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viernes, 23 de abril de 2021

RECETARIO

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                        ¡ALERTA DE EXPOILERZ!

                                             Presentado por… el profesor Plot.
 

Saludos, ávidos lectores.

Hoy es 23 de abril. ¡Dia del libro! ¿Qué mejor que celebrar el día del libro con un comentario sobre un libro cuya trama gira también en torno a un libro? Pero no un libro antiguo y valioso, o mágico, o maldito, todo eso sería demasiado fácil. Algo más común. Un libro de recetas.

La historia empieza muy mal. No por la trama, sino por el estilo. La narrativa de las cuatro primeras páginas es simplemente horrible, una especie de monologo inconexo. Se ve que al autor le costó coger la inspiración, y rellenó esas primeras páginas con cada tontería que se le pasó por la cabeza. Afortunadamente el resto de páginas son potables.

Un detective privado (Amos) es contratado por una bella millonaria (Bárbara) para que encuentre a su marido, del que lleva tres días sin saber nada. La única pista que tiene es el nombre de un socio, colaborador o amigo de su marido, que le llamaba por teléfono a diario. No ha vuelto a llamarlo desde que desapareció, como si ya supiera que este no se encuentra en la casa. En las ocasiones en las que oyó algún fragmento de las conversaciones telefónicas de su marido, este nombró en varias ocasiones "un recetario".  

Amos averigua la dirección de ese supuesto amigo y se cuela en su casa. La encuentra en un cierto estado de abandono, como si hiciera varios días que nadie pasara por allí. En una habitación descubre docenas de perros, gatos, pollos y ratas muertos y colgados del techo. También encuentra lo que parece ser un libro de recetas escrito a mano, en el que se explica cómo preparar diversos platos con esos animales. El nombre de un balneario se repite en varias postales y facturas, y decide continuar su investigación por ahí.

Amos y Bárbara viajan hasta ese balneario como clientes. Bárbara es paralítica, y Amos se hace pasar por su asistente y paseador. Curioseando por la zona, se alejan del balneario y encuentran un cadáver desnudo y destripado colgando de un árbol por los pies. Un grupo de matones aparece de pronto, le dan una paliza a él, la manosean a ella, y raptan a ambos. Los llevan a la fuerza hasta lo que parece ser un matadero, donde cuerpos humanos atiborran las cámaras frigoríficas y grandes marmitas burbujean al fuego. Allí, el tipo que dirige el lugar (que se hace llamar El maestro de cocineros) les revela toda la trama, como es costumbre en estos casos.

Un reducido grupo de personas de enormes fortunas, que constituyen los auténticos dirigentes del planeta, quieren establecer un nuevo orden mundial. Su plan es esparcir de forma selectiva un virus que mate a gran parte de la humanidad, dejándolos vivos únicamente a ellos y a una masa obrera compuesta por mil millones de personas. Una vez hecho esto, la población obrera será mantenida a raya a base de sacrificar todo excedente que con el tiempo vaya superando esos mil millones, para convertirlos en carne en conserva. Los nuevos lideres mundiales no solo quieren reducir "a un nivel aceptable" la población, sino también alimentarse de ella.

Y la función en todo ese tinglado del Maestro de cocineros, es tener un buen lote de recetas de carne humana ya preparadas para cuando eso suceda. El marido de Bárbara y su amigo han sido únicamente un par más de los escogidos para experimentar con su carne y órganos, e ir confeccionando el recetario con el que se alimentará a los dirigentes de ese mundo renovado. 

¿Un virus esparcido a escala global? ¿Un nuevo orden mundial? ¿Drástica reducción de la población? Todo esto me resulta familiar, pero deben ser imaginaciones mías. Después de todo, este libro se escribió hace casi cuarenta años.

Como a Amos no le convence mucho la parte que le toca en ese plan, tendrá que apañárselas para escapar del lugar, con la dificultad adicional de llevar a la invalida Bárbara con él. Lo que queda de la historia a partir de aquí es un final formal: tiroteos, huidas, incipiente historia de amor entre el detective y su cliente, etc. Exceptuando el principio, la historia es entretenida.

Me gusta especialmente que la trama se centre en la elaboración del libro de recetas (un asunto secundario) más que en el virus que es la clave de todo. Ya hay muchas novelas o películas donde los protagonistas deben destruir un laboratorio en el que se está fabricando algún producto letal. Que la parte del malvado plan maestro que desbaraten en esta ocasión no sea el arma mortal de los criminales, sino su menú, me parece un detalle original.

Y bueno, eso es todo respecto al libro, así que... ¿Quién tiene hambre?

Puedes repasar otro libro de este autor pulsando aquí.

Recetario. 1984. Lou Carrigan [Antonio Miguel de los Ángeles Custodios Vera Ramírez] (texto) Antonio Bernal (portada). Selección Terror nº 596. Editorial Bruguera S.A.

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