ESCLAVOS DE LAS MUJERES

  EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

¡Hoy es ocho de marzo! ¡Día de la mujer trabajadora! Aunque desde hace varios años se está intentando cambiar el significado de este importante día haciéndolo pasar por otra cosa. 

Para conmemorar el significado original de este día tan especial, homenaje a las mujeres que luchan codo con codo junto a los hombres para levantar entre todos la sociedad, hemos escogido este bolsilibro de Juan Mora Gutiérrez, que creo que es el único que tenemos de este autor.

La historia comienza, como tantas otras, con el protagonista despertando de un largo coma o letargo. Es un recurso muy cómodo para el autor, porque le permite poner en antecedentes al lector al mismo tiempo que alguien le explica al protagonista la situación de partida. En este caso, se trata de un sueño criogénico. Gene Brody, reputado científico, fue criogenizado ciento cuatro años atrás al encontrarse en la fase terminal de una enfermedad incurable, con la intención de despertarlo una vez existiese un tratamiento para esta. 

El momento parece haber llegado. La cura para su enfermedad existe ya, pero el verdadero motivo por el que se le ha reanimado es otro. Y la sociedad que ha tomado la decisión de despertarlo es muy diferente a aquella que le puso a dormir. Gene toma consciencia de nuevo en las instalaciones médicas de Madosta, un gigantesco bunker subterráneo donde la humanidad se refugió ochenta y cuatro años atrás, cuando la atmosfera de la Tierra quedó destruida por los altísimos niveles de contaminación ambiental y una serie de epidemias descontroladas. 

Una joven llamada Liris informa a Gene que el bunker fue diseñado por un científico, como refugio para salvar una mínima parte de la humanidad cuando la situación fuera insostenible. Madosta dio cabida a una población equilibrada, pero algún tiempo tras cerrarse sus puertas herméticas la hija del fundador alzó a las mujeres en una revuelta para tomar el control de la instalación. Mataron a casi todos los hombres, y establecieron una especie de división por castas. Actualmente Madosta está habitada por cinco mil quinientas mujeres y quinientos hombres. La elite gobernante habita la Planta A. Por debajo de esta se encuentran las científicas y técnicas, que habitan la Planta B. La masa de trabajadoras comunes habitan la Planta C. Finalmente está la Planta D, en la que se encuentran acinados en celdas todos los hombres.

Esta población se sostiene según un programa de reproducción estricto, en el que solo se permite vivir a los embriones necesarios para mantener esta proporción de once mujeres libres por cada hombre esclavo. Pero la situación es ya casi insostenible. Viven pared con pared con el reactor nuclear que alimenta la instalación (que lleva más de 80 años funcionando ininterrumpidamente) se alimentan de comida sintética que además está agotándose, y respiran aire reciclado. Es una sociedad cerrada y estancada en la que ya no hay ningún progreso, y que está condenada a una lenta extinción bajo tierra. 

Madosta cuenta con una reserva de personas criogenizadas que en su momento se consideró importante conservar de cara al futuro, pero que ahora solo se reanima cuando se las necesita. Gene y otro hombre llamado Link han sido despertados para ser enviados al exterior, y comprobar si éste sigue siendo inhabitable. Dispondrán de un vehículo gravitico, trajes de protección y suministros para quince días. No irán solos, ya que cuatro mujeres armadas del equipo de seguridad (entre las cuales está Liris) los acompañarán para mantenerlos vigilados.

Lo que encuentran cuando salen del bunker en el vehículo gravítico es un mundo permanentemente cubierto por una densa niebla de contaminación. Tras unas horas de viaje llegan hasta una ciudad que resulta ser Phoenix, en la que no hay ningún rastro de vida. Una alfombra de esqueletos y vehículos atascados unos con otros cubre las calles. Tras una inspección a pie con los trajes de protección, Liris apunta a Link con su pistola desintegradora y le ordena quitarse el casco. En realidad las mujeres solo necesitaban los conocimientos de Gene. A Link lo añadieron a la expedición como cobaya para comprobar si el aire seguía siendo letal, más allá de lo que pudieran indicar las pruebas químicas. A las mujeres de Madosta se las ha educado en la creencia de que todos los hombres son intrínsecamente malvados, culpables de todos los errores del mundo, bestias a las que se ha logrado domesticar y de las que se puede disponer con cualquier fin, incluso este, pero Gene la convence para no hacerlo. 

