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lunes, 1 de marzo de 2021

BRAVEHART

 ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS

                                           Presentado por… Wormy & Leechy.
 

Saludos, vertebrados. Como el Supervisor General ya se está poniendo pesado con sus figuras de orkos pochos, nosotros os traemos un juego completo, como corresponde a esta sección.

Braveheart (Corazón valiente) es una película de 1995 que no gustó mucho a este humilde par de invertebrados, pero que sirvió como fuente de inspiración más probable de dos juegos de mesa que encontramos interesantes: Bravehart (Ciervo valiente, o Venado valiente) el que veremos hoy) y Lionheart (Corazón de león, que comentaremos en breve).

Ni la caja ni las instrucciones tienen fecha alguna, pero recuerdo haberlo empezado a ver en tiendas mas o menos al año siguiente de estrenarse la película. Entre eso, el nombre curiosamente parecido (en inglés, al menos) y la ilustración de un guerrero escocés en la tapa, creo que está claro lo que se pretendía.

El juego en sí tiene mucho más que ver con el William Wallace histórico (un noble por herencia, con castillo, tierras y ejército propio) que con el campesino oprimido que mostraba la película que se hizo sobre él.

Cada jugador toma el papel de un noble escocés que debe tratar de apoderarse del mayor número de castillos de la región. Combina un sistema económico similar al del Monopoly (aunque mucho más sencillo) y un también sencillo sistema de combate.  

Comenzamos con doce monedas de oro y una serie de títulos y derechos de nacimiento. Estos títulos están representados por unas cartas llamadas Escudos que se reparten al azar y a partes iguales entre todos los jugadores al inicio de la partida. En el tablero hay seis castillos, y las cartas de títulos dan derechos de sangre sobre esos castillos. Podemos tener de uno a cuatro títulos de derecho sobre un castillo y sus territorios aledaños. Si tenemos un título seremos Caballero de ese territorio. Con dos, Barón. Tres nos convierten en Conde, y cuatro en Príncipe. 

Como podemos tener títulos de diversas tierras, quizá comencemos siendo Sir (nombre) Conde de O´Sullivan, Barón de St. Angus, y Caballero de Mc Gallagher. Afortunadamente no es necesario que los jugadores se refieran unos a otros durante la partida por sus títulos completos… a no ser que quieran hacerlo así, claro ^_^U

Los jugadores comienzan en puntos aleatorios del tablero, y se desplazan en un sentido predeterminado lanzando un solo dado. 

Cada castillo tiene en sus inmediaciones cuatro casillas con la heráldica correspondiente. Cuando caemos sobre una de estas casillas, si el castillo está sin reclamar y tenemos alguna carta de título que nos de derecho sobre este castillo, se lo reclamamos al rey y nos lo quedamos. 

Hay cuatro cartas de derechos sobre cada castillo en el reparto inicial, por lo que puede que varios jugadores tengan derechos de linaje sobre él. Si caemos en un castillo sin reclamar pero no tenemos ningún derecho sobre él (ningún Escudo de ese territorio) entonces no podemos reclamárselo al rey.

Si caemos sobre cualquiera de los territorios de un castillo ya ocupado, tenemos dos opciones: pagar un peaje al dueño del castillo o tratar de arrebatárselo. El peaje que se paga es de una moneda de oro por cada carta de derechos sobre ese castillo que el dueño tenga en su poder. Según si el dueño del castillo tiene de una a las cuatro cartas de títulos de esas tierras, se le pagarán de una a cuatro monedas.

En lugar de pagarle, podemos atacar el castillo. En este caso cada jugador compra tantas cartas de Batalla como crea conveniente. Estas cartas son otro mazo que solo contiene dos tipos de carta: de Vencedor y de Vencido. Las cartas se compran al azar a razón de dos monedas de oro cada una (la guerra es un asunto caro). El defensor recibe de forma gratuita una carta de Batalla por cada título de derecho sobre ese castillo que tenga, pudiendo comprar más si lo cree necesario.

