MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

lunes, 18 de julio de 2022

ANDROIDS & INVADERS; cuando salvar el universo costaba 140 pesetas.

  EL ARCHIVO                                                                                                 

Presentado por... Librug.

Bienvenidos al Archivo, investigadores. 

El artículo que presentamos hoy se publicó por primera vez en diciembre de 2019, en la revista virtual Figuras en Acción nº 21. Como de costumbre el texto es nuestro, pero las imágenes que lo ilustran fueron tomadas de internet, de diversas fuentes, y pertenecen en todos los casos a sus respectivos autores (los cuales se indican cuando los conocemos). ¡Esta vez muchas de las fotos son de piezas de nuestra colección particular!😁🤖

Hubo una época en la que el destino de la Tierra, y quizá de todo el universo, dependía de unos seres que te cabían en la mano, pero eran grandiosos. Que no podían ni salir del blíster por sí solos, pero una vez tú los sacabas eran invencibles. Que, sin necesidad de luces, sonidos, sistemas de radiocontrol ni apps de realidades aumentadas, te sumían en un mundo de acción sin tregua. Hubo una época (sí, esa época, sabéis perfectamente de cual hablo) en que la salvación o destrucción del universo dependía de cuanto tardaras en reunir el dinero suficiente para ir al kiosco de la esquina y comprar otro guerrero con el que dar un nuevo impulso a un combate interminable. O al menos así es como recuerdo lo que para mí fue el inicio de esa época, que coincidió con el año 1984. El año en el que los Androids y los Invaders se dejaron caer por el barrio.

Por aquellas fechas lo que se llevaba eran los robots. Los comics de los Transformers eran diferentes al resto de comics de superhéroes, quizá porque tenían lugar en su propia realidad en la que los personajes de otros comics no intervenían. Por la tele emitían sin cesar series “de robots” como Goldorak (Grandizer), Voltron, Apolón, Gladiador (Gaikin)... y por encima de todos ellos, Mazinger Z reinaba como un titan mecánico invencible.

Robots por todas partes. No importaba que fueran vehículos de combate pilotados como los de Robotech, que tuvieran personalidad propia y gritaran de dolor al ser dañados como los Transformers, o que estuvieran en un oscuro punto intermedio entre ambos como el poderoso y admirado Mazinger Z. Si tenía robots, gustaba, y también vendía.

Por aquellas fechas, decía, aparecieron en las jugueterías y kioscos unos blísteres de robots llamados Androids y algún tiempo después otros muy parecidos llamados Invaders. Técnicamente eran dos colecciones diferentes porque no se lanzaron juntas y en cada blíster solo aparecía uno de estos dos nombres, sin otro título o denominación general que las englobara. Se trataba de figuras de robots de plástico desmontables, donde los mismos puntos de unión de las piezas hacían las veces de articulaciones. Por un lado, estaban los tres Androids, que a todas luces eran “robots buenos”. Estos aparecieron varios meses antes que los otros. Las piezas eran de colores básicos; amarillas, rojas, azules y verdes. La misma figura podía aparecer en diferentes combinaciones de colores. Las piezas eran cabeza, torso, dos brazos (divididos en dos partes cada uno) y dos piernas (divididas también en dos partes). La onceava pieza era un puño lanzable que, encajado como parte de una de las manos, podía propulsarse mediante un pequeño muelle. Solo el cuerpo, la parte alta de las piernas (la sección que iba de la cadera a la rodilla) y el antebrazo del lanzapuños eran comunes a los tres robots. El resto de piezas eran variadas e intercambiables. Las cabezas era lo que realmente diferenciaba unos de otros. 

Y traían armas. Muchas armas, cuatro para cada uno. Había un cañón portátil de gran calibre (en el que se veía esculpido un compartimento de munición con los proyectiles alineados), dos modelos de fusil (uno de ellos con mira telescópica) y una diminuta pistola de rayos. Los Androids llevaban un arma de cada tipo de estas cuatro. Aunque solo una de las manos podía sostener un arma (la otra era la del puño lanzable), también podían transportar otra en la espalda, en medio del pecho, e incluso una en cada pie. En total cinco puntos de anclaje para las armas. Solo la de la mano podía orientarse de forma que pareciera que la estuviera utilizando, pero el cargar con todas a la vez los convertía en verdaderos arsenales ambulantes. Para la época impresionaba. Y solo costaban 140 pesetas (aproximadamente 85 céntimos de euro hoy en día, sin contar la inflación). Lo único malo de estas figuras era que el pitón que se empleaba para sujetar el arma al robot se partía con cierta facilidad.

