LA MUERTE GRIS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Ya hemos comentado en otras ocasiones que las parejitas protagonistas de bolsilibros eran muy similares entre ellas. Los hombres solían ser detectives privados o pertenecer a alguna clase de fuerzas del orden (como el FBI) y las mujeres tendían a ser secretarias o periodistas. El arte o la medicina eran también ocupaciones habituales para unos y otras. Él y ella se conocían durante el transcurso de la historia y se casaban al final de esta. Ocasionalmente aparecía alguna variante, pero no se apartaba mucho de este esquema básico. Es por ello que cuando los personajes de bolsilibro se salen del esquema, llama mucho la atención.

La parejita protagonista de este bolsilibro son Matt, un detective privado (por ahora todo normal) y Melanie un ama de casa ya felizmente casada y con un hijo ¡Esto si es raro! Creo que es el único caso que me he encontrado hasta ahora de una protagonista de bolsilibro que empiece ya casada y con hijos. El marido será un problema para la esperable boda de Melanie con Matt al final de la historia, así que no apostéis por él; habrá que buscar algún modo de quitarlo de en medio.

La historia tiene lugar en Black Island (Isla Negra) una islita al suroeste de Martinica, en el Caribe. Matt ha sido requerido por Melanie, una antigua novia con la que estuvo a punto de casarse unos años atrás. A pesar que ella sabía que Matt era detective privado y andaba tras la pista de un peligroso criminal, cuando lo encontró y lo mató en un callejón ella decidió dejarlo y casarse con otro. Melanie y su marido Cyrus (tiene nombre de malo) se trasladaron a Black Island (no se nos especifica el motivo) y han vivido allí desde entonces.

A su llegada a Black Island, Matt es recibido por un bocor (brujo vudú) llamado papa Lekro, que le conmina a marcharse por donde ha venido si no quiere morir horriblemente. Cuando se reúne con Melanie y Cyrus, estos le explican que creen que es precisamente papa Lekro el responsable de lo que les está ocurriendo.

El bocor parece haberla tomado con ellos por algún motivo, y estar dispuesto a matarlos. La hermana de Melanie, que vivía con ellos, ha sido asesinada de forma horrible, prácticamente cortada en tiras, y entre sus restos se abandonó un sikidy o bolsa del brujo, una forma de reivindicar el asesinato. Lo mismo ocurrió con una de las criadas de la antigua mansión en la que viven. Uno de los agentes de policía que investigó el caso se atrevió a abrir una de las bolsas para examinar el contenido, y murió dos días después, vomitando toda la sangre del cuerpo. Un tercer sikidy apareció clavado en la puerta de la mansión. Esto puso en fuga a todos sus sirvientes excepto a uno, Maximiliano; un negro musculoso y gigantesco que se dedica a pasearse de un lado a otro de la hacienda con un machete en la mano, pero es amable y educado como el que más. Papa Lekro tiene atemorizados a todos los otros nativos de la isla, lo que incluye a la mayor parte de los agentes de policía, y es por esto que Melanie ha pedido ayuda a Matt.

Lo que Matt logra averiguar es que al parecer papa Lekro tiene a dos seres sobrenaturales a su servicio: un zombi y un espíritu. El zombi es el anónimo asesino material, el que va por ahí troceando gente, mientras que el espíritu es una especie de espía que se dedica a rondar la hacienda de Cyrus y mantener vigilada a la familia. Es además un fantasma famoso. Los nativos lo llaman La muerte gris debido a que ese es el color de sus cabellos y ropas. También se lo conoce como El espíritu que anda y El capitán Cortázar, esto último debido a que en vida fue un pirata español que ocultó en esa isla su tesoro, y se dice que lo guarda desde entonces.

De pronto los acontecimientos se precipitan. Jimmy, el hijo de Melanie y Cyrus desaparece, y también Maximiliano. Matt supone que el sirviente negro ha acabado sucumbiendo al miedo como el resto de nativos y le ha llevado el niño al bocor para congraciarse con él y quedar a salvo de su ira. Matt va entonces al santuario del bocor, que no hace nada por esconderse, convencido que los isleños le temen demasiado para enfrentarse a él y su zombi. Pero a Matt no le dan miedo los brujos, y a su revólver tampoco.  

