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lunes, 21 de diciembre de 2020

EL HOBBIT

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                            ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

                                             Presentado por… el profesor Plot.
 

Saludos, ávidos lectores, sea cual sea vuestra altura.

Hoy es veintiuno de diciembre. Oficialmente, el primer día de invierno en lugares como España o El Planeta del Espacio (curiosa coincidencia, por cierto). ¿Sabéis que significa eso? Que la primera luz de luna que brilló en esta última noche de otoño, marcó el inicio del Dia de Durin. ¡Feliz año nuevo a todos los enanos, y a los que sientan afinidad por estos o suelan interpretarlos en sus juegos preferidos!

Un buen día también, sin duda, para comentar este libro.

Se suele decir que las películas basadas en libros son inferiores a estos. Y suele ser verdad. No había leído aún El Hobbit, y aún a riesgo de atraer las iras de los fans más acérrimos de Tolkien, he de decir que en este caso prefiero la versión de la historia mostrada en las películas (no en todos los aspectos, pero sí en términos generales) a la contada en el libro. 

Soy consciente que Tolkien escribió El Hobbit como un largo cuento infantil más que como un libro para lectores adultos, a pesar que tiene una relectura adulta bastante interesante. Y por supuesto, el lenguaje del cine y de los libros es distinto, y lo que funciona en uno no vale para el otro. También debo aclarar que siempre he considerado que películas y libros son complementarios, en lugar de antagonistas. No se trata de ver cuál es mejor, si no de ver cuánto de lo contado por uno es compatible con lo contado por el otro. Y por descontado, está el hecho (creo que evidente) que una película que sea una recreación literal de un libro sin cambiar absolutamente nada, carece por completo de valor para quien ya haya leído el libro. Lo que debe recrear una película es la esencia o espíritu del libro, no sus letras.

El Hobbit, al que podemos considerar el capítulo cero de El Señor de los Anillos, nos cuenta la historia de Bilbo Bolsón, un hobbit. Al contrario que trolls, elfos y enanos, que ya formaban parte de varias mitologías (con igual o similar nombre y características) y que Tolkien adaptó a su propia versión, los hobbits (y también los orcos) son una raza creada desde cero por el autor. Son seres pequeños, con el tamaño (y muchas veces, la actitud) de niños, como una versión más tranquila y bonachona de los enanos.

Bilbo es reclutado por el mago Gandalf para que le acompañe a él y a un grupo de enanos en una descabellada aventura; un largo y peligroso viaje hasta una lejana montaña, en la que deberán enfrentarse al dragón Smaug sin más ejército que ellos mismos. Un hobbit no parece muy buena elección para semejante tarea, ya que estos tienden a ser pacíficos, hogareños, aficionados a la buena mesa y muy poco tolerantes al trabajo duro y las incomodidades.

La primera reacción de Bilbo, que ni tan solo tiene claro que se le está pidiendo exactamente que haga ni por que se le ha elegido a él, es de rechazo. Pero pronto la idea de la aventura comienza a intrigarle, y termina aceptando, siendo él mismo el primero en sorprenderse por tal decisión.

De camino a la Montaña Solitaria, el grupo tiene que afrontar una serie de peligros y sinsabores. Desde estar a punto de ser devorados por unos trolls a caer en manos de un clan de trasgos (orcos). También tienen la fortuna de encontrar objetos mágicos, el más notable de los cuales es un anillo que vuelve invisible a su portador. 

Alguien de confianza me comentó (aunque no he podido contrastarlo con ninguna fuente oficial) que en la primera versión de El Hobbit que se publicó, el anillo no tenía más función que esa, y Gollum se lo entregaba voluntariamente a Bilbo como premio por ganar la competición de acertijos. Esto se cambió algunos años después cuando Tokien se planteó escribir El Señor de los Anillos y conectar esta historia con El Hobbit. La parte relativa a la obtención del anillo se alteró en todas las ediciones posteriores de El Hobbit, y es la oficial a día de hoy.

Cuando logran llegar a la Ciudad del Lago, la más cercana a la Montaña Solitaria, el grupo ha perdido todas sus armas, equipo y monturas. Todo excepto sus propias vidas y el anillo de Bilbo. Aunque no formaba parte de su plan, Thorin se traga el orgullo y se presenta ante el gobernador de la ciudad para solicitar su ayuda. Este los reaprovisiona con todo lo necesario para continuar su camino. 

Una vez en la montaña acceden a ella por una puerta secreta, pero Smaug nota inmediatamente su presencia y en represalia vuela hasta la ciudad del Lago para destruirla, entendiendo que los humanos han ayudado a los enanos a llegar hasta él. Aunque Smaug arrasa la población, es abatido por uno de su defensores, llamado Bardo. 

