Presentado por… el Supervisor General.
Desde siempre se pensó que
dormíamos para descansar, y que los sueños eran algo adicional al hecho de
dormir. Hoy en día se sabe que es al revés. Que el cuerpo no descansa tanto
estando durmiendo como estando en reposo, pero despierto.
El dormir tiene como
principal finalidad dejar el cuerpo y la mente en un estado óptimo para que se
produzcan los sueños. El verdadero objetivo de dormir, es soñar, no descansar.
Una persona a la que se priva de dormir soñará igualmente. Lo percibirá en
forma de alucinaciones que se mezclarán con su percepción del mundo real, al no
tener la mente y el cuerpo en el estado más adecuado para soñar, pero aun así
su mente “intentará soñar”.
La memoria a corto plazo se convierte en memoria a
largo plazo mientras estamos soñando (soñando, no durmiendo). También la regeneración de las heridas y
la curación de enfermedades se acelera mientras soñamos. Se ha comprobado
incluso, que la actividad cerebral durante el sueño es superior a la que una
persona desarrolla normalmente a lo largo del día mientras lee, trabaja,
estudia, o se concentra en algo. En definitiva, dormimos para soñar, no para
descansar.
He leído bastantes libros al
respecto, y este es el mejor que he encontrado por el momento. Gran parte de él trata sobre cómo se han
interpretado los sueños a lo largo de la historia, desde sus primitivas
aceptaciones como mensajes enviados por los dioses, a recuerdos de vidas
anteriores, premoniciones del futuro, simples imágenes aleatorias, etc.
Naturalmente habla de Freud y sus teorías. Aunque a día de hoy casi todos sus
planteamientos e ideas han sido descartados y se considera que estaba equivocado
en casi todo lo que dijo, se le reconoce el mérito de haber sido el primero en
tratar el análisis de los sueños desde una perspectiva médica y no mística. De
Freud se pasa a Jung, sucesor intelectual del primero y cuyos trabajos sentaron
las bases actuales del estudio de los sueños. Hay también comentarios acerca
de la influencia tanto positiva como negativa en los procesos del sueño de
drogas, ayuno, privación voluntaria del descanso, interrupción controlada de la
fase REM, etc.
Algo que agradezco mucho de
este libro, es que no incluye una sección de Diccionario de sueños, habituales en este tipo de
publicaciones. Una de las ideas equivocadas de Freud, pero que aún se mantiene
hasta nuestros días en muchos tratados de este tipo, es la de asignar un valor
común al simbolismo de los sueños. La mayoría de los libros sobre
interpretación de los sueños dedican una gran parte de su texto a explicar, en
forma de diccionario, el significado de los sueños como algo absoluto. Y sinceramente,
es ridículo pensar que soñar con una hoguera pueda tener el mismo significado
para un esquimal que para un bombero o para un pirómano. O que soñar que estas
entrando en una cueva pueda significar lo mismo para un espeleólogo o alguien
aficionado a la exploración, que para alguien con claustrofobia. Y aunque puedo
llegar a entender que a determinados símbolos se les asigne un significado, hay
otros a los que no les encuentro ninguna explicación.
En La clave de los sueños,
de Luz Tambascio, por ejemplo, se nos dice que si soñamos con un piojo, es que
vamos a ganar dinero. O que, si soñamos que estamos preparando buñuelos, es
porque somos unas personas intrigantes. Así, por las buenas, sin razonamiento ninguno. Estas interpretaciones de los
diccionarios de los sueños se basan en el significado místico que les daban
algunas religiones del pasado donde se consideraban que eran mensajes de los
dioses, y por tanto estaban sujetas a particularidades culturales que no son
aplicables en la actualidad. O bien en
las notas de trabajo de Freud, que se limitaba a anotar lo que soñaban sus
pacientes, les preguntaba que habían estado haciendo el día anterior, y daba
por sentado que lo segundo era siempre consecuencia de lo primero, sin más
investigación que esa. Además, estos diccionarios de sueños suelen limitarse a
copiarse unos de otros, sin hacer un estudio propio, y es por todo esto que,
personalmente no los veo como nada más que una simple curiosidad.
Los sueños se pueden
interpretar, y casi diría que se deben tratar de recordar e interpretar, pues
nos dan acceso a recuerdos y conocimientos que ni tan solo somos conscientes de
tener, pero no es algo que podamos hacer guiándonos por un diccionario de
significados absolutos. El significado de los símbolos es diferente para
cada persona, y por ello debe ser cada uno el que, conociéndose y
siendo sincero consigo mismo, trate de averiguar qué está intentando decirle su propio subconsciente.
Llevo algo más de quince años escribiendo un diario de sueños. Es como un diario normal, pero en lugar
de anotar cualquier cosa destacable que me ha ocurrido durante el día, anoto
con su correspondiente fecha lo que recuerdo de los sueños, cuando recuerdo algo.
