EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Hoy tenemos ración doble de bolsilibro. “¿Qué se celebra?” os estaréis preguntando. Pues, aparte del hecho de que nos estéis leyendo, nada más en particular. Me ha parecido mejor comentar juntos estos dos libros, por lo que explico más adelante.
Los remakes o nuevas versiones de las películas empezaron siendo un intento de mejorar algo que ya era bueno, como podemos ver en películas como La Cosa de 1982 (remake de El enigma otro mundo, de 1951) o El terror no tiene forma de 1988 (remake de The Blob, de 1958). Actualmente, han pasado a ser simplemente (en la mayoría de los casos, al menos) algo a lo que se recurre cuando se está falto de ideas y/o talento. Ahí están engendros como los remakes de Cazafantasmas de 2016 o el de Desafío Total de 2012, para dejar constancia de ello. Pero los remakes no son exclusivos de las películas. Es por eso que hoy comentaremos dos bolsilibros en lugar de uno: La barrera de la muerte y su remake literario De entre los muertos.
Empezaremos por La barrera de la muerte, nº 272 de Selección Terror de Bruguera, escrito por Burton Hare (José María Lliró Olivé) en 1978. En esta historia, asistimos nada más empezar al velatorio de Johnny Lorraine, un joven y sano millonario que a pesar de ello ha muerto de un repentino ataque al corazón. Sus poco o nada afligidos familiares se han reunido en su mansión, en espera de la lectura del testamento. Todos ellos son ricos de por sí, pero ya sabéis que la riqueza no cura la avaricia.
También está presente la prometida de Johnny, Anne Black. Ella, junto a la fiel servidumbre y a León, el enorme perro de Johnny, son los únicos que echan de menos al difunto. Anne es objeto de las bromas de los familiares directos del finado. Faltaba una sola semana para que Johnny y Anne se casaran, y estos ya temían ir a quedarse sin la herencia.
Durante la tormentosa noche de vigilia dos de los familiares atisban a través de las ventanas a un ser fantasmagórico que parece acecharles, mientras que León está más feliz que nunca y corretea bajo la lluvia como si jugara con alguien. Poco después de enterrar a Johnny en el panteón familiar, su cadáver desaparece de este. Como remate, cuando el abogado lee el testamento de Johnny, se descubre que este ha dejado casi todo su patrimonio a Anne, y cantidades más que generosas a sus sirvientes. A los familiares ha dejado cantidades meramente simbólicas, teniendo en cuenta la magnitud de su fortuna.
Esto levanta una oleada de protestas entre los familiares, pero también en Anne, que intenta renunciar a la herencia. El abogado deja claro a todos que el testamente es completamente legal, y que nada se puede hacer por impugnarlo. La desaparición del cadáver y la investigación policial en curso, sin embargo, impide a los familiares abandonar la mansión y a Anne expulsarlos de ella, hasta que así lo autorice el comisario al cargo.
Por tanto, a todos les esperan algunos días de incomoda convivencia. Durante esos se producen más sucesos extraños. Uno de los herederos intenta asesinar a Anne, pero su vil acción queda frustrada por la aparición de un fantasma que parece velar por ella. Un desconocido, amparándose en la oscuridad, da un críptico mensaje a Anne: “No tema por Johnny. Él volverá. La ama.” Mientras tanto, el perro León se escapa repetidamente para rondar la propiedad de Hammilton, un vecino y antiguo médico del ejército colonial. Siguiendo al perro en sus escapadas, es como Anne descubre que Johnny sigue vivo, al cuidado del coronel Hammilton.
El coronel confiesa a Anne haber robado en cuerpo de Johnny, al enterarse que había muerto de una afección cardíaca, y se le había enterrado sin autopsia tan solo un día después. Durante su estancia en las colonias de la India aprendió varias técnicas de resurrección cardiaca ignoradas en occidente, y había visto “devolver a la vida” a personas que llevaban varios días con el corazón casi detenido, en un estado cataléptico indistinguible de la muerte. Quería poner en práctica por sí mismo esas técnicas, pero no tardó en comprobar que Johnny estaba sumido en una especie de coma debido a la acción de un veneno que debía haber sido mortal, pero no llegó a matarle. Gracias a sus conocimientos de medicina le aplicó el tratamiento correspondiente para revivirlo. La explicación está un tanto forzada (muchas casualidades juntas) pero cosas más raras han pasado en la vida real.
