Un conjunto de plantillas grabadas en relieve y un soporte para colocarlas y poder sacar un calco en papel de la imagen. Una idea sencilla y genial que cuando salió de la mano de Geyper allá en los 80 me tuvo durante horas y horas diseñando mi propio ejército de monstruos. Uno de los pocos juguetes que me regalaron mis padres que todavía conservo de aquella atolondrada época.
El juego se compone de 18
plantillas de doble cara: 6 para la cabeza, 6 para el torso y los brazos, y 6
para la cadera y las piernas. La mayoría muestran ilustraciones por ambas
caras, pero algunas son tramas para añadir efecto de pelaje o escamas a los
dibujos. Aunque las plantillas están pensadas para poder hacer personajes completos
(por ejemplo, hay una cabeza de gorila, un torso de gorila y unas piernas de
gorila) el poder combinarlas permite dar lugar a autenticas aberraciones.
(El único dibujo superviviente de lo que en un lejano pasado fueron docenas:
"La Maldición de la Tumba del Simio", un clásico inmediato)
Mosquis! que recuerdos tuve el mismo o uno parecido que me trajeron los reyes, aunque reconozco que perdi el jueguete pronto
ResponderEliminarEso es lo malo que tiene ser pequeño, que todo el mundo te regala cosas superchulas en una época en que las pierdes y las rompes con facilidad. Y en cambio, cuando ya has crecido lo suficiente para apreciarlas y conservarlas... ¡Plaf!¡Una corbata!
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