Por el bando de los Androids teníamos a:

Gladiator: con una cabeza reversible que por un lado mostraba las facciones planas de un rostro formado por planchas superpuestas en la que apenas se adivinaba unas ranuras minúsculas a modo de visor, y por el otro tenía una especie de cabeza de ave con un gran pico curvo y dos ojos prominentes. Probablemente esta “doble cara” fue algo casual. En las fotos e ilustraciones del blíster la “cara” con la que aparecía este robot era la de ave, pero la figura en el interior del blíster venía siempre con la cabeza girada, mostrando el otro “rostro”. Estoy convencido que nunca hubo intención de representar dos caras diferentes, sino que la cabeza venía invertida simplemente por acomodarla mejor dentro de la burbuja del blíster, pero los niños de la época no lo entendimos así. Vimos, o quisimos ver, un segundo rostro opcional, y había verdaderos debates de patio de colegio sobre cuál de los dos le quedaba mejor.

Herox: cuya cabeza era la más extraña de los seis, un revoltijo de cables y tubos en la que no podía distinguirse rasgo alguno. Sentado el precedente de la “cabeza reversible” de Gladiator, algunos quisieron ver el mismo efecto en Herox, sosteniendo que la parte posterior de su cabeza era otro rostro opcional que representaba una pantalla-ojo con una rejilla debajo a modo de boca. 

Dinox: con una sonriente cabeza de rasgos reptilianos de la que brotaban un par de pequeños cuernos, que eran piezas aparte de la cabeza y de color diferente a ésta.

El reverso del blíster nos muestra varias imágenes de los tres individuos, incluyendo a un Herox desmontado. Los siguientes textos de presentación aparece en castellano, francés e inglés, acompañados de las habituales advertencias de seguridad:

“Los Androids son guerreros-robot, de cabeza de animal computerizada; cuerpo de hombre y brazos mecánicos. Van provistos de armas electro-láser y energía upra-atómica. Además disparan uno de sus puños por medio de un potente resorte”.

“Son piezas combinables entre sí. Con los tres Androids de la colección podrás hacer más de un millón de combinaciones diferentes”.

Invaders

Los Invaders tardaron más en aparecer que los Androids, al menos por las tiendas de mi barrio. Ignoro si fue casualidad o una distribución escalonada, aunque habida cuenta de las “innovaciones” de este grupo, me inclino más por lo segundo. Los Invaders (otros tres) eran el grupo de “los malos”. Aunque compartían piezas y armas con los anteriores, tenían también algunas piezas exclusivas y la combinación de colores era más llamativa; negro, oro, plata y grana. Solo se utilizaban dos de estos colores en las piezas de cada robot, siendo por lo general el cuerpo de un color y cabeza y extremidades de otro, apareciendo ocasionalmente las armas en un tercer color diferente. 

Además de resultar más vistosos por los colores oro y plata metalizados y el toque siniestro que les daban la combinación de negro y grana, los Invaders tenían pegatinas. Contaban también con tres armas exclusivas tipo ametralladora, pero llevaban igualmente cuatro, al azar entre las ahora siete posibles. Los puntos en los que era posible colocar un arma se incrementaba de los cinco originales que traían los Androids a doce, ya que podían cargar con dos a la espalda, una en el pecho, una en cada brazo, y nada menos que tres en cada pie, además de la que podían sostener en la mano. A pesar de estas mejoras, costaban lo mismo que los Androids. Los componentes de este bando eran:

Tecnor: con una cabeza que según las diferentes opiniones de los expertos (de nuevo, los chavales del patio del colegio) podía ser la de una mosca robot o un casco de motorista con auriculares. Esta figura contaba con una pieza de armadura que le protegía la parte alta del torso y unas alas que se acoplaban a la espalda. Como el enganche de las alas era igual al de las armas y se podía colocar en cualquiera de los puntos de anclaje de éstas, no había por que ponerlas a la espalda. Colocadas en una mano podían hacerse pasar perfectamente por algún tipo de escudo.

