MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

miércoles, 24 de noviembre de 2021

PAPIROS EGIPCIOS (1) CARRUAJE DE GUERRA

 EL GRAN BAZAR

Presentado por… Luctus.

Bienvenidos, amigos coleccionistas.

Tenemos por aquí un lote de papiros que nuestro Supervisor General se trajo de Egipto en uno de sus viajes a la Tierra (planeta en el que pasa demasiado tiempo, en nuestra opinión). No son antigüedades, pero sí auténticos, es decir, confeccionados y decorados por artesanos egipcios según las técnicas de secado, trenzado y pintado tradicionales.

La planta de papiro (palabra que significa “perteneciente al faraón”) es una planta acuática con forma de caña que constituía una de las bases de la economía egipcia: tenía partes aptas para el consumo humano, otras que se empleaban como forraje para los animales, se obtenían de ella flores decorativas, y con su madera resistente y flexible se fabricaban elementos ligeros y duraderos. Su uso principal era la confección de tiras de fibra que se trenzaban entrecruzadas, y tras aplastarlas para exprimirles el agua quedaban convertidas en lo que todos entendemos como papiros: laminas similares a los pergaminos, pero confeccionadas con fibra de planta en lugar de con la corteza interna de los árboles o con trozos de cuero curtido. Una vez escritos, los papiros se cosían unos a otros formando largos rollos.

Los papiros se usaban casi exclusivamente para documentos oficiales, textos religiosos, o para dejar constancia de sucesos históricos, de ahí que se les llamara pertenecientes (en el sentido de “relativos”) al faraón, es decir, al gobierno. Como hay algo interesante que decir sobre cada uno de ellos, los iremos viendo poco a poco. Este que vamos a comentar en primer lugar muestra un carruaje de guerra egipcio en plena batalla.

El ejército egipcio se componía principalmente de infantería, reforzada con unidades de carruajes ligeros. La caballería era rara, porque los caballos locales resultaban pequeños como monturas de guerra y se reservaban para los carruajes y los mensajeros.

El carro de guerra egipcio era el más ligero de su época, y también el más rápido. Dos caballos tiraban de una diminuta calesa de madera muy ligera, sostenida por dos ruedas, y sobre la cual luchaban dos hombres: un arquero y un auriga. El arquero estaba entrenado para disparar flechas sin cesar con el carruaje en movimiento, y disponía de una reserva de venablos para arrojarlos con la mano contra amenazas más inmediatas. El auriga controlaba el carro y sostenía un escudo con el que se protegía a si mismo y a su compañero, con el que estaba perfectamente coordinado. También solían llevar una larga lanza cuya función principal era trabar las ruedas de carros enemigos para volcarlos, y pequeños cuchillos para defensa personal en caso de tener que repeler un ataque directo de infantería. 

Si el carruaje perdía uno de los soldados, caballos, o se quedaba sin munición, volvía a retaguardia para reponer hombres, bestias y armas, y se incorporaban de nuevo a la batalla. Eran una tropa de élite entrenada hasta la extenuación. A los soldados se les permitía convertir su puesto en un título con el que presentarse o que inscribir junto a su nombre en documentos oficiales, como “Auriga del tercer carro de la primera unidad”, o “Arquero del cuatro carro de escolta del general”.  En tiempo de paz, cuando no estaban entrenando, competían haciendo carreras de carruajes o cazando aves al vuelo sobre el carruaje en movimiento, con lo que estas actividades también contaban como un entrenamiento adicional. 

Según la enciclopedia Egiptomania de Editorial Planeta (1997), se ha calculado que los veinte hombres de diez carruajes de guerra egipcios actuando de forma coordinada, mataban o malherían a una media de cien enemigos por cada dos minutos de combate, entre los alcanzados por jabalinas, flechas, los arrollados por los caballos, y los que se aplastaban unos a otros tratando de huir de la carga de los carros. Eso son quinientos en diez minutos, y tres mil en una hora. Son cifras escalofriantes, pero es lo que opinan los expertos en el tema, y después de todo estamos hablando del pueblo que construyó las pirámides. Estando así las cosas, se entiende que ninguno de sus numerosos enemigos fuera capaz de conquistarlos... hasta que llegaron los romanos, claro, pero esa es ya otra historia.

En la ilustración vemos un solo guerrero sobre el carruaje. Esta era la forma en la que se los representaba normalmente, una licencia de los artistas para que el dibujo fuera más claro y menos laborioso. También vemos un par de perros de caza mordiendo a los enemigos abatidos que hay ante el carro. Los perros se empleaban en la caza de aves desde el carruaje, pero se considera muy improbable que estos participasen en las batallas, siendo solo otro adorno tradicional a este tipo de ilustraciones. Sobre la cabeza del soldado vemos dos buitres, constantes vigilantes de los campos de batalla, sosteniendo en sus patas uno de los símbolos que se empleaban para representar el corazón. Lo que hay sobre la asta de la flecha que se prepara para disparar se denominan cartuchos, y los símbolos que contenían formaban nombres propios. Este papiro, por tanto, daría fe de la intervención de alguien en concreto en una batalla determinada.

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