Poco después, los supervivientes de la ciudad y un ejército de elfos se presentan en la Montaña Solitaria. También lo hace uno de enanos que llega en apoyo de Thorin, y dos enormes contingentes de trasgos y huargos. La presencia de estos dos últimos grupos impulsa a unirse a enanos, humanos y elfos contra ellos. 

A pesar de ello, las fuerzas de los trasgos son muy superiores, y la victoria solo llega de las manos (o zarpas, mas bien) de Beorn, un hombre-oso que la compañía de Thorin había conocido por el camino. Beorn hace una inmensa matanza de trasgos y acaba también con el líder de estos, con lo que los supervivientes se retiran. Toda esta parte se nos cuenta a hechos cumplidos, pues Bilbo queda inconsciente casi al inicio de la batalla, y la narración se interrumpe en ese punto, retomándose cuando recobra la consciencia, una vez la batalla ya ha terminado. 

Resueltos algunos asuntos menores (reparto de botín, despedidas y otras formalidades, etc.) Bilbo regresa a su hogar... solo para descubrir que, en su ausencia, sus buenos vecinos han saqueado su casa.  

Bilbo Bolsón es el indiscutible protagonista de la historia, pero es un protagonista muy peculiar. No tiene nociones de combate ni está acostumbrado a las privaciones de la vida al raso. Es inicialmente el más débil del grupo, pero el personaje tiene su evolución. Aprende a ser útil, en gran parte gracias al anillo, pero también valiéndose de un ingenio y un valor que el mismo ignoraba tener hasta que llegó el momento de ponerlos a prueba. 

El libro tiene una prosa magnifica, y Tolkien exhibe en él una gran capacidad de síntesis y una belleza difícilmente igualable a la hora de describir paisajes. Pero es también muy parco en el desarrollo de los personajes, incluso de los protagonistas, aunque esto es habitual en los cuentos.

No hay casi diferencia entre los enanos, por ejemplo. Se nos detalla el color de la barba, capa y cinturón de cada uno. Se nos dice que Thorin es el más anciano, Kili es el más joven, y Bombur el más gordo pero muy poco más. De hecho, casi no hay diferencia entre el carácter general de los enanos y de los elfos. Unos y otros son alegres y no cesan de cantar a la menor oportunidad que se les presenta. Los diálogos, aunque muy ingeniosos, son bastante escasos.

Me ha decepcionado no encontrar en el libro muchas cosas que (ahora lo sé) fueron creadas exclusivamente para las películas, y que están entre mis escenas o subtramas preferidas de estas. Por ejemplo, la Piedra del Arca y el modo en el que corrompe la mente de quien la busca, obsesionándolo con la acumulación de riqueza. La Piedra del Arca aparece en el libro, pero es simplemente un tesoro más de los que forman parte del montón de oro y joyas sobre los cuales duerme Smaug. Quizá el más valioso, sí, pero la obsesión por la riqueza no emana de la esa joya en particular, como la película sugería, sino que es el efecto que provoca todo el tesoro en su conjunto sobre Thorin.  

El personaje de Bardo es otro ejemplo de esto. En las películas es un personaje interesante y complejo. En el libro apenas se nos cuenta nada de él más allá de decirnos que es el capitán de la guardia de la ciudad, al servicio del gobernador. Justo al contrario que en las películas, en las que se nos presenta como una especie de Robin Hood urbano. Cuando Smaug ataca la ciudad del lago, Bardo hace su primera aparición encabezando a un pelotón de arqueros que intentan abatirlo disparándole montones de flechas comunes. 

La trama de las ballelanzas y las flechas negras, que me pareció interesante, también pertenece totalmente a las películas. Las ballelanzas simplemente no existen en el libro, y la única mención a una flecha negra, se refiere literalmente a una flecha de madera normal y corriente pintada de negro, sin ninguna característica especial. Perteneció a un antepasado de Bardo, que ni hirió a Smaug ni le hizo perder una escama. Bardo la dispara en último lugar simplemente porque la conservaba como un recuerdo familiar. 

Sí se menciona que esa flecha en particular procedía de las forjas de los enanos, y por tanto debía ser de mayor calidad que las puntas de flecha humanas. Pero también es de suponer que cuando Smaug atacó la Montaña Solitaria los enanos la defenderían disparando una lluvia de flechas de punta igual o mejor forjada contra el dragón, sin conseguir herirlo. 

Aparentemente, lo que hace que esa flecha mate a Smaug, es que Bardo se la dispara de frente justo cuando el dragón volaba directamente hacia él, en lugar de estar haciendo un vuelo de pasada y recibiendo impactos indirectos. La flecha negra de Bardo no tiene nada de especial, pero la potencia del disparo se ve incrementada por la velocidad encontrada del dragón. Y esto basta para atravesar su piel en un punto en el que la coraza de diamantes de Smaug no lo protege (cosa de la que, literalmente, le informa un pajarito). 

