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jueves, 13 de abril de 2023

BESANDO A LA MUERTE

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

¿Qué tal, gente? ¿Estáis sacándole partido a este trece de abril, Dia internacional del beso? A mí me han encargado comentar algo relacionado de un modo u otro con los besos, y así de primeras me ha venido a la mente el título de este bolsilibro que tenía todavía sin leer. Al final ha resultado no tener más relación con los besos que el propio título, pero ya que lo he leído, lo comento igualmente. 

Stephen Brib, típico protagonista de bolsilibro (alto, fornido, un atractivo héroe de mandíbula cuadrada, y además detective privado de profesión) llega al aislado pueblecito de Middlentton, contratado por la señorita Jeannine. Alguien en el pueblo está desfigurando a las jovencitas del lugar. Las intercepta por la noche en alguna calle o paraje solitario y les cruza la cara con un látigo, dejándolas horriblemente marcadas de por vida. 

Lo extraño del caso es que todos saben quién es la responsable. Se trata de Liza, una joven que estuvo prometida, a punto de casarse, de hecho, con Telly Mussel, el hombre rico de Middlentton. La boda no llegó a producirse, y desde entonces, cada chica por la que Telly ha mostrado interés o a la que ha propuesto matrimonio ha terminado igual, con la cara destrozada de un latigazo por Liza, que se pasea por ahí todavía vestida de novia. El fallo que tiene todo el asunto, es que la boda entre Liza y Telly no llegó a producirse porque ella murió envenenada con cianuro minutos antes de la ceremonia. La gente del pueblo cree que la novia del látigo es el espíritu de Liza, que no acepta que otra mujer pueda convertirse en la esposa de Telly. 

Jeannine informa a Stephen de todo. Está especialmente preocupada porque tras el último ataque de la novia del látigo, Telly ha puesto los ojos en ella. En realidad Telly no parece tener un especial interés por casarse, sino que lo hace obligado por su madre, un mujer estricta y dominante que toma todas las decisiones por él. La esposa de su hijo debe ser perfecta, por lo que tan pronto como una candidata recibe el latigazo de rigor en la cara, queda automáticamente descartada y la señora Mussel elige a otra en nombre de su hijo. Aquí el amor no tiene nada que ver. Es la señora Mussel, no su hijo, quien realmente elige a las candidatas, y esto las pone en una situación difícil. La familia Mussel es muy rica, lo suficiente para solucionarle para siempre la vida a la joven que se case con su único heredero, pero también para arruinársela para siempre a cualquiera que lo rechace. 

Para que su presencia no levante sospechas, Stephen se presenta a la gente del pueblo como periodista, en lugar de como detective. De este modo justifica su interés por el asunto y el ir de una casa a otra haciendo preguntas. Conoce a las gentes del pueblo, que parece componerse casi en exclusiva de bonitas mujeres casaderas, la mayoría de las cuales se sienten atraídas por él, y empieza a atar cabos. El caso es que en cuestión de un solo día Stephen y Jeannine pasan de no conocerse de nada a enamorarse perdidamente, con lo que el esclarecer el asunto de los ataques escala a un interés personal. Este enamoramiento es inmediato, sin transición ninguna, y crea un efecto bastante extraño, como de habernos saltado un capítulo entero sin darnos cuenta.

La parte de la investigación se me ha hecho, por contra, muy lenta. Van dándonos datos y pistas con cuentagotas, como es habitual, pero de forma repetitiva. Al final resultan haber varios culpables. El ejecutor de los ataques a las jóvenes es el propio Telly, trastornado por su madre dominante, posesiva, y contradictoria que le exige casarse y darle nietos pero al mismo tiempo no quiere que otra mujer “le robe” el afecto de su hijo. El apocado chaval reacciona ante esta situación travistiéndose con un traje de boda como el de Liza y dedicándose a “afear” a latigazos a las novias que su madre le endosa una tras otra, y en las que él no está interesado. 

Cuando todo se descubre, la señora Mussel y su otra cómplice son detenidas, pero Telly huye sin rumbo y se pierde en la noche. Unos días después, incapaz de hallar un modo de salvar el cerco de vigilancia que los propios aldeanos han montado en torno a Middlentton, se cuela en una casa de campo al azar en busca de comida. Y es el mismo azar el que quiere que, en esa casa, se hubieran reunido para hablar del asunto todas las chicas con el rostro marcado por la novia del látigo, y sus familiares. Telly ya no sale vivo de la casa, pero nadie investiga esta muerte. A esas alturas de la historia, Stephen está demasiado ocupado besando a Jeannine como para preocuparse por nada más. 

¡Bueno, besos han habido, después de todo, así que creo que sí nos vale como lectura del Dia del Beso

Puedes ver reseñado otro título de esta autora pulsando aquí.

Besando a la muerte. 1984. Ada Coretti [Isabel Irigaray Echevarri] (texto) Alberto Pujolar (portada). Selección Terror nº 588. Editorial Bruguera S.A.   

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