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lunes, 17 de junio de 2019

BOTELLA DE TOLÓN-TOLÓN

LA DESPENSA
Entre las cosas que colecciono, hay un pequeño apartado dedicado a aquello que tenga que ver con vacas. Me encantan las vacas. A mucha gente le pasa.

Varios estudios realizados por psicólogos apuntan a que la imagen de la vaca o su mugido tiene un efecto tranquilizador sobre el cerebro humano, y lo atribuyen a que el desarrollo de la ganadería por parte de los hombres primitivos supuso un aumento radical de su calidad de vida, al proporcionarles una fuente de sustento renovable y mucho más segura que la caza. Esto habría quedado grabado en nuestra memoria racial, y se vería reflejado en nuestra cultura actual en detalles como que la forma tradicional de quedarse dormido sea contar ovejas (no porque sea aburrido, si no porque "tener" muchas ovejas tranquiliza) o que las huchas (ahorro, recursos) se fabriquen habitualmente con aspecto de cerdito. Yo creo que la afición por las vacas puede resumirse de un modo menos técnico y más preciso: las vacas molan.

Entre mis artículos de naturaleza vacuna encontramos esta botella de Tolón-Tolón, un licor de leche merengada. Cuando la vi en una tienda hace un montón de años me llamó inmediatamente la atención, pero el que su contenido fuera licor (con el elevado precio que ello supone) sumado al hecho que yo no bebo alcohol me hizo devolverla a su estante.

Pocos días después, al comentarle esto a una amiga, esta me propuso un trato: pagar la botella a medias y repartirla a partes iguales. Vale la pena aclarar que su idea de “a partes iguales” era quedarse ella con el contenido y yo con el continente. Como los mejores tratos son aquellos en los que ambas partes creen salir ganando, acepté y terminé haciéndome con la botella (que después de todo, era lo que me interesaba) a un precio menor.

La botella, como veis, es opaca y está decorada con un esquema de manchas típicamente vacuno, además de contar con un pequeño cencerro. La vaca del dibujo, por cierto, lleva puesto el mismo cencerro que la botella… y tiene toda la cara de haberla vaciado de un trago.

2 comentarios:

  1. Siempre me ha llamado la atención esta botella, y la habría comprado hace tiempo (no me falta quien se preste a vaciarla) si no fuera porque no me acaba de gustar el dibujo de la vaca en sí. La forma, el tamaño, el color y las manchas son perfectos, y el pequeño cencerro es encantador... pero la vaca no me convence. Una vaquita más tranquila pastando en el prado habría quedado mucho mejor.

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    1. De haber sido otro producto el que se vendiera en este envase (batido de zumo con leche, o yogur liquido, por ejemplo) probablemente la vaca hubiera tenido un aspecto más clásico y tranquilo, pero imagino que los del departamento de marketing debieron pensar que una vaca "alegre" era más adecuada para una bebida alcohólica.

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