Es importante tener en cuenta que siempre que dormimos más de cinco horas
seguidas soñamos algo (ese es aproximadamente el tiempo que necesita un cerebro
normal para “prepararse para soñar”) aunque varía mucho no solo entre
individuos, sino dentro del mismo individuo. Podemos soñar en medio de una
siesta de una hora, o durante una cabezada de pocos minutos, pero por lo
general siempre se sueña cuando dormimos cinco o más horas seguidas. El
problema es que a menudo el sueño se olvida al instante al despertar, o poco
después. A veces ni se conserva la sensación de haber soñado algo. Yo me he
dado cuenta que desde que anoto lo que sueño, también lo recuerdo con más
frecuencia y claridad, como si el anotarlo hiciera que la mente tomara
conciencia que recordar el sueño fuese algo importante y se esforzara más en
hacerlo.
La explicación que se da con más
frecuencia a los sueños en la actualidad, y que casi todos los que estudian el
tema aceptan, es que los sueños son un proceso de renovación del cerebro. Toda
la información obtenida a lo largo del día es revuelta y contrastada con los conocimientos
previos. Una parte se almacena y otra se descarta, y eso da forma a las
imágenes e historias que percibimos como sueños. Es por ello que muchas veces
los sueños parecen contener elementos de libros que estamos leyendo o hemos
leído hace poco, fragmentos de películas que hemos visto recientemente, o personas o
lugares que han ocupado últimamente nuestros pensamientos conscientes.
Hay muchos casos de gente que
encuentra en los sueños soluciones a problemas que le han calentado la cabeza
durante mucho tiempo. Cosas como soñar que encontramos algo que tenemos perdido
por casa, al despertar ir a buscarlo al sitio donde lo encontrábamos en el
sueño, y que resulte estar allí. Antiguamente este tipo de cosas se
interpretaban como sueños premonitorios, pero hoy en día se sabe que el cerebro
continúa trabajando mientras dormimos en los temas que nos preocupan estando
despiertos, y a veces accede a recuerdos subconscientes. Como, por
ejemplo, el recuerdo de donde dejamos esa cosa que llevamos varios días
buscando.
He experimentado también con el
provocarme sueños lúcidos, que son aquellos en los que eres consciente de estar
soñando, pero no te despiertas. No
puedes elegir ni cambiar la temática del sueño ni lo que va ocurriendo, pero sí
obtienes una enorme capacidad de alterarlo de forma consciente. Algo similar a lo que se veía en la película Origen (Inception) pero ni tan exagerado ni de forma grupal, obviamente.
Solo he logrado
provocarme sueños lúcidos en seis ocasiones en estos últimos quince años, pero
no deja de ser una experiencia interesante. Y no tiene nada que ver con viajes astrales ni adivinar el futuro. Aquí no hay misticismo ninguno. Es, como la mnemotecnia, la autosugestión, o la lectura ultrarrápida, una capacidad de la mente que puede ser entrenada, y que la ciencia médica oficial lleva muchos años estudiando.
Básicamente, lo que quería en
este comentario era recomendar este libro (aunque actualmente es bastante difícil hacerse con un ejemplar) a aquellos
interesados en el tema.
No lo voy a alargar más porque, de seguir así mucho
rato, en lugar de crear interés por los sueños me arriesgo a provocar modorra
en los ya sufridos lectores del blog. -_- zzz…
Los Sueños. 1965. Norman
Mackenzie. Reeditado en 1984 por Luis de Caralt Editor S.L.
Sobre sueños te recomiendo la película de terror “200 horas”, donde un grupo crea un fármaco para permanecer despiertos durante 200 horas. Te recomendaría Inception (Nolan es mucho Nolan), pero ya veo que la has visto. Y en el tema literario la obra de Lovecraft sobre “Las tierras del sueño” no te las recomiendo.
ResponderEliminarNo me suena esa película ¿tiene algo que ver con el famoso “Experimento Ruso del Sueño”? Me informaré.
EliminarLa de “Inception/Origen” me recordó (salvando las enormes distancias de tiempo, presupuesto y seriedad) la de “Dreamscape/La Gran Huida", muy interesante también.
“Las tierras del sueño” las tengo a medio leer y por ahora no me desagradan. Es muy diferente a lo habitual en Lovecraft, más tirando a fantasía que a su habitual horror cósmico, pero no me parece malo. Es cierto que Nolan es mucho Nolan ¡pero Lovecraft es mucho Lovecraft!
Me encantan este tipo de libros, tengo mi pequeña biblioteca de lo "esotérico y paranormal", pero no comparto contigo el descartar del todo los diccionarios de sueños. Sí que hay interpretaciones que te quedas como o_Ô pero hay otras que no. Yo recuerdo dos experiencias de mirar el significado del sueño y adecuarse a la realidad, desde entonces no lo he vuelto a mirar. Prefiero no saber "lo que vendrá". A lo mejor estaba predispuesta a creer o influenciada por algo, no lo sé, pero coincidió.
