MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 10 de agosto de 2018

EL PELIGRO LATENTE DE MHURG

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS 
¡ALERTA DE EXPOILERZ!

Los tripulantes de un carguero espacial (trabajo al parecer aburrido y mal pagado) abordan una nave que encuentran a la deriva en uno de sus viajes. La suerte parece sonreírles, pues en sus almacenes hallan pilas enormes de lingotes de metales preciosos y medio millar de avanzados y extraños robots, desactivados y en ordenadas hileras.

Por desgracia los robots se reactivan poco después y se revela su auténtica función: se trata de modelos de control de natalidad. Fueron creados para llevarlos a un mundo con un acuciante problema de superpoblación, donde además el carácter y tradiciones de sus habitantes impedían que estos se sometieran a una esterilización clínica voluntaria. Hablando claro, los robots son terminators castradores diseñados para, literalmente, arrebatar a los hombres sus testículos por la fuerza empleando para ello sus manos terminadas en juegos de cuchillas trituradoras, en un proceso tan brutal que provoca la muerte del sujeto pocos minutos después. Se me encoge... el alma solo de pensarlo. 

En teoría los robots son hábiles cirujanos, el paciente es previamente anestesiado y sobrevive sin problemas, y una vez una cantidad suficiente de la población ha sido esterilizada, pueden ser desactivados. Pero ya sabéis lo que suele pasar con las teorías.

La nave de los castrabots termina siendo controlada por una de las tripulantes del carguero, a la que se nos describe como drogadicta, lesbiana y alcohólicaHay que tener siempre presente que los autores de estos bolsilibros eran niños o adolescentes durante los años 40-60. Recibieron la educación típica del régimen franquista, que consideraba que toda persona que se sintiera atraída hacia alguien de su mismo sexo en lugar del opuesto, tenía que ser forzosamente demente, sádica, degenerada, satanista... que los habría, por supuesto, pero no son características necesariamente relacionadas o codependientes. Debido a ello gays y lesbianas compartían protagonismo como villanos en estos libritos junto con vampiros, hombres lobo, mutantes, invasores alienígenas, o adoradores del diablo.

La chica desembarca sus castrabots en una colonia, donde sin más ni más los lanza contra la población, después de darles instrucciones para que esterilicen también a las mujeres por el procedimiento de penetrarlas con las cuchillas de las manos, para destruir sus ovarios. Y luego hay quien dice que el terror de los 80 ya no asusta...

El resto del librito es una batalla campal donde hombres y mujeres luchan juntos contra los robots para proteger lo más valioso que tienen... me refiero a sus vidas, claro.

Dejando aparte el desfasado concepto de la relación entre maldad y una determinada orientación sexual, (sea o no mayoritaria) el resto está bastante bien. La historia se hace amena y no está nada mal contada. La portada, desde luego, no tiene relación con el contenido. 

Era habitual en todos estos libritos que el chico y la chica protagonistas se casaran una vez resuelta la trama. Probablemente, un final feliz impuesto por Bruguera. En este no ocurre, pero después de todo ya estaban liados desde antes de comenzar la aventura, así que apenas hay diferencia.

El peligro latente de Mhurg. 1981. A.Thorkent [Ángel Torres Quesada]. La conquista del espacio nº 560. Editorial Bruguera S.A.

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