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jueves, 22 de septiembre de 2022

EL INFIERNO LES TRAGÓ

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

En el bolsilibro de hoy van a rodar cabezas, literalmente, así que mejor aseguraos de tener bien enroscada la vuestra, por si acaso. 

Verónica es una joven fogosa y vital casada con un hombre serio y formal que le dobla la edad. No se ha casado con él por amor, sino porque es fabulosamente rico, que es lo que a Verónica le interesa. La pasión y el sexo que necesita lo obtiene de sus tres amantes (unos botarates buenos para nada salvo para eso), mientras espera a que su aburrido esposo fallezca y la deje a ella como principal heredera. Principal, y no única, porque Charles tiene tres sobrinos, que viven con el matrimonio en la enorme mansión de Charles. Los sobrinos, acostumbrados a vivir de la fortuna de Charles son unos verdaderos inútiles sin fuerza de voluntad ninguna.

La oportunidad de heredar de Verónica se presenta cuando una noche, volviendo a casa, el coche en el que viajan Verónica y Charles se sale de la carretera y se estrella. Charles atraviesa el parabrisas y queda tendido en la carretera. Verónica permanece en su asiento, aturdida y con algunos cortes y magulladuras. Pero no lo bastante aturdida como para no darse cuenta que Charles no ha sufrido daños graves. Sin pensárselo demasiado, se pasa al asiento del conductor y atropella a Charles para rematarlo. A fin de asegurarse, da marcha atrás y vuelve a atropellarlo, y si no lo hace una tercera vez es porque se desmaya debido a los golpes recibidos.

Verónica despierta en el hospital, e inmediatamente empieza a preparar su papel de afligida viuda. Se lleva una sorpresa mayúscula cuando le comunican que Charles sigue vivo, aunque han tenido que amputarle ambas piernas por tenerlas demasiado destrozadas para salvárselas. Lo peor de todo es que ella no puede estar segura de si Charles, también aturdido por el accidente, llegó a ser consciente de que ella lo atropellaba.

Para Verónica, su nueva vida tras el accidente, con Charles en una silla de ruedas es peor aún que la anterior. Para empeorarla aún más, alguien estuvo sacando fotos de Verónica con sus distintos amantes, y las utiliza para tratar de chantajearla. En lugar de dinero, Verónica paga con un golpe de pala en el cráneo a su chantajista y con la ayuda de uno de sus amantes se deshace del cadáver. Esto no impide, sin embargo, que las fotos acaben en manos de su marido. 

Charles se toma el asunto con calma. Con tanta calma, que no tiene ningún reparo en decirle a Verónica que va a matar a sus tres amantes y a quedarse con sus cabezas como recuerdo. También le dice que sabe que mató a su chantajista, sabe dónde ocultó el cuerpo, y puede delatarla a la policía en cualquier momento. No lo hace porque prefiere la sensación de tenerla en sus manos, encerrada en casa. Controlar su vida, como castigo por todo lo que ella le ha hecho. A continuación, reúne a sus tres sobrinos, les muestra las fotos y revela las identidades de los amantes de su mujer. Les ofrece 500.000 dólares por cada cabeza. Ha cambiado el testamento y los ha desheredado tanto a ellos como a Verónica. En lugar de dejarles parte de su fortuna, les informa que solo aquel que le lleve alguna de las cabezas obtendrá ese dinero. Si uno de ellos le lleva las tres, se queda con todo. El que no contribuya con una cabeza, no obtendrá ni un céntimo.

La compañía de seguros de Charles no ve claro el accidente, y contrata a un detective para que investigue el asunto; Dennis, nuestro protagonista masculino. Este mueve algunos hilos para entrar a trabajar en la mansión de Charles como jardinero e investigar sobre el terreno. Allí conoce a los criados y el servicio. Y también a Diana, nuestra protagonista femenina, que ha sido contratada por Charles para corregir y pasar a máquina un montón de notas manuscritas que ha estado acumulando a lo largo de los años. 

La primera de las cabezas no tarda en aparecer. Alguien anónimo la deja una noche en la fuente del jardín y le hace llegar una nota escrita a máquina indicándole a Charles donde debe dejar el primer tercio del pago. 