Forcer: tenía un rostro humano (se distinguen rasgos como una nariz y un par de labios gruesos) embutido en un casco. Contaba con una pieza de armadura con aspecto de coraza que le cubre casi todo el torso, y unas alas más pequeñas que las de Tecnor, con cierta forma de V. Esta pieza, colocada en medio del pecho en lugar de la espalda recordaba al arma principal de Mazinger Z.

Demon: su cabeza era estrecha y rematada por dos pares de cuernos o antenas, y mostraba una expresión inocente e infantil, con dos pequeños ojillos redondos y una boca diminuta y apretada… y precisamente por esta carita de querubín daba la impresión de ser el más malvado y menos de fiar de todos. Tiene también una pieza de armadura sobre el pecho pero que parece más un adorno que una defensa. En lugar de alas, tiene dos juegos de “patas de insecto” adicionales que la figura traía colocadas en las sujeciones de las piernas, pero que se podían cambiar a cualquier otra parte del cuerpo o los brazos.

El texto que aparecía en el blíster era el mismo, sustituyendo el nombre Androids por Invaders y cambiando las fotos de unos por las de otros.

¿Segunda wave?

Al año siguiente de su aparición los Androids empezaron a venderse con el mismo esquema de colores oscuros/metalizados de los Invaders. También con sus mismos doce puntos de anclaje de armas, y con cuatro armas al azar de entre todas las disponibles (aunque no con las piezas adicionales exclusivas de éstos). Esto hace que las figuras con el esquema de colores básicos sean mucho más raras de ver. El frontal de los blísteres no cambió, pero el dorso mostraba ahora a las seis figuras de ambas colecciones.

Poco después (¿una tercera wave o una adición tardía a la segunda?) aparecieron dos animales robóticos de gran tamaño que servían como monturas y se vendían en cajas. No estaba claro a que bando pertenecían porque, al no haber ya distinción cromática, ambos aparecieron en la combinación de colores oro-plata-negro-grana. En su foto de presentación, Akron (que tiene aspecto de tiranosaurio) sirve de transporte a Tecnor, y Ciclone (con aspecto de avestruz) lleva sobre él a Demon. Ambos jinetes son del bando de los Invaders, pero en las fotos las figuras colocadas sobre los animales tienen la misma combinación de colores que la montura, y seguramente se los escogió por eso. Akron es descrito como “el dinosaurio del planeta rojo”, y Ciclone como “el pájaro intergaláctico”. En los blísteres de esta ¿tercera? wave el título de la colección aparece por primera vez como Androids e Invaders, convirtiéndose ya “oficialmente” en una sola colección. Así mismo aparecen los siguientes textos, únicamente en castellano. 

“Completa tu colección de guerreros espaciales”.

 “Los Androids e Invaders son guerreros-robot de cabeza de animal computerizada, cuerpo de hombre y brazos mecánicos. Van provistos de armas láser y disparan uno de sus puños por medio de un potente resorte. Todos sus elementos son combinables entre sí, completando tu colección podrás hacer más de un millón de combinaciones diferentes”.

Robotter´s

Nunca llegué a ver los Robotter´s en las tiendas, pero algún tiempo después de la segunda/tercera wave, apareció esta otra colección: “Los guerreros del planeta rojo”. En el dorsal de los blísteres aparecen tres de ellos (que parecen ser el total de la colección) junto a fotos de los Androids e Invaders y sus monturas. 

Los Robotter´s comparten el esquema cromático de los Androids e Invaders de la segunda wave, pero el estilo de unos robots y otros es bastante diferente, siendo los Robotter´s menos humanoides, con un perfil más alienígena, y en algunos casos asimétricos, con un brazo o pierna de mayor tamaño o una muy diferente disposición anatómica que el otro. Los Robotter´s no tienen puños lanzables, y sus brazos parecen ser de una sola pieza en lugar de estar divididos en dos partes. Además, parecen ser el doble de grandes que los robots anteriores. Nunca he tenido uno ni he encontrado más fotos de ellos que las que se incluyen en este artículo, pero entre las nuevas armas de los Robotter´s (con aspecto de grandes herramientas industriales muy avanzadas, más que de auténticas armas) hay mezcladas algunas de los Androids e Invaders, y esto permite comparar sus tamaños.  

