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jueves, 3 de octubre de 2019

CLÁSICOS DEL TERROR: DRÁCULA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
A principios de los 70, Marvel inició varias líneas de comics sobre monstruos clásicos del terror, pero dándoles su toque particular. No se trataba exactamente de convertir a estos monstruos en superhéroes o supervillanos, pero sí de presentarlos en una serie de historias más próximas a la acción que al terror. Los monstruos eran los protagonistas principales, y sus historias eran contemporáneas al año de publicación. Los hombres lobo no se enfrentaban a cazadores armados con mosquetes de un solo tiro cargados con una única e irremplazable bala de plata, sino con ametralladoras y armas automáticas repletas de tan peligrosa munición. Los vampiros no eran ya perseguidos únicamente por sacerdotes y turbas furiosas con antorchas, sino también por coches patrulla, helicópteros, y científicos armados con rayos de luz solar artificial. Los monstruos no solo serían acosados por simples humanos, sino que también superhéroes famosos de Marvel se enfrentarían a ellos.

Además, las historias eran bastante ambiguas. Los monstruos eran presentados como héroes o villanos dependiendo de la situación en la que se vieran envueltos, pero en general se justificaba sus actos, como parte de su naturaleza incontrolable. Esto era más notable en el caso de Drácula que en ninguno otro. 
Drácula mataba gente para alimentarse, pero también por capricho. Era cruel y altivo, y despreciaba a los humanos. En los capítulos en los que era perseguido por esforzados grupos de cazavampiros, Drácula era el villano. En los capítulos en los que se enfrentaba a otros monstruos o a criminales humanos, él era el bueno de la historia. Este segundo caso se iría volviendo cada vez más frecuente, ya que cualquier persona (real o ficticia) que se vuelve muy popular tiende a ser justificada  y perdonada por su público, haga lo que haga. De este modo, Drácula fue pasando de forma lenta pero clara de villano a héroe sin cambiar su actitud malvada. Simplemente, las historias que se construían a su alrededor se fueron alterando para dejarlo a él en mejor lugar que a sus oponentes.
Las historias eran también muy variadas. Había largas temporadas de números en los que la trama se continuaba de unos a otros. Había épocas en que se pasaba a historias, que, manteniendo una continuidad, eran autoconclusivas. Siendo una criatura inmortal que llevaba siglos sobre el mundo, las historias de Drácula podían situarse sin más explicaciones en momentos anteriores a lo que era la línea temporal general de la colección. 
Así, nos encontrábamos con cosas como una tripulación de piratas saqueando el castillo de Drácula en el siglo XVIII, o a éste, en plena guerra civil americana, capitaneando un ejército de humanos hipnotizados y alimañas nocturnas para devastar el frente sureño.
Drácula se enfrentaba a malvados clásicos como otros vampiros, nazis o pandillas de yonkis, pero también a algún que otro horror cósmico lovecrafniano.  Parecía sentir un odio especial hacia los fanáticos religiosos, y tanto adoradores del diablo como sacerdotes cristianos cayeron ante su furia. Reputados superhéroes como la Patrulla-X, Spiderman o Estela Plateada se enfrentaron a él, y un personaje bien conocido hoy en día, Blade el cazavampiros, vio la luz por primera vez en este comic, luciendo una espectacular melena a lo afro que doblaba el volumen aparente de su cabeza.
El primer y mejor ilustrador con el que contó la colección (o al menos, el de estilo más adecuado para la temática que trataba) fue Eugene (más conocido como Gene) Colan: un magnifico dibujante en blanco y negro, cuyo trabajo desmerece un tanto al ser coloreado, por la perdida de tramas y sombreados.