Cuando todos han reunido sus cartas, las muestran a la vez. Las cartas de Vencido se ignoran, y quien tenga más cartas de Vencedor (o el defensor, si hay empate) gana la batalla y se queda (o retiene) el castillo. Si el atacante gana y conquista el castillo, se queda también con las cartas de títulos del mismo que tuviera el anterior dueño.

Las instrucciones del juego nos animan a cambiar las reglas al gusto, por lo que los jugadores que prefieran solventar sus combates lanzando montones de dados, pueden dejar de lado las cartas de batalla y comprar en su lugar dados que lanzar, llevándose la victoria quien totalice más puntos (o cualquier otro sistema con el que sientan cómodos). 

En el tablero hay también casillas que otorgan o quitan monedas de oro, casillas de túneles subterráneos que nos trasladan de uno a otro, y casillas que te hacen robar cartas de un tercer tipo de un mazo, con efectos diversos. Estos efectos nos harán ganar o perder diferentes cantidades de oro, pero también algunos títulos pueden cambiar de manos, o perder turnos. Hay varias cartas en las que el jugador casa a una de sus hijas con otro jugador y tiene que pagarle una dote. Y como son matrimonios de conveniencia, el afortunado novio será elegido dependiendo de la cantidad de títulos que tenga. 

Eso también puede hacer que nosotros mismos terminemos casados dos o tres veces con hijas de nuestros rivales. Y a todo esto... si nosotros y otro jugador comenzamos ambos con derechos de herencia sobre el mismo castillo... ¿eso no implica que nuestro personaje tiene algún grado de parentesco con el suyo? Y si luego nos casamos con su hija... en fin, cosas de la época.

Un jugador es derrotado cuando pierde todo su oro y títulos. Si en algún momento debemos pagar una cantidad y no tenemos oro suficiente, venderemos nuestros títulos a otros jugadores interesados por ellos, a dos monedas de oro cada uno (en caso de haber varios interesados, el título se subasta entre ellos). Nobles arruinados vendiendo literalmente su linaje, era también una práctica habitual de la Edad Media. 

Cuantos más títulos de derecho sobre un castillo acumulemos, más peaje podremos cobrar a los otros jugadores y también más cartas de Batalla gratuitas recibiremos si nos atacan, por lo que vale la pena comprar títulos a otros jugadores incluso si son de un castillo que ya poseemos. 

Si ni tansolo vendiendo todos los títulos que nos queden podemos pagar la cantidad que se nos reclama, huiremos de las deudas abandonando el reino, y la partida. El ganador es el que queda como único dueño de las tierras, al haber expulsado de ellas todos los otros jugadores y haberse casado con sus hijas… quizá por eso necesita seis castillos, y quizá por eso el juego se llama como se llama.

Bravehart. 1985 aprox. Autores no acreditados. Popular de Juguetes. De dos a cuatro jugadores a partir de siete años.

2 comentarios:

  1. Interesante! He mirado si está editado fuera de España, pero parece ser un juego desarrollado por Popular de Juguetes. Lo mejor es esa mezcla (un poco extraña) de Monopoly con elementos de juego de guerra. El arte de la portada está un puntito por encima del resto de las ilustraciones.

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    1. Si, al parecer es un producto netamente nacional. El ponerle el nombre en inglés seguramente fue para que sonara parecido a Braveheart y darle así un empujoncito a las ventas. La idea de invadir un castillo en lugar de pagar el peaje es muy buena, y creo que es lo que le falta a la versión Skyrim del Monopoly, ya comentada (aunque es algo que se puede arreglar de forma casera).

      La portada está muy bien, con el guerrero observando un castillo (probablemente uno que está planeando tomar) desde el lindero del bosque, con el ceño fruncido. Una cosa que valoro mucho de los juegos de mesa es que la mayoría sigan empleando ilustraciones como portada, en lugar de una simple foto de los componentes o un fotomontaje.

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