Me gustaba más la explicación de la escama arrancada por un disparo previo de un antepasado que daban en la película, porque crea la subtrama de un trabajo incompleto que se lleva a su conclusión varias generaciones después. Aunque la idea de un dragón fabricándose una coraza con diamantes también tiene su atractivo.  

Otro tanto ocurre con el personaje de Radagast, al que en el libro solo se nombra, sin describirle ni hacerle intervenir en la trama en ningún momento, y que en las películas es de lo más pintoresco.

Hay otras cosas que no aparecen en el texto original y que yo ya suponía que no formaban parte de este, como la presencia de Legolas, el personaje de la elfa Tauriel y su insólita historia de amor con el enano Kili, o los gusanos gigantes que agujerean las montañas para permitir el paso a los ejércitos de orcos. En ese sentido sí prefiero el libro, porque las historia está más centrada, y dentro de su propio mundo de fantasía, resulta más creíble y sólida sin tantas adiciones. 

Si generalmente prefiero los libros a las películas basadas en ellos, es porque todo está mejor explicado, hay más subtramas, más personajes, y el resultado final es más redondo. En este caso, al haber hecho tres películas con una duración total de casi nueve horas, a partir de un relato que puede leerse tranquilamente en unas seis, el caso es el inverso. 

Las películas en conjunto presentan una imagen más amplia del mundo, desarrollan más a los personajes, los dotan de caracteres únicos, y añaden mucha información secundaria pero igualmente interesante. También muchos detalles innecesarios, cosas que es difícil hacer encajar o que se deben a caprichos del guionista o director. 

Lo que se ha tomado literalmente del texto original está muy bien adaptado a la pantalla. El caos que provoca la inesperada presencia de los enanos en la casa de Bilbo y el saqueo de su despensa, o la conversación con Beorn en la que Gandalf va presentado a los enanos de forma escalonada, son memorables tanto en el libro como en su transición a imágenes. El momento en el que se pierden en el Bosque Negro está también muy conseguido, así como el tenso diálogo entre Bilbo y Smaug. El mérito de la historia recae obviamente en el libro, pero es la película lo que da personalidad y trasfondo a muchos de los personajes, que en el texto son únicamente nombres. Como decía antes, mientras libros y películas se complementen más de lo que se contradigan, todo irá bien. 

Visto de forma general, de todo el material al que he tenido acceso relacionado con El Señor de los Anillos (novelas, librojuegos, películas, juegos de cartas, etc., todo lo cual iré comentando raudo como un ent) me quedo con cuatro frases que no aparecen en el libro de El Hobbit, pero sí en Un viaje inesperado, la primera (y en mi opinión, mejor) de las películas inspiradas en ese libro. Son parte de las últimas palabras que Gandalf dirige a la dama Galadriel antes de abandonar Rivendel:

“Saruman opina que solo un gran poder puede contener el Mal. Pero eso no es lo que yo he aprendido. He aprendido que son los detalles cotidianos, los gestos de la gente corriente, los que mantienen el Mal a raya. Los actos sencillos de amor”.

Estas pocas palabras constituyen una filosofía en sí misma, una forma de entender y afrontar la vida, a la cual me suscribo sin vacilar.

El Hobbit. 1937. John Ronald Reuel Tolkien. Ejemplar publicado en 1982 por Ediciones Minotauro.

3 comentarios:

  1. Pues tengo que reconocer que fue un libro que me decepcionó, pero porque iba con las expectativas altas y una fantasía en mi cabeza.

    ¡Expoilerz en la nave! ¡Expoilerz en la nave!

    Mi idea era que Bilbo, un hobbit tranquilo y bonachón de La Comarca, pero con espíritu aventurero, matara al dragón, volviéndose un héroe para los enanos y su propia gente.
    Pero no. Aparece un tío cualquiera de pronto, tira una flecha y ¡Ala! ¡Ya no hay dragón! Se me quedó cara de tonta en cuanto lo leí...

    Y, por otra parte, encuentro totalmente innecesario hacer ¡3! películas de esto... Entiendo que hiciera una peli laaaaarga de 3 horas y pico aunque fuera, para exprimir al máximo la historia, pero sólo una...

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    1. Lo de hacerlo como trilogía supongo que fue más una decisión comercial que otra cosa. Hoy en día la gente se ha acostumbrado (o la han acostumbrado) a las trilogías, y las películas se venden mejor en general si ya desde el principio las anuncias como parte de una trilogía.

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    2. La gente es tonta y no sabe cómo derrochar el dinero...
      Si te dicen que es una trilogía, sabes que por narices tendrás que pagar dos veces más por ver, en la mayoría de casos, paja (por no decir mie***), mientras que con una vez ya podrían contarte la historia completa.

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