Johnny, con la complicidad de Anne y el coronel (y León, no nos olvidemos del bueno de León) decide entonces tratar de averiguar quién le envenenó. Y por el bien de sus propios familiares, le conviene darse prisa. El intento de asesinato de Johnny por parte de uno o más miembros de su familia ha enfurecido sobremanera a algunos lejanos antepasados, que han vuelto por su propio pie del Más Allá dispuestos a poner orden de forma expeditiva entre sus díscolos descendientes.
¡Además de un cadáver aparente revivido mediante la ciencia, tenemos también cadáveres genuinos revividos mediante fuerzas sobrenaturales! Cadáveres y resurrecciones para todos los gustos, oiga, que aquí no se discrimina. Y sale un hermoso perro, lo cual siempre es un plus.
De entre los muertos es el nº 17 de Selección Terror Extra de Bruguera, escrito por el mismo autor, unos cinco años después. La historia es realmente la misma, pero en esta ocasión dispuso de 187 páginas para contarla, en lugar solo 86.
Sinceramente, estoy bastante convencido que el autor no vendió esto a la editorial como un remake de una obra anterior. Quizá el encargo le pilló en un mal momento, en el que iba corto de tiempo y necesitado de dinero, y simplemente reescribió una historia que ya les había vendido cinco años antes, confiando en que el encargado de leerla y aprobarla no se diera cuenta. Una de las cosas que me induce a pensar esto es que esta segunda historia tiene pasajes calcados de la primera, pero se cambia el nombre a todos los personajes, lo cual no tendría sentido en un verdadero remake o reescritura extendida de un texto.
Y como la historia ya la hemos contado, ahora solo repasaremos los cambios entre uno y otro. Los nombres son todos diferentes: Anne Blake es ahora Marie Haine. Johnny Lorraine pasa a llamarse Frederick Bannister. El perro cambia de León a Tigre… pero para no liarnos mucho, vamos a comentar este otro libro manteniendo los nombres de los personajes equivalentes del anterior, y así sabemos de quienes estamos hablando.
Partimos de la misma situación: Johnny está muerto, mismas causas, mismos interesados familiares, misma afligida novia, mismo alegre perro, misma noche tormentosa, misma aparición fantasmagórica, etc. Todo se nos explica con más detalle, pero no ocurren más cosas. Se produce la lectura del testamento con el mismo reparto, pero ahora la policía aparece antes del robo del cadáver, a requerimiento del abogado familiar. Este los ha llamado porque sospecha que Johnny fue asesinado, y es cuando estos se disponen a exhumar el cadáver, cuando se descubre que ha desaparecido y varios otros ataúdes han sido abiertos.
Los cadáveres del mausoleo parecen inquietos, porque uno de ellos está y deja de estar en su ataúd cuando le viene en gana, y otro tiene los pies cubiertos de barro fresco. Precisamente el único cadáver que interesa a la policía, el de Johnny, no se deja ver por ningún lado. Ni tampoco León, que salió corriendo al día siguiente de la lectura del testamento y no ha vuelto, a pesar que sus aullidos se oyen a lo lejos.
Buscando al perro, es como Anne encuentra al Johnny al cuidado del vecino, exmilitar colonial. El coronel emplea incluso la frase “Ha atravesado la barrera de la muerte” para referirse a Johnny, como si el autor estuviera confesando con ello que esta historia es una versión ampliada de La barrera de la muerte.
La resolución es la misma, cambiando los culpables de unos familiares a otros, y también incrementando el número de victimas que los antepasados vengadores dejan atrás antes de apaciguarse, pero en esencia todo es igual a la versión anterior. La historia original es buena y la reescritura no la estropea, al contrario. Lo único malo que puedo decir sobre ella es que los cambios son tan mínimos que, si has leído ya uno de los dos bolsilibros, lo reconoces de inmediato en cuanto llevas unas pocas páginas del otro, y ya sabes de antemano casi todo lo que va a ocurrir.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
La barrera de la muerte. 1978. Burton Hare [José María Lliró Olivé] (texto). Alberto Pujolar (portada). Selección Terror nº 272. Editorial Bruguera S.A.
De entre los muertos. 1983. Burton Hare [José María Lliró Olivé] (texto). Almazán (portada). Selección Terror Extra nº 17. Editorial Bruguera S.A.
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