¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
El oficial de marina Stuart es designado
para una misión bastante inusual. El almirantazgo británico sospecha que el
doctor Schneider, prestigioso cirujano, está implicado en la desaparición de
varias personas, entre ellas un capitán de fragata. No tienen pruebas contra
él, pero ese no es el único asunto turbio en el que parece estar envuelto, y
están decididos a desenmascararlo.
El doctor realiza todos los años un viaje
a la américas, siempre en el mismo barco (llamado Skelton, nada
menos) llevando con él una gran cantidad de misteriosos embalajes. A Stuart se
le ordena tomar el mismo barco haciéndose pasar por un comerciante de especies,
y averiguar lo que pueda sobre él durante el viaje.
Además de Stuart y el doctor Schneider,
embarca la mujer de este y una pareja de criollos (mestizos de europeos e
indios sudamericanos) que afirman ser hermano y hermana, pero no engañan a
nadie. El resto de pasajeros son una docena de hombres de aspecto especialmente
rudo y repulsivo.
El viaje es bastante tranquilo al
principio. Los piratas que infestan el Caribe parecen rehuir el barco. Stuart
no tarda en darse cuenta que el mayor peligro está a bordo. Los criollos,
hermanos o no, mantienen una relación nada filial y parecen traerse algo entre
manos. El doctor Schneider es bastante reservado con todo lo concerniente a su
trabajo, y suele maltratar a su mujer. El capitán del barco deja caer algunas
indirectas a Stuart, como dándole a entender que no se traga su historia del
inocente comerciante. Y en una ocasión en la que logra acceder al cargamento de
la bodega, Stuart descubre que este consiste en cerca de setenta ataúdes.
El viaje transcurre sin incidentes
importantes hasta que, a falta de un par de días para llegar a puerto, se
produce un motín. Los “hermanos” criollos resultan ser dos famosos piratas,
Jean Paul “el corso” y Mirelle “la tigresa”. La docena de pasajeros
patibularios son sus secuaces, y someten sin problemas a los tripulantes del
Skelton.
Los piratas comienzan a abrir los ataúdes,
en busca de su presumiblemente valioso contenido de contrabando, pero los
hallan vacíos. Jean Paul y Mirella no tienen ningún reparo en decapitar al
capitán del Skelton y amenazar con otro tanto al doctor Schneider si no les
entrega el contenido de los ataúdes que, ellos suponen, ha sido ocultado en
algún compartimento secreto del barco adelantándose a su jugada.
La realidad es mucho peor. El contenido de
los ataúdes ha abandonado estos por su propio pie. El contrabando que el doctor
Schneider transportaba en ellos son esclavos lobotomizados. Zombis creados
mediante ciencia en lugar de mediante magia negra, gracias a una combinación de
cirugía y drogas. En teoría debían ser esclavos absolutamente obedientes, pero
algo ha fallado en una “mejora” de la fórmula que el doctor ha usado por
primera vez en este lote.
Además de otorgarles un comportamiento violento
en lugar de sumiso, las modificaciones hechas en su cerebro y las drogas
empleadas han multiplicado su fuerza y su resistencia. Disponen también de un
agudo instinto que les impulsa a dispersarse y ocultarse por cada hueco y
rincón oscuro del barco, y a lanzarse al ataque en el momento más inoportuno.
Todavía a dos días de costa, los
tejemanejes de Schneider y el motín se convierten de pronto en el menor de los
problemas de Stuart. Pero por si estar atrapado en un barco con un científico
loco, zombis lobotomizados y piratas no fuera bastante, Mirella se encapricha
de él, desatando los celos de Jean Paul. ¿No podía esperar la moza a estar en
tierra firme para echársele encima a Stuart? Pues al parecer no. Cuando Jean
Paul sorprende a ambos compartiendo camastro, decide librarse de ellos
empleándolos como cebo para atraer a los zombis.
Un librito divertidísimo por la inusual
mezcla de géneros. ¿Dónde se han visto junto científicos locos y piratas
caribeños? Yo lo habría titulado “Con los Frankensteins a bordo” ^_^ pero
habría sido demasiado revelador.
Pertenece además a la última época de Juan
Gallardo, en la que fue abandonando poco a poco su estilo clásico, más
recatado, por otro en el que las muertes y escenas eróticas eran descritas con
mayor crudeza, manteniendo a pesar de ello personajes sólidos y excelente
narrativa.
El siguiente bolsilibro de esta
colección, Mar de naves perdidas, fue al parecer el ultimo
bolsilibro que escribió, dedicándose a partir de ahí a colaborar en artículos y
biografías.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
Con la muerte a bordo. 2003. Donald Curtis
[Juan Gallardo Muñoz]. Piratas nº 11. Editorial Astri.
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