Este tomo recopilatorio contiene los primeros cinco números de la colección. La historia se inicia en 1972, con Frank Drake (americano descendiente de inmigrantes europeos) viajando a Transilvania junto con su novia Jeanie y (por alguna razón no muy sólida) el celoso exnovio de esta, Clifton Graves.  Drake es buen tipo, pero no muy espabilado. Al morir, su padre le dejó un millón de dólares (que teniendo en cuenta los precios de la época, tenía el mismo poder adquisitivo que unos dos y medio o tres millones de dólares actuales), que él dilapidó en lujos y diversiones en solo tres años. 
El motivo del viaje es comprobar el estado de una vieja herencia que ha pasado de generación en generación sin que, misteriosamente, nadie quisiera hacerse cargo de ella. Drake está arruinado y planea sanear sus cuentas vendiendo esa propiedad: un mohoso castillo que ha pertenecido a su familia desde mucho antes que sus antepasados abandonaran esas tierras y cambiaran a Drake su antiguo apellido: Drácula.

Clifton Graves, que tampoco es manco respecto a lo que apellidos se refiere (Graves significa Tumbas) se separa de los otros y, explorando por su cuenta, descubre un gran ataúd con la palabra DRACULA claramente cincelada. En su interior encuentra un esqueleto con una estaca atravesándole el costillar, y tiene la genial idea de arrancarla con la intención de matar a Drake golpeándole con ella como si fuera una porra, dando por supuesto que con esto recuperará el amor de su ex.
Al ser desestacado, el esqueleto se regenera por completo y surge del ataúd ante la incredulidad de Graves, que solo acierta a vaciar inútilmente el tambor de su revolver sobre el vampiro. Sí, llevaba encima un flamante revolver, pero le quita la estaca del pecho al más famoso vampiro de la historia para usarla como palo con el que matar a su amigo. Graves tampoco es precisamente un portento de inteligencia.

Drácula arroja a Graves a un olvidadero y busca al resto de intrusos que percibe en su castillo. En su primer encuentro, Drake lo repele esgrimiendo un espejo de plata, con lo que Drácula se retira en forma de murciélago hacia el pueblecito más cercano, una fuente de alimentación que visitó muchas veces en el pasado. Tras fortalecerse vaciando de sangre a una joven, regresa al castillo a proseguir su enfrentamiento con Drake. 
Pero al encontrar el cadáver de la joven los aldeanos desatan su furia a la manera tradicional, formando una turba con antorchas que acude en masa al castillo de Drácula y le prende fuego. Aprovechando la confusión, Drake huye del lugar llevándose a Jeanie inconsciente y dando a Graves por muerto. Ya fuera del castillo, ahora consumido por el fuego, Drake descubre que durante un momento en el que Drácula le dejó aturdido, este mordió a Jeanie convirtiéndola a su vez en vampiresa. Jeanie se marcha perdiéndose en la noche en busca de su amo, dejando a Drake solo y derrotado.

En los siguientes números y durante una buena temporada, las historias se basarían en los encuentros entre Drake y Drácula. Drake sería más adelante reclutado por Rachel Van Helsing, descendiente a su vez del famoso doctor del cual toma su apellido.  
A partir de este punto la estética general (más próxima al terror clásico de la Hammer y la Universal) comenzaría a ceder paso muy lentamente al dinamismo propio de los comics de acción.
En España y en la época en que apareció no se vendió muy bien porque tenía mucho dialogo, mucho cuadro de texto, las ilustraciones no tenían el estilo ágil y colorido típico de las historias de superhéroes, y eso se apartaba de los comics Marvel a los que estábamos acostumbrados. Pero eso lo hacía muy literario, un punto intermedio entre el comic común y mis adorados bolsilibros de terror. Fijaos, por ejemplo, en las primeras palabras que pronuncia Drácula cuando se regenera, después de un sueño de medio siglo:
M
“Los años han sido largos, estoy cansado de su paso. He añorado todo aquello por lo que viví una vez. Las nubes enmarcando la luna… el llanto de los niños por la noche… y sobre todo el más placentero de los sabores… ¡el dulce néctar de la vida!” .
M
Eso es verdadera elocuencia. Yo, recién levantado, lo más coherente que soy capaz de decir suena algo así como -"¡Grñmpf!". 

Clásicos del Terror: Drácula. 1988. Gene Colan (ilustrador). Comics Fórum.  

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