Dennis necesita un cómplice en la mansión de Charles para moverse con más libertad, y elige a Diana para ese papel porque no forma parte del servicio habitual de la casa y por su trabajo de documentación, tiene acceso al despacho personal de Charles. Se la camela un poco haciéndose el misterioso, y logra que esta colabore con él. Aquí me llamó la atención que una de las cosas que se nos dice que revisan es el portátil de Charles. Esto se escribió en 1975, así que aún no existían los ordenadores portátiles. “El portátil” al que se refieren es un tipo de maletín de documentos ligero, prácticamente un portafolios con un asa, pero leído hoy en día, en lo primero que piensas al leer lo de “revisó su portátil” es en un PC.

Dennis descubre que la nota que dejaron a Charles informando sobre la entrega de la primera cabeza se escribió con la propia máquina de escribir del despacho de Charles, porque con el tiempo estas no marcan todas las letras con igual fuerza. Es por tanto alguien de la propia casa; uno de los sobrinos de Charles, o quizá alguien del servicio que oyó la conversación y quiere hacerse con el dinero. Por su parte, Verónica está cada vez más convencida que Dennis es un policía, y empieza darle vueltas a la forma de deshacerse de él.

Mientras Dennis y Diana investigan y Charles disfruta con la situación, las otras dos cabezas son entregadas y cobradas de forma anónima, y hay algún asesinato adicional. Alguien que afirma ser capaz de proporcionarle a Dennis las respuestas que busca aparece con un pequeño cuchillo enterrado en el cuello. A pesar de ello termina por descubrir quien está matando a los amantes de Verónica, aunque lo hace después que el propio Charles. 

Es Verónica quien ha asesinado a sus amantes para quedarse con el millón y medio de dólares, pensando que así podrá largarse de la casa y escapar del control de Charles. Pero esto en realidad es lo que Charles quería. Llama a Verónica a su despacho y le dice que estaba convencido que los pusilánimes de sus sobrinos no se atreverían ni a mover un dedo, pero ella sí lo haría. Quería que Verónica los matara a los tres, porque de un solo asesinato aún podría librarse. Con varias muertes premeditadas a sus espaldas, no habrá quien la salve de la cámara de gas. Y él, que la quiere muerta, no será ni tan solo sospechoso de asesinato, porque habrá sido ejecutada legalmente después de una sentencia judicial. 

Al verse perdida, Verónica empuña una pistola que sabe que Charles guarda en su despacho y lo mata de un tiro, sin darse cuenta que el que esto ocurriera también formaba parte del plan de Charles. Antes de llamarla a ella a su despacho había llamado a la comisaría de policía para pedir ayuda, diciendo que alguien iba a intentar asesinarlo. El despacho ha sido además preparado con cámaras ocultas que han estado sacando fotos en automático, y grabadoras que han recogido la conversación entre ambos. Cuando, casi inmediatamente después, la policía irrumpe en el despacho, Verónica se vuelve contra ellos disparando la pistola. Ha cometido ya tantos asesinatos que por algunos más no va a perder el sueño, así que dirige el arma hacia el primero que entra y aprieta el gatillo… solo para descubrir la última jugarreta de Charles. Este dejó en la pistola una sola bala, para impedir que Verónica pudiera defenderse de la policía o poner fin ella misma a su vida. 

Lo último que sabemos de Verónica es que tuvo que ser llevada a rastras, resistiéndose, pataleando y gritando todo el tiempo, hasta la cámara de gas. Y lo último que sabemos de Dennis y Diana, ya prometidos, es que se funden en un gran y bonito abrazo en medio de la calle. La verdad es que la relación entre ambos apenas se desarrolla durante el texto, pero era el final esperable.  

Los bolsilibros de Ada Coretti no están entre mis favoritos, pero este no ha estado mal. Puedes ver otro libro de esta autora pulsando aquí.  

El infierno les tragó. 1975. Ada Coretti [Isabel Irigaray Echevarri] (texto) Enrique Martín (portada). Selección Terror nº 116. Editorial Bruguera S.A.

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