EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Saludos, ávidos lectores.
Este es un bolsilibro destacable por varias razones. Para empezar, es uno de los de Juan Gallardo Muñoz, el mejor de los escritores de bolsilibro. Además, trata sobre Jack el destripador, el tema preferido del autor, al que dedicó otras de sus obras (como Niebla en Withechappel o Seda y niebla para el asesino).
Por último, aunque se trata de una ficción, contiene muchos datos reales. La
descripción de los asesinatos que se narran, que ningún testigo presenció, está
basada en la forma y el estado en el que fueron encontradas las víctimas según
los informes forenses que se conservan. La mayoría de los nombres, fechas, lugares, e incluso
algunas frases que pronuncian los personajes, están directamente extraídas de
los periódicos y crónicas policiales. Es, eso sí, una ficción. Pero por lo que
sabemos sobre el caso, bien podría haber ocurrido todo tal como nos lo cuentan
aquí.
El texto alterna narración convencional
con las páginas de un diario escritas por el propio Jack. La historia se nos
cuenta por tanto desde la perspectiva del protagonista, que trata de esclarecer
la identidad del asesino, y a la vez desde la perspectiva del propio asesino.
El caso de Jack el Destripador es bien conocido, pero lo resumiré rápidamente por si alguien lo tiene un tanto olvidado: entre 1888 y 1889, once prostitutas fueron degolladas y mutiladas en Whitechappel, uno de los barrios más miserables de Londres. En algunos casos, el asesino se llevó órganos de su víctima. Los cortes estaban hechos con una extrema precisión y limpieza, lo que sugería equipo quirúrgico y conocimientos de cirugía. Para la moral victoriana, que el asesino pudiera ser una persona instruida en lugar de un maleante común, suponía un escándalo inconcebible.
Cuando los indicios apuntaban a que el asesino podría ser alguien
relacionado con la nobleza (quizá incluso el médico personal de la Reina) se
ordenó a Scotland Yard archivar el caso, reasignar a todos los agentes implicados
en él a otras tareas, y ya no se produjeron más asesinatos. La identidad del
asesino nunca se conoció, y parte de las pruebas fueron
destruidas. Se sabe que entre ellas había cartas enviadas por el propio
asesino, con una caligrafía impoluta y en ocasiones escritas en forma de poema,
en las que se burlaba de la policía y afirmaba ser “necesario" y "un pilar de la
sociedad”.
En este bolsilibro, el protagonista es Ian
McCarthy, un periodista que está llevando a cabo su propia investigación sobre
Jack. Alquila una habitación en una pensión de Whitechappel, en el mismo
epicentro de la zona de operaciones del asesino. Utilizando la pensión
como su cuartel general, se mezcla en el ambiente del barrio más sórdido y
miserable de los East Ends, la cloaca del brillante Imperio Británico.
Durante una conversación con los otros
tres inquilinos de la pensión, uno de ellos se refiere a Jack como “ese
destripador”. Hasta ese momento, la prensa se había referido a Jack como “el
Monstruo”, pero tras el siguiente asesinato, el mismo Jack comienza a firmar
sus cartas a la policía como “Jack el Destripador”. Esto induce a pensar a Ian
que el asesino podría ser precisamente uno de los otros tres huéspedes de la
misma pensión en la que, por puro azar, ha ido a hospedarse. Y los siguientes
fragmentos del diario de Jack que nos ofrece la historia, nos confirma esto. Ian
y Jack, perseguidor y presa, ocultan sus verdaderas identidades e intenciones
en la misma pensión, a pocos metros uno del otro.
Los otros huéspedes de la pensión son:
Brian, un actor de vodevil, que parece más
recio de lo que su edad refleja, y acostumbrado por su profesión a trabajar con
disfraces, caracterizarse con maquillajes, y hacerse pasar por otras personas
con soltura.
Edwin, un pintor obsesionado con Jack que ha decidido hacer un
cuadro del asesino, y lo retoca continuamente a medida que los periódicos van revelando nuevos datos o testimonios de supuestos testigos.
Norman, un estudiante de medicina y
ayudante de cirujano, que suele llevar encima en todo momento un envoltorio con
su propio juego personal de escalpelos.
Todos ellos, además, tienen trabajos en turnos
nocturnos, con lo que se encuentran fuera de la pensión en las horas en las que
suelen producirse los asesinatos.
A medida que Ian avanza en sus pesquisas,
se convence que Jack debe ser uno de ellos. Y por medio del diario de Jack, sabemos
que este se sospecha descubierto por Ian, lo cual, parece divertirle y estimularle
en lugar de preocuparle.
La historia llega al final que ya
conocemos, con Jack desvaneciéndose en la niebla londinense sin que su
identidad se haga pública. El autor nos propone su versión, que no se ajusta
exactamente a la más extendida (la del médico de la reina) pero está relacionada con
esta. Tras finalizar su ola de crímenes, Jack envía una carta a la pensión,
dirigida a Ian por su verdadero nombre (no por la identidad falsa bajo la cual
se presentó a los inquilinos) agradeciendo amablemente su participación en el
juego.
Seguro que os estáis preguntando si
no hay boda al final. Tranquilos, la hay. Ian se casa con la hija del dueño de la
pensión, con la que ha mantenido breves conversaciones a lo largo de la
historia. Un bolsilibro sin boda al final es como una película de acción de los
ochenta sin chascarrillos en las peleas.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
Yo, "el destripador". 1979.
Ya es casualidad que todos los clientes de la pensión, tooooodos, tengan trabajos que de una u otra manera están relacionados con el modus operandi del asesino... Un par de casualidades aportarían emoción a la trama, pero que todos resulten candidatos para ser Jack el Destripador es pasarse un poco de intriga.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que el final tendría un buen giro inesperado si, después de casarse con la hija del dueño de la pensión, Ian descubre que su nueva esposa es en realidad Brian, interpretando uno de de sus papeles mejor logrados. "Verás, yo no era Jack, pero...".
Bueeeno ^_^U ya sabes que la limitación de páginas de los bolsilibros no permitía desarrollar más la historia ni meter mucho relleno. Pero si, tampoco le habría costado mucho decir que en la pensión habían diez personas y sospechar solo de estos tres, por ejemplo, sin detallar nada sobre los otros.
EliminarRespecto al giro final... parafraseando y spoileando el final de "Con faldas y a lo loco":
-¡Soy un hombre!
-Bueno, nadie es perfecto.
Jajajaja!!!!
EliminarMe hubiese gustado ese final.
También se me ha ocurrido que, para darle otro giro, en la noche de bodas Ian podría descubrir un escalpelo en las pertenencias de su recién estrenada esposa...
O que fuera ella la que descubriera que Ian tiene doble personalidad y él y Jack son la misma persona, y que cada personalidad solo es consciente de la otra de un modo abstracto. Eso justificaría que Jack conozca la verdadera identidad de Ian al final de la historia.
EliminarPero ese tipo de finales oscuros no se estilaban en la España de los 70 (aunque algunos hay). Supongo que después de pasar por una guerra civil y una dictadura, la gente necesitaba confiar en que al final todo terminaría por arreglándose.