nadie lo note, es un toque de horror silencioso, como queriendo resaltar lo insignificante del sufrimiento individual ante una catástrofe colectiva. Y que todo un planeta gire como una peonza debido a los lengüetazos de una criatura gigantesca, con la noche y el día alternándose en minutos y las estrellas convertidas en líneas de luz por la velocidad a la que pasan por el firmamento, es una idea tan absurda como aterradora, y sin embargo… físicamente posible, que es lo peor de todo.
Y mientras la criatura saborea el planeta como un manjar haciendo girar la Tierra, nos damos cuenta que probablemente no sea consciente de que otros seres vivos con mentes complejas habitan en esa bola de materia que para ella no es más que un pequeño caramelo. Esto es quizá lo mas irónico del asunto, que el comportamiento de la criatura estelar Remina nos deja claro que no hay un plan tras sus actos más allá del de alimentarse para vivir. No es un dios cósmico que pretende destruir a la humanidad por algún oscuro motivo. No es la avanzadilla de un ejército alienígena que está conquistando el universo. Es sencillamente un animal de algún lejano confín del cosmos que, siguiendo su naturaleza, deambula buscando comida, y para la cual la Tierra es como la migaja de una tarta, pequeña pero deliciosa. Y esto significa que todo lo que estamos presenciando, tanto los intentos de la turba de sacrificar a Remina como todo lo que ella y los que intentan protegerla están sufriendo, no va a influir en nada en el destino del planeta.
La historia continúa en Hellstar Remina n.º 5: Lengüetazos estelares (¡vaya título!😅).
Hellstar Remina. 2005. Junji Ito (guion y dibujo). Publicado en 2019 por ECC Ediciones.






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