Lo más interesante es que se trata de una tercera facción, algo muy raro de ver en los juguetes infantiles, donde la trama suele ser sencilla y limitada a “buenos y malos”. La descripción que acompaña el blíster de los Robotter´s (que es de nuevo una versión modificada y alargada de la que ya vimos en los blísteres anteriores) aporta algo de información extra: 

“El Planeta Rojo ha sido invadido por los Androids e Invaders, que son guerreros-robot de cabeza de animal computerizada, cuerpo de hombre y brazos mecánicos. Van provistos de armas láser y disparan uno de sus puños por medio de un potente resorte. Los gigantescos y terribles Robotter´s, dueños del planeta, se defienden de sus ataques con sus armas supra-atómicas y desintegradoras. Todos sus elementos son combinables entre sí, completando tu colección podrás hacer más de un millón de combinaciones diferentes”.

A la luz de estos nuevos datos, parece ser que por algún motivo los Androids y los Invaders terminan trasladando su guerra a un nuevo mundo, el Planeta Rojo (¿Marte? recordemos que también Akron se nos presentó como “el dinosaurio del Planeta Rojo”), que está habitado por otra forma de vida autóctona. Una historia muy parecida a la de los Autobots y Decepticons, que llegando a la Tierra desde su mundo implicaron a los humanos en su guerra. Sin embargo, la forma de vida autóctona resulta ser en este caso unos robots aún más grandes, poderosos y avanzados que ellos, que toman tanto a unos como a otros como invasores y combaten por igual contra ambos, independientemente de sus intenciones y motivaciones. Las piezas de los Robotter´s son intercambiables entre ellos, y es de suponer que entre las de los Androids e Invaders, aunque dada la diferencia de tamaño entre unos y otros el resultado puede ser algo estrambótico.

Con la incorporación de estos nuevos tres robots, el total de figuras de la colección se eleva a once y el nombre de la colección conjunta vuelve a cambiar, siendo ahora Robotter´s, Androids & Invaders.

¿Voltron?

En algún momento de los 90 que no he podido precisar, Falomir sacó un juego de tablero basado (teóricamente) en Voltron, sin ninguna acreditación de autores ni fecha oficial de lanzamiento, y al parecer sin permiso para usar el personaje. Como casi todos los juegos de Falomir de la época, el reglamento es sencillo pero algo confuso, y da la impresión de estar a medio hacer. 

Lo llamativo de este juego es que incluía cuatro figuras de la segunda wave en lugar de fichas o peones, con lo que tenías a los robots paseándose por el tablero. Una característica original del juego era que los robots, que debían combatir entre ellos hasta que solo quedara uno activo, podían ser dañados en cuatro ocasiones antes de ser destruidos. Esto se representaba retirándole a la figura una de sus cuatro armas cada vez que sufría daños. 

En algunas casillas del recorrido había que dejar también una de las armas al caer en ellas para representar el gasto general de municiones, y en otras el robot quedaba reparado/recargado, con lo que se le volvían a colocar las armas perdidas. De este modo, la figura reflejaba visualmente el estado del robot que controlaba cada jugador. Y después de todo, si no te convencía como juego de tablero seguías teniendo los cuatro robots, con lo que la inversión realizada no era una pérdida total.

Cada uno de los robots que se incluían en las cajas de Voltron tenía todas sus piezas y armas del mismo color para que fueran más claramente identificables, aunque al ser piezas intercambiables, esto se podía variar a voluntad. Tengo varias copias del juego (es la forma más rápida y económica de conseguir figuras de esta colección) y en todos los casos contenían Androids (al ser cuatro, una de las cabezas venía repetida), aunque no puedo saber si esto fue un rasgo común a todos los juegos o también podían encontrarse en ellos figuras de Invaders.

Redondo

Estos robots fueron fabricados por la juguetera Redondo; una empresa nacional fundada en 1949 en Aldaya (Valencia), que alcanzó reconocimiento a nivel europeo por la calidad y detalle de sus reproducciones en miniatura de pistolas de metal y coches de lata. La empresa desapareció en 1996, absorbida al parecer por una de las filiales de Hasbro

Y aunque actualmente ni tansolo existen ya las fábricas en las que estos robots arrancaron motores, algunos todavía sobreviven, como recuerdo único e irremplazable de esa época. Ya sabéis cual digo. La época en la que salvar el universo costaba 140 pesetas.

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