EL GRAN BAZAR
Presentado por… el Supervisor General.
¡Primer domingo de mayo! ¡Feliz Dia de la Madre! Vamos a ver que tenemos por aquí que podamos comentar en relación a este día tan especial. ¿Algún libro adecuado? ¿Un comic? ¿Una figura?
¡Ah! ¡Ya se! ¡Escarabajos de piedra egipcios!
Si, si, soy consciente que dicho así no parece que tenga mucho que ver con esta fecha, pero veamos para que se empleaban.
Estos artefactos, tallados en distintos minerales y tamaños, eran esenciales en la religión egipcia. Los he puesto junto a una moneda terrestre para que tengáis una idea más clara de las dimensiones de cada uno.
El mayor está tallado en piedra basáltica negra. El de tamaño medio, en cuarzo blanco sin pulir. Los cuatro más pequeños son de esteatita, y están perforados a lo largo para llevarlos como parte de una pulsera o collar. Se los llamaba khepra (que en egipcio antiguo significa "escarabajo") porque representaban precisamente eso. Actualmente aparecen mencionados en algunas publicaciones como escarabeos.
Los escarabajos peloteros eran admirados en Egipto por la forma en que elaboran esferas de alimento y residuos, y las empujan de un lado a otro. Los egipcios veían un paralelismo entre esto y la forma en la que el Sol se desplazaba por el cielo.
Ra era el dios protector del Sol, y el encargado de administrar su energía. Pero correspondía al dios Khepri (representado como un humano con cabeza de escarabajo) la tarea de mover físicamente la esfera solar por el firmamento, así como los humildes escarabajos movían sus esferas por el suelo.
Durante el proceso de momificación, se colocaba un amuleto de piedra con forma de khepra sobre el pecho del difunto, para que de este modo pudiera seguir disfrutando de la vivificadora energía solar incluso después de ser enterrado. Este amuleto se consideraba el único elemento realmente indispensable para tener posibilidades de acceder al Más Allá, y era siempre el primer elemento de protección que los egipcios adquirían para su futuro entierro.
En la base de los khepra siempre se grababa una inscripción. Esta cambiaba según el tamaño del mismo. En el caso de los más pequeños era una sola palabra clave que se aceptaba como "resumen" de un conjuro específico, y en los de mayor tamaño podían encontrarse varias frases completas.
Aunque hay cientos de variaciones, hay también una serie de palabras y frases que se repiten en la mayoría de los khepra que se han encontrado. Estas frases están extraídas del conjuro "Para que el corazón del difunto no sea rechazado", considerado el más poderoso del Libro egipcio de los muertos. Pero junto a este conjuro se suele encontrar otra oración, repetida una y otra vez en los khepra, también con sus pequeñas variaciones, que podría traducirse de la siguiente forma:
Madre de mi corazón.
Origen de mi forma y mi vida.
Origen de mi forma y mi vida.
Cuidadora en mis diferentes edades.
Tú me haces próspero.
De tu nobleza depende que yo
sea un hombre justo.
Creo que no hace falta
decir nada más. El elemento más importante de la momificación, indispensable para poder optar a una vida de felicidad eterna en el Más Allá, era un amuleto en el que los egipcios equiparaban a sus propias madres con los dioses, nombrándolas junto a estos en un mismo texto. Un amuleto que se colocaba en el pecho de los difuntos, sobre su verdadero
corazón.
He leido hace pocos minutos tu comentario de ayer Domingo sobre KHEPRA en tu particular Planeta del Espacio.
ResponderEliminarUn buen comentario sobre la Historia más antigua de Egipto que todavía hoy nos sigue fascinando y sobre todo el significado de los escarabajos que tanto faraones, sacerdotes y su pueblo, adoraban.
Lo mejor de todo ha sido el singular homenaje que tu haces a todas las Madres ( yo lo soy por triplicado ) y por lo tanto acepto este homenaje como el mejor de los regalos.
El auténtico amuleto que yo tengo en mi vida, aunque no sea egipcio, son por supuesto, mis hijos.
Se calcula que los Khepra más antiguos que se han encontrado deben tener entre 4.500 y 5.000 años, y sin embargo las palabras inscritas en ellos siguen siendo tan ciertas hoy en día como cuando se grabaron en la piedra. Hay cosas que no cambian por muchos milenios que pasen, y el amor por nuestra madre es una de ellas.
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