Hoy es 21 de
marzo, es decir, San Filemón. ¡Felicidades a todos los Filemones del
mundo! Un día tan bueno como cualquier otro (o quizá más) para empezar a
comentar los tebeos de Mortadelo y Filemón de mi colección.
Iniciada hace
más de sesenta años (y todavía en activo), vendida en más de veinte países, e
inspiradora de series de televisión y videojuegos (y algunas películas más bien
lamentables) Mortadelo y Filemón se trata sin duda de la obra
más conocida del maestro Francisco Ibáñez.
Mortadelo y
Filemón son dos agentes secretos que se ven implicados en una sucesión de
misiones salvajes, irreverentes, absurdas hasta el ridículo, ultraviolentas y
ultracómicas a la vez. Es rara la página en la que algún personaje no caiga
desde lo alto de un edificio, sea atropellado por un camión, le impacte un
yunque en la cabeza, lo acribillen a balazos, le explote una bomba en plena
cara o sea masticado y escupido por un cocodrilo, entre muchas otras
cosas.
Pero eso sí, las
consecuencias de todo esto no suelen pasar de chichones, ropa hecha trizas, u
ojos morados. En ocasiones acaban con todo el cuerpo vendado o
enyesado, o proyectados al espacio por alguna monumental explosión (o por
efecto de una patada, lo mismo da) pero siempre vuelven a la carga, y por lo
general, terminan persiguiéndose uno al otro. Y no parece importar quien
persiga a quien, lo importante es mantenerse en movimiento. Imposible no
sentirse identificado de algún modo con ellos.
Condenados a una
mala suerte permanente e incomprensible, llenos de buenas intenciones, pero de
una torpeza más allá de cualquier intento de descripción, Mortadelo y
Filemón son en mi opinión lo mejor que ha dado jamás el tebeo español.
Se editó
en 1988. En esa época Ibáñez había perdido los derechos sobre su obra y
personajes, y tardaría un lustro en recuperarlos. Ediciones B se
dedicó durante ese tiempo a reeditar material antiguo y a contratar a otros
autores para que imitaran el estilo de dibujo de Ibáñez.
Este número en
concreto es una recopilación de 59 historias genuinas de Ibáñez de una sola
página, a las que se añadieron tres de otro autor, probablemente para completar
el número estándar de páginas de los ¡Olé!. Estas tres historias
"falsas" son Mortadelo el escurridizo, Invento
sensacional y Una idea genial. Dado que las originales de
Ibáñez pertenecen a diferentes épocas (algunas son bastante antiguas), la
diferencia del estilo de dibujo no se notaba tanto respecto a las apócrifas.
Hasta donde yo
sé, es el único número de ¡Olé! de estas características,
rompiendo con el formato habitual de una aventura larga de 44 páginas con
algunas aventuras cortas de relleno, o una sucesión de aventuras cortas de
extensión variable.
Otra
característica que hace a este número especialmente interesante, es que muy
pocas de las historias están dedicadas al trabajo de investigación del que se
supone que viven los personajes. En casi todas, la trama gira en torno a su
convivencia en el piso alquilado que emplean también como oficina, sus
problemas cotidianos, y los enormes desastres que provocan al tratar de
solucionar contratiempos minúsculos.
¡Más Ibáñez pulsando aquí!
¡De nuevo en ebullición! Francisco
Ibáñez Talavera (guion e ilustraciones). Colección ¡Olé! Publicado en 1988 por Ediciones B/Grupo Z.
Inolvidable la historia del TNT. ¿No estará también en ese tomo la no menos famosa página de "El rifle"? ("Sí, jefe, su pistola mata... ¡pero poco! En cambio, mi potente rifle...").
ResponderEliminarLa del TNT es una historia genial. No solo nos muestra la afición de Mortadelo a los bolsilibros de terror (la mayoría de los cuales en esa época habían pasado a ser propiedad de Ediciones B tras la desaparición de Bruguera...) si no que es un ejemplo perfecto del funcionamiento básico de la serie: un malentendido inocente que da pie a una reacción precipitada y desproporcionada que acaba provocando un desastre. Mas o menos el problema que tenemos ahora con toda esta patraña de la corrección política.
EliminarY si, el que comentas, "Se vende un rifle" (otra gran clásico) también forma parte de este número.