Matt entra en el santuario y consigue acabar con el supuesto zombi. En realidad, era un pobre desgraciado afectado de lepra que servía a papa Lekro, quizá confiando en que con sus supuestos poderes podría curarle la enfermedad. El bocor hizo creer a todos que se trataba de un zombi, ya que en realidad no tiene poder alguno. El policía que murió al abrir su sikidy lo hizo debido al veneno que impregnaba los amuletos que contenía, pensado para matar a cualquiera que los manipulase.

Aquí el autor se permite un detalle original con su protagonista. Tras acabar con el “zombi” Matt logra atrapar a papa Lekro. Le hace varios cortes en la cara y lo amenaza con restregarle las heridas contra el cadáver del leproso, para que él también se convierta en uno, si no le devuelve al hijo de Melanie. La tortura no solía formar parte de las atribuciones de los héroes de bolsilibro, pero creo que todos tenemos claro que alguien dispuesto a dañar a un niño no merece consideración ninguna. Papa Lekro jura una y otra vez que no es responsable del rapto del niño y que tampoco tiene ningún control sobre Maximiliano ni el capitán Cortázar. Matt le cree, pero le contagia la lepra igualmente y regresa a la hacienda.

Una vez allí es noqueado y capturado por un atacante al que no llega a ver. Se despierta en una sala de torturas secreta, al parecer, en los propios sótanos de la mansión de Cyrus. Este y su esposa comparten cautiverio con él, y su anfitrión es el capitán Cortazár, que a pesar de su aspecto demacrado y fantasmal es totalmente sólido. Se trata simplemente de un tipo disfrazado que, independientemente de los tejemanejes de papa Lekro, está buscando el tesoro de Cortazár. De algún modo averiguó que estaba enterrado en los sótanos de esa misma mansión, y su intención al rondar la hacienda y dejarse ver de tanto en tanto era asustar a los habitantes para que se marcharan y poder buscarlo tranquilamente.

Matt, Melanie y Cyrus están por completo en las manos de este individuo, que es alguien al quien se ha nombrado de pasada anteriormente, pero no ha tenido especial relevancia en la historia hasta ahora. Coloca al pobre Cyrus en una de las máquinas de tortura y lo prensa entre dos láminas de cuchillas. Ya sabíamos que el marido tenia pocas posibilidades de llegar vivo al final, de todos modos. Aquí el autor vuelve a mostrarse original, pues no es el protagonista quien salva la situación. Maximiliano se presenta de pronto machete en mano, se enfrenta al fantasmón, y lo pone en fuga, liberando a continuación a Matt y Melanie. También revela que fue él quien se llevó a Jimmy una noche que vio al fantasma rondando la casa. Sintió miedo por el niño y se lo llevó a un lugar seguro sin decir nada a nadie, motivo por el cual él también estaba en paradero desconocido. Y el falso fantasma tampoco llega muy lejos, pues el verdadero fantasma del capitán Cortazár, molesto porque estén usurpando su identidad, se presenta al final para acabar con su imitador. 

Resuelto todo esto, ya solo nos queda confirmar la boda entre la recientemente enviudada Melany y su amor de juventud Matt. Amor de juventud y también verdadero padre de Jimmy, en realidad, porque Melany llevaba unos días embarazada cuando dejó a Matt y buscó otro hombre con el que casarse rápidamente. Esto último ya es ceder un poco a lo clásico, porque la verdad es que una boda con la protagonista, teniendo esta ya un hijo de otro hombre habría sido del todo rompedor para los estándares del bolsilibro. El hacer que el niño fuera de Matt, como justificando que así “está bien” que se casen, me parece un paso atrás en los detalles originales que nos habían dado hasta ese momento, pero tampoco estropea el final.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

La muerte gris. 1983. Burton Hare [José María Lliró Olivé] (texto). Antonio Bernal (portada). Selección Terror nº 514. Editorial Bruguera S.A.