EL TERROR NO TIENE FORMA

EL ORÁCULO DE LAS VISIONES

¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!

Presentado por... Pecky.

Bienvenidos, amigos cinéfagos. ¡Poned a salvo vuestras chuches y palomitas, porque hoy tenemos un invitado con mucha hambre!

Esta película es el remake de la clásica The Blob de 1950. ¡Pero no dejéis de leer todavía! Soy consciente que hoy en día remake suele ser sinónimo de falta de imaginación y de echar a perder el original. Pero este remake de The Blob se hizo en los 80, una época del cine donde éste era tan bueno que hasta los remakes eran grandiosos.

Una vez alguien me dijo que eso de que “en los 80 y 90 el cine era mejor que ahora” era un tópico, algo que la gente repetía porque sí. Pero no es un tópico, ni fue algo casual. Hay una muy buena razón para considerar el cine ochentero como una época dorada del séptimo arte.

Los efectos digitales todavía eran algo muy nuevo. Se usaban para retocar los efectos especiales artesanales, sin abusar de ellos ni basar toda la película en estos. Las películas seguían apostando por los guiones como su principal baza, como en los 60 y 70, pero los efectos especiales artesanales habían alcanzado su máximo desarrollo. Esto dio lugar a dos décadas de películas que combinaban excelentes guiones y excelentes efectos especiales. No hay más misterio que ese. Por desgracia, la combinación de buen guion y buenos efectos es algo que se da muy rara vez hoy en día.

En fin, a lo que vamos… El terror no tiene forma nos cuenta la historia de un slime devorador de carne, aparentemente extraterrestre, que crece continuamente a medida que come. Su masa está recubierta de ácidos digestivos capaces de disolver a un ser vivo de su mismo tamaño en pocos minutos, y casi instantáneamente si es más pequeño. Y no pasa mucho tiempo hasta que todo ser vivo que encuentra a su paso es más pequeño.

 

Los protagonistas son un joven motero llamado Flagg, típico rebelde sin causa, y Meg, la pulcra y correcta universitaria ideal. Ambos son de los primeros en encontrarse con el slime y enfrentarse a la incredulidad inicial de las autoridades.

En el The Blob original los ciudadanos tenían que defenderse de la criatura por sí mismos. En esta versión interviene un cuerpo especial de guerra biológica del ejército, pero su presencia no supone una diferencia sustancial.

La criatura se comporta como una descerebrada ameba, limitándose a moverse hacia cualquier materia comestible próxima y devorarla. Crece rápidamente hasta llegar a avanzar al descubierto en plena calle, fagocitando toda persona a su alcance. Las armas que han traído con ellos los soldados (ametralladoras, explosivos y lanzallamas) no tienen más efecto sobre el Blob que cabrearlo. Pronto los supervivientes del pueblo se ven acorralados en el ayuntamiento mientras la criatura extiende sus flagelos por cada pequeño resquicio tratando de llegar hasta ellos.

La película se nota que fue hecha con mucho amor, con un deseo sincero de entretener y asombrar al espectador. Los montajes de imágenes se hacen evidentes en algunas tomas (el tiempo no perdona), pero aun así están muy por encima que los de otras películas más actuales y con mayor presupuesto, que basan todos sus efectos en lo digital.

Una de esas cintas que dejan patente el porqué el cine en general era mejor en los 80 y los 90, y un ejemplo a seguir de lo que debería ser todo remake: como lo que ya era la versión anterior... pero mejor en vez de peor.

The Blob. 1988. Frank Darabont, Irvin Millgate, Chuck Russell (guion) Chuck Rusell (director). Kevin Dillon (actor principal) Shawnee Smith (actriz principal). TriStar Pictures. Edición en DVD de 2001 por Columbia TriStar Home Entertainment.