MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

domingo, 13 de septiembre de 2020

PÁNICO EN EL PLANETA X

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Calma, calma. Que no panda el cúnico. 

Tenemos perfectamente localizado al Planeta X y nos consta que no se encuentra en la trayectoria entre la Tierra y El Planeta del Espacio. Aun así, nunca está de más aprender algo sobre otro de los mundos de la galaxia.
La nave espacial Perseo-3 realiza un aterrizaje de emergencia en un planeta desconocido. El lugar parece prometedor: un terreno húmedo y fértil, lleno de plantas y, presumiblemente, animales. 

No muy lejos de su punto de aterrizaje, los tripulantes del Perseo-3 encuentran un templo de piedra verde, rodeado de numerosas estatuas de criaturas muy diversas. Estatuas, también, de piedra verde muy realistas y variadas, en posturas extrañas, que parecen representar a distintas especies alienígenas. Sorprendentemente, algunas estatuas parecen emular astronautas humanos, enfundados en su trajes espaciales.

Los tripulantes descubren otra cosa más… que sus cuerpos se están enfriando, entumeciendo y cubriéndose lentamente de una capa de moho verde…

Pasado un tiempo indeterminado, la Andomeda-1 aterriza en el mismo mundo. El comandante Jarvis y sus tripulantes (nueve en total, contando un oculto polizón) han sido enviados allí en busca de la Perseo-3, con la cual se perdió todo contacto tras su llegada al planeta.

Jarvis, la doctora Marvin y otros dos tripulantes salen a explorar, mientras los cuatro restantes permanecen a bordo de la Andrómeda. En ese momento, el polizón revela su presencia. Se les coló en la última estación espacial en la que se detuvieron. Se trata de Sherkwood, un peligroso asesino evadido de la justicia.

El grupo de exploración regresa antes de lo previsto tras lidiar con un fallo en las comunicaciones y el ataque de una oruga gigante (que nunca está de más) y logran reducir a Sherkwood, que se había apoderado de la nave. Uno de los tripulantes que acompañaron a Jarvis descubre repentinamente que sus manos se están volviendo de color verde y endureciéndose. Dominado por el pánico, abandona la nave a la carrera, aullando confusas súplicas, dirigidas a nadie sabe quién.

Jarvis y otro grupo abandonan la nave por segunda vez para ir en busca del huido. Y lo que encuentran es el templo de roca verde. Junto a él o en su interior, hallan las estatuas de los tripulantes de la Perseo y las otras criaturas, que no son otra cosa que viajeros y exploradores de otros mundos. Ellos mismos comienzan a cubrirse de manchas verdosas, a pesar de sus trajes espaciales supuestamente aislantes. Cuando notan el entumecimiento de sus músculos y endurecimiento de su carne, e intentan regresar a la nave, las estatuas cobran vida y comienzan a seguirles.

Esta nueva propiedad del mal del planeta es interesante. El que todos los contaminados por él se reúnan en torno al templo, o que actúen juntos con un mismo propósito aparente, indica una inteligencia tras él.

Será precisamente Sherkwood, el polizón, quien descubra el modo de eliminar la extraña enfermedad y salve al grupo. El peligroso asesino resulta no ser mala persona, mientras que el hombre de confianza de Jarvis revela ser un mal bicho. Un cambio de roles, como en Pitch Black.

Los viajeros se salvan por esta vez y logran abandonar el peligroso mundo, dejándonos con varias incógnitas como el origen del templo, si este era el foco de la extraña enfermedad, o las intenciones de la mente colmena que parecía dirigir a los petrificados. A esto hay que añadir la inesperada ayuda que Jarvis y los suyos reciben en un momento crítico de parte del propio planeta, que aparentemente es un ser vivo, sensible y amistoso, para el cual estar cubierto por el moho verde era también una lacra.

Aunque sus historias de terror son superiores a las de ciencia ficción, Garland rara vez decepciona. En esta ocasión, lo único que no termina de gustarme de la historia es la subtrama del polizón, que tal como la presenta me parece un poco forzada. Pero aun así, una buena hora y media de lectura tranquila.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Pánico en el planeta X. 1987. Curtis Garland [Juan Gallardo Muñoz] (texto) Almazán (portada). Astri Ciencia Ficción nº 12. Editorial Astri S.A.

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