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RETO 17: El reto es una utopía o una distopia... un mundo
sin dinero.
EN BUSCA DEL TRATO
El sol salió iluminando aquella Tierra más sencilla y feliz,
en la que la humanidad todavía no había sucumbido a la lacra del dinero.
Gruñuc llevaba cuatro hachas de piedra en los brazos. Él
mismo había hecho el trabajo de buscar ramas adecuadas, gruesas y robustas, y
tallar golpe a golpe las rocas que hacían de filo. Las fibras vegetales
necesarias para amarrar firmemente la piedra a la madera las había recogido su
mujer, y entre él y su hijo mayor habían estado ajustando cada roca a su rama y
envolviéndola a conciencia con la fibra. Eran sin lugar a dudas unas buenas
hachas.
Se encaminó con ellas a la caverna de Grañac, al otro lado
del valle. No le caía bien, pero Grañac tenía muchas pieles, y el frio se
acercaba otra vez. En cuanto llegó hasta la boca de la caverna, lanzó un grito
para delatar su presencia. Grañac no tardó en asomarse, sosteniendo
amenazadoramente un palo afilado.
- ¿Qué querer tú, Gruñuc?
-Tú tener pieles. Yo tener hachas. Yo darte todas estas
hachas. Tu darme tantas pieles como hachas.
Grañac frunció el ceño, mientras su mirada se perdía. Tras
una larga hora de silenciosa reflexión, cuando ya empezaba a caerle la babilla
por la comisura de la boca, preguntó:
- ¿Tú darme hachas y yo darte pieles?
- Sí.
Tras una pausa similar a la anterior, Grañac soltó su palo,
tomó un hacha en cada mano y las examinó detenidamente.
- Yo darte una piel por estas hachas, y otra piel por las
otras.
- ¡No! - exclamó Gruñuc - ¡Yo querer tantas pieles como
hachas!
- No, no. Yo querer más hachas que pieles. Ser la inflación.
Gruñuc parpadeó, confuso.
-In… ¿in… fla… ción? ¿Qué ser in… fla… ción?
A modo de explicación, Grañac adelantó uno de sus pies, que
parecía de mayor tamaño que el otro.
-Ayer picar un bicho y hoy pie inflado. No poder andar tanto
como antes para conseguir más pieles. Por la inflación, yo querer más hachas
por las pieles.
- ¡No! ¡Inflación ghaaaaa!
- ¡Tus hachas ghaaaaa!
- ¿¡Mis hachas ghaaaaa¡?- gritó Gruñuc montando en
cólera. Agarró con fuerza una de sus hachas y la incrustó en el cráneo de
Grañac, matándolo al instante y demostrando así que sus hachas no eran ghaaaaa en absoluto. A continuación, recogió todas las hachas y todas
las pieles, y volvió refunfuñando a su gruta.
Sí… sin duda la vida era más fácil cuando no existía el
dinero.
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