MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 4 de octubre de 2019

LOS INFINITÉSIMOS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!

Dorman y Tanaak son un par de asesinos, estafadores de alto nivel y ladrones de guante blanco que viven a cuerpo de rey gracias a las enormes sumas de dinero que arrebatan tanto a empresas como a particulares. Su último golpe tiene como objetivo la cámara acorazada del Banco Internacional, en la que se guarda un auténtico tesoro en tablillas de platino. Las extremas medidas de seguridad del banco hacen imposible que nada mayor que una mota de polvo pueda burlarlas. Pero Dorman, que es el cerebro del pequeño grupo, encuentra una forma de esquivar este inconveniente.

Un científico, el doctor Milko, ha creado una máquina que aumenta cien mil veces el tamaño de todos los átomos del universo. Sin consultar a nadie la pone a funcionar, y observa con creciente frustración lo inútil de la gran obra de su vida: puesto que todo ha aumentado de tamaño al mismo tiempo y en proporción, nada ha cambiado. Todo sigue teniendo el mismo tamaño relativo. No vamos a entrar en el asunto de que cantidad de energía sería necesaria para provocar no ya ese efecto, sino para hacerlo además extensivo a todo el universo simultáneamente. Es necesario para la trama, y por ello no le damos demasiadas vueltas. 

El caso es que el doctor Milko, buscando un modo de dar alguna utilidad a su invento, desarrolla a continuación un suero radioactivo que hace que cualquier ser vivo inyectado con él sea inmune a este efecto y pierda temporalmente ese tamaño aumentado. Puesto que todo permanece aumentado mientras la máquina siga funcionando, visualmente parece que el ser vivo se encoja hasta una cienmillonésima parte de su tamaño, cuando lo que ocurre es que simplemente recupera su tamaño normal, al bloquear el suero radiactivo la absorción de las ondas aumentadoras de la máquina. Más rebuscado que simplemente inventar un suero para encoger, pero con el mismo resultado final.

La intención de Dorman es apoderarse del suero y reducirse al tamaño de un grano de arena, con el que podría burlar los complicados sistemas de seguridad, acceder a la cámara acorazada del banco, y luego volver a aumentar de tamaño en el interior de la cámara cuando el suero pierda su efecto. Una vez allí, sus conocimientos informáticos le bastarían para desactivar los sistemas de defensa con relativa facilidad desde una de las terminales de la propia cámara, abriéndole el paso a su socio. Lo único que necesita para ello es inyectarse en vena una sustancia radiactiva cuyos efectos secundarios se desconocen ¿Qué podría salir mal?

Su genial plan implica también a Abi Rabsari, que no solo es empleado del Banco Internacional, sino que además es el prometido de la hija del profesor Milko, de la que Dorman se encapricha. De este modo, Dorman no solo planea engañar a Abi para obtener de él información más precisa sobre los sistemas de seguridad, sino además robar el invento de su futuro suegro y raptar con innombrables intenciones a la hija de éste. Todo un personaje.

La mayor parte del texto está dedicado al proceso de engaño de Abi, su prometida y el profesor, la obtención del suero y la puesta a punto del plan, dejando menos de un tercio de las páginas para la parte en que Dorman se reduce de tamaño (o más exactamente, se desagiganta) haciéndose acompañar por la parejita, en calidad de involuntarios ayudantes. Se podría haber dado pie a una emocionante aventura en la que los protagonistas debieran luchar contra bacterias y microbios, tal como sugiere la portada, pero esto no llega a ocurrir.

Los abyectos planes de Dorman dan al traste debido a algo que ni él ni nadie (ni tan solo el avezado lector) podía prever: el que todo el universo aumente cien mil veces de tamaño ha puesto en alerta una computadora de seguridad de un lejano planeta, desconocido por la humanidad, que tan pronto como localiza exactamente el origen de la energía agigantadora envía a la Tierra una señal que neutraliza la máquina del profesor Milko. Todo el universo vuelve progresivamente a su tamaño original. Puesto que Dorman ya se encontraba en su tamaño original por efecto del suero radioactivo, todo lo existente excepto él se reduce a una cienmillonésima parte, o lo que es lo mismo, relativamente él aumenta cien mil veces su tamaño respecto al resto del universo… en el peor momento posible, encontrándose en un lugar realmente angosto, y demasiado sólido como para ceder ante su creciente volumen relativo, lo que le ocasiona un lento, doloroso, y letal aplastamiento inverso. 

Abi y su prometida se casan (que no falte una boda al final) y él recibe el inmenso honor que supone ser ascendido a trabajar en la sede principal del Banco Internacional, ubicada, como no podía ser de otro modo, en la que en el futuro será ciudad más importante del mundo… Madrid, en España. En la época en la que este texto se escribió, la ciencia ficción y el terror estaban sometidos a una enorme censura por parte de la dictadura de Franco, y la mejor forma de esquivarla era dejando en buen lugar a la iglesia o al país, y a ser posible, a ambos.  Estando así las cosas... ¿Qué mejor final que casarte como es debido y a continuación irte a vivir a España? ^_^U

En lo que se refiere al apartado técnico, y dejando de lado el asunto del funcionamiento de la máquina, o la imposibilidad física de que los pulmones de alguien desagigantado procesen átomos de oxígeno cien mil veces mayores de lo acostumbrado, toda la secuencia del encogimiento (o desagigantamiento) está muy bien explicada y resulta bastante interesante, así como la mención a las máquinas de pagos. Estos son unos aparatos que hay en el interior de la recepción del Banco Internacional, en donde los clientes introducen una tarjeta de identificación y obtienen a cambio la cantidad de dinero que solicitan, que se resta automáticamente al que tengan depositado en su cuenta. El autor estaba describiendo los cajeros automáticos dos años antes que se inventaran. Con una visión de futuro realmente preclara, el autor indica además que muchas de estas máquinas de pagos tenían el consabido cartelito de "no funciona".

También merece la pena hacer notar que en estos libritos los protagonistas solían ser americanos o ingleses, y en mucha menor medida, franceses o españoles. No se hace referencia a la nacionalidad o etnia de Abi Rabsari, pero son un nombre y un apellido de origen hebreo. Milko por su parte es un apellido de origen menos claro pero que se da más frecuentemente en Serbia y Croacia. Dorman es obviamente un nombre americano, y Tanaak, aunque escrito así no existe como nombre, suena a asiático. La imagen que da este autor del mundo en el que viven sus personajes es la de una sociedad globalizada al nivel de hoy en día, algo que era casi impensable en los 60. Pero a eso se dedica la ciencia ficción, a imaginar el futuro.

Los infinitésimos. 1965. Peter Kapra [Pedro Guirao Hernández]. Espacio, el mundo futuro nº 354. Ediciones Toray S.A.

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