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sábado, 27 de agosto de 2022

EL DRAGÓN NEGRO

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, magos y hechiceros del reino.

El séptimo librojuego de la serie negra de D&D nos presenta un desafío que a primera vista podría parecer... algo desequilibrado, por decirlo suavemente. 

Creo que todos los que hayan jugado a rol una temporada se habrán visto implicados en alguna situación o combate en que el Dungeon Master había calculado mal la dificultad y les estaba enfrentando contra unos adversarios a los que, por su actual nivel, no tenían ninguna posibilidad de derrotar. Pues todos esos momentos de desesperación palidecen ante lo que nos plantean aquí.

En esta aventura somos Morgan, un muchacho al que el Consejo de los Nueve ha entregado su nombramiento oficial de mago hace apenas unos días, y que por una serie de circunstancias termina con el encargo de detener los planes de su tío Zed, uno de los magos más poderosos que existen. Como si esto no fuera ya bastante malo y desequilibrado, Zed ha encontrado el modo de invocar y controlar parcialmente a Shem, el último dragón negro que queda en todo el universo.

Para tener claro de lo que estamos hablando, el motivo por el cual Shem no se extinguió junto con el resto de su raza cuando les llegó el momento, es porque el universo le ha designado como el Portador del Apocalipsis. Su misión es exterminar toda vida existente en los mundos que deban caer en el olvido. Zed ha despertado al anciano dragón Shem, y ahora este sobrevuela el reino. A su paso, las cimas de las montañas se desmoronan, los volcanes inactivos despiertan, y los seres vivos que tienen la desgracia de quedar totalmente cubiertos por la inmensa sombra que proyecta sobre el suelo, mueren de inmediato. Y si la cosa no es peor, es porque Shem todavía no sabe que es lo que Zed quiere de él, y solo está volando para acudir al encuentro de su invocador. 

Por nuestra parte, somos un mago adolescente armado con un palo, conocedor de algunos trucos y hechizos menores, y acompañado por un pequeño pseudodragón que nos lee la mente todo el tiempo, la mayoría de las veces para tomarnos el pelo. Pero ¿quién dijo miedo? Después de todo solo debemos enfrentarnos a otro mago que nos lleva novecientos noventa y nueve años de ventaja en lo que se refiere a conocimientos y experiencia, y a un dragón que hace que los otros dragones chillen de miedo cuando se pronuncia su nombre. 

Podemos tratar de resolver el asunto por nosotros mismos, o apelar al resto de dragones para que nos ayuden. Ambos caminos tendrán sus propias dificultades y peligros, porque a la mayoría de los dragones no les gusta tener a los humanos cerca, y es posible terminar muriendo a manos (o a garras) de los mismos seres a los que acudimos a pedir ayuda. El intento en solitario no parece menos descabellado, porque para empezar deberemos viajar hasta el punto de encuentro de Zed y Shem a través de un pestilente pantano y unas peligrosas simas volcánicas recorridas por ríos de lava.

En realidad, que seamos un mago novato no tiene relevancia, puesto que ni poniéndonos en la piel de uno experto tendríamos posibilidades de derrotar a Shem, y quizá ni aún a Zed. De llegar hasta ellos, la única arma con la que contaremos será el diálogo, el intentar hacerlos razonar. El anciano dragón Shem es, de hecho, sorprendentemente sabio y razonable comparado con los otros dragones, o con el propio Zed. El verdadero desafío es llegar hasta él, puesto que una vez lo tengamos delante nos bastará con mantener la calma, ser sinceros, y hablar con respeto. Como en una cita o una entrevista de trabajo, vaya. 

Sobre lo de solucionar el asunto hablando, esta parece ser la idea general del librojuego. Los diálogos entre los personajes son bastante interesantes, y hay uno que en verdad me ha sorprendido; si intentamos acometer la aventura en solitario, terminarán uniéndose a nuestro grupo una huérfana harapienta llamada Saffron (cuyo padre fue ahorcado por robar seis vacas) y su violento gato. Aunque útil a la larga, Saffron es al principio una pequeña pesadilla para nuestro mago, porque ella también tiene la capacidad de leer la mente, con lo que cada cosa que se nos pase por la cabeza es captada y criticada tanto por ella como por nuestro dragoncito, mientras el gato loco nos clava las zarpas en la espalda o la pantorrilla. Hay un momento en que Saffron se está quejando por todo, y el dragoncito la recrimina (también mentalmente) diciéndole:

-"No puedes culpar al mundo por las penurias que te ha deparado la vida. El mundo no te debe nada. Has recibido el precioso don de la vida y nadie puede pedir más. Lo que hagas de tu vida está en tus manos. Pero no la desperdicies culpando a otros de tus problemas. Si quieres algo, tienes que luchar por ello". 

Todo un discurso motivacional combinado con una bofetada de realidad. Y esto se escribió para un público infantil, en los ochenta. Probad a decirle hoy en día algo así a un crio de diez años… o de veinte o treinta, que también los hay. Tendréis suerte si no os denuncia 😅 

Puedes ver otro libro de esta colección pulsando aquí.

Dragon of Doom. 1983. Rose Estes (texto) Clyde Caldwell (portada) Harry Quinn (ilustraciones). D&D aventura sin fin nº 7. Publicado en 1985 por Timun Mas.  

4 comentarios:

  1. Precisamente algo así comentaba una amiga hace poco. Los mismos tebeos de Mortadelo y compañía nos obligaban a entender chistes malos y malos entendidos, lo que trabajaba nuestra comprensión lectora. ¿Y ahora? ¿Qué tienen? Hay libros infantiles y juveniles que tienen mensaje, como algunos que ya hemos comentado por aquí como Los ríos de la luna o Sombra, pero que desgraciadamente no son lecturas que estén de moda ni las hacen obligatorias en los colegios.
    Como para encima soltarle ese rollo filosófico cuando la culpa siempre, siempre es de los demás...
    En fin...

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    1. La mentalidad de la gente ha ido cambiando con el tiempo, y eso ha hecho cambiar tambien los cuentos. Antes la literatura infantil tenia como función enseñar a los niños a ser tenaces, astutos y precavidos. Ahora si tienes suerte solo intenta mantenerlos entretenidos un rato, y si no la tienes intenta meterles ideología política. Siguen apareciendo de vez en cuando cosas interesantes para niños, pero hay que buscaras bastante más. Y siempre puedes recurrir a los clásicos.

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  2. El dragón negro, que recuerdos, uno delos finales te permitía unirte al tío Zed y convertirte en un señor del Mal (me pareció un final bueno 😂😂😂)
    En el momento en que la gente olvido las palabras del dragoncito…Occidente se fue a la mierda

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    1. ¡Occidente debe ser recuperado! 📚😃📘 y eso puede hacerse en parte mediante la literatura. Hay muchos libros que ensalzan los valores y el esfuerzo, solo hace falta recordárselos a la gente para que los lean.

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