ResponderEliminarSi llevas un diario de los sueños, ¿cómo los interpretas sin buscar en los diccionarios? Y, si no los interpretas, ¿de qué te sirve llevar un control de los mismos?
Por otro lado, sufro un montón (y cada vez me pasa más a menudo) con los sueños en los que "te despiertas", te ves en tu habitación pero no puedes ni gritar, ni encender la luz, ni moverte ni nada de nada, hasta que, no sé muy bien por qué ni cómo, consigo despertarme de verdad, muchas veces gritando. No le encuentro explicación a eso y no quiero creer en que son espíritus que te sujetan como van diciendo por ahí porque no le encuentro sentido a que tengan la necesidad de hacer eso. ¿Dice algo al respecto el libro?
El problema que tengo con lo de dar una interpretación tan concreta al simbolismo de los sueños es precisamente ese, que es demasiado concreta: “Si sueñas que estas borracho es que vas a tener buena salud. Si sueñas que estas comiendo una ensalada es que tu negocio va a quebrar”. No me los invento, son interpretaciones reales sacadas de otro de los libros que tengo.
EliminarPor un lado, no creo que los sueños sean predicciones del futuro, si no una ayuda para interpretar nuestro presente o pasado. Y aunque admito que cosas muy básicas para la humanidad (sueños de sexo, combate, caza, comida, persecución, etc.) puedan tener un mismo significado común para cualquier cultura, no creo que sea la que dan estos libros.
La interpretación que hago de mis propios sueños esta basada en la reflexión sobre lo que cada símbolo pueda representar para mí, concretamente. Yo he dedicado veinte años de mi vida a navegar, y por eso, soñar que estoy al timón de un barco nunca tendrá para mi el mismo significado que para alguien que viva en medio del Sahara. Es imposible que lo tenga, del mismo modo que soñar que vivo en un palacio rodeado de lujos no puede significar lo mismo para mi, que nunca he estado en esa situación, que para una persona que realmente viva en un palacio y esté acostumbrado desde siempre a los lujos. Naturalmente, pueden darse coincidencias entre el significado que le dan los diccionarios y algo que hayas soñado, igual que puedes leer un horóscopo y que coincida con algo que te ha pasado en esas fechas, pero considero que es precisamente eso, una simple coincidencia.
Lo que comentas de despertarte como inmovilizada se conoce como “Parálisis del Sueño”. Es una parasomnia, un estado del sueño disociado en el que se produce un despertar parcial en lugar de uno completo.
Es un fenómeno bien estudiado, y dentro de los trastornos del sueño, relativamente inofensivo, aunque puede resultar aterrador. Yo tuve también algunos episodios de Parálisis del Sueño hace años, pero fue algo aislado.
El proceso de despertarnos de un sueño es muy complejo. El cerebro tarda aproximadamente diecisiete minutos en poner a punto el cuerpo para la actividad de la fase de vigilia, cuando el despertar se da de forma natural. Aunque puede parecer que simplemente abrimos los ojos y nos despertamos sin más, eso es el resultado final de diecisiete minutos de trabajo frenético por parte del cerebro. Si nos despertamos de forma no natural (porque nos despierta alguien, o un ruido, o suena la alarma del despertador o algún otro estimulo externo), el cerebro obliga al cuerpo a un “arranque de emergencia” que puede provocar a la larga problemas como este. La Parálisis del Sueño suele tener como causa más común años y años de despertares no naturales, a base de alarmas estridentes, que obligan al cerebro a acortar drásticamente todo el complejo proceso de “reconexión” de la mente con el cuerpo, y como consecuencia se produce lo que comentas: unos pocos pero angustiosos minutos en los que estas despierta, consciente, pero incapaz de moverte o tan solo hablar, que a veces pueden sentirse también como parte de un sueño debido a la confusión del momento. Mucha gente siente también opresión en el pecho, como si le costara más respirar, pero esto es debido al miedo de no saber que está pasando y no tiene relación con la Parálisis del Sueño, que en ningún caso afecta a los pulmones.
Lo mejor que puedes hacer en esos casos es precisamente concentrarte en hacer inspiraciones largas y profundas, y esperar tranquilamente a que pase, siendo consciente que se trata de una simple espera de entre uno y tres minutos, a cambio de los diecisiete minutos de “arranque lento” que el cerebro se ha visto obligado a saltarse por un motivo u otro. A algunas personas les ayuda hacer pequeñas siestas a medio día o por la tarde (o cuando se lo puedan permitir) para que el sueño nocturno sea menos profundo y por tanto el proceso del despertar más sencillo.