Abandonan Phoenix, y tras varias horas más de vuelo a baja cota, localizan una amplia zona en la que la niebla contaminada va clareando hasta desaparecer. Descienden la nave en esta zona y comprueban que aquí el aire sí es respirable. Esto demuestra que o bien aún quedan áreas del mundo donde es posible vivir en el exterior, o bien que la atmosfera se ha estado limpiando por si sola y poco a poco el planeta volverá a ser completamente habitable. 

El grupo está disfrutando de ese raro placer que es andar sobre la hierba mientras planean hacia donde dirigirse a continuación cuando son atacados por un enorme reptil mutante, producto de décadas de contaminación. No es tan grande como el que nos muestra la portada del bolsilibro, pero aún así tiene un tamaño considerable. El reptil se abalanza sobre el grupo, y la rápida intervención de Gene salva la vida a Liris. Gene además se las apaña para acabar él solo con el monstruo, en lo que Liris califica como “una demostración de machismo”. De hecho, el intercambio de pullas entre Gene y Liris es continuo, dejándonos patente que hay una clara tensión sexual entre ambos, que finalmente terminan resolviendo tras unas altas rocas. Se veía venir.  

Lo que los personajes no vieron venir (al parecer tanto los principales implicados como los demás tenían su atención puesta en otra cosa) es al grueso de los lagartos gigantes, de los cuales el que mató Gene solo era el explorador. Más de medio centenar de monstruos como el primero llegan a la carrera dispuestos a zampárselos. Gene y Liris estaban separados del resto, y no son capaces de ponerse a salvo en la nave. Esta parte sin ellos prometiéndoles regresar con refuerzos, mientras que Gene y Liris se resguardan en un lugar en el que los monstruos no pueden llegar hasta ellos. Cae la noche y allí siguen acurrucados hablando de sus cosas, con los hambrientos bichos esperando su oportunidad de comérselos… 

…y entonces, una serie de cegadores focos se encienden y un devastador torrente de rayos de alta potencia acribillan sin cesar a los lagartos mutantes hasta acabar con ellos. Gene y Liris se ven entonces rodeados de un grupo de hombres y mujeres, descendientes de otro grupo inicial de supervivientes. Aunque son muchos menos que en Madosta y viven en una situación más precaria, habitando en la superficie y a merced de los varios tipos de mutantes que ahora pueblan el mundo, han progresado mucho más. Disponen de armas más potentes, vehículos con mayor autonomía, y desde luego mucha mayor iniciativa. 

Mientras en Madosta se atocinaban en la relativa seguridad del bunker, este otro grupo se ha fortalecido por la mera necesidad de sobrevivir a un entorno extremadamente hostil. Este grupo lleva años limpiando su zona de bestias mutantes, recuperando terreno poco a poco para hacerlo de nuevo habitable. Y lo que ha permitido no solo sobrevivir sino prosperar a este grupo, más pequeño y obligado a vivir en condiciones más duras que las habitantes de Madosta, es simplemente el hecho de que hombres y mujeres han trabajado y luchado juntos en todo momento. 

A esto sigue un precipitado final (que ya quedan pocas páginas) en el que la líder de Madosta sufre una sospechosamente oportuna muerte natural y su consejo de mujeres decide por aplastante mayoría establecer un equilibrio legal y social con los hombres, y unirse a esa otra recién descubierta comunidad de supervivientes. Naturalmente Gene y Liris recuperan las (en Madosta) perdidas tradiciones del matrimonio y la familia, todo termina bien, y la humanidad sigue extendiéndose a medida que la niebla contaminada va retirándose y los mutantes van siendo eliminados.   

Bien, claramente es una historia de ciencia ficción, postapocalíptica y distópica, escrita en 1976. Lo que no es ciencia ficción sino una realidad y mucho más próxima, es lo que la escritora y activista feminista Julie Bindel declaró en una entrevista en 2015 (cito textualmente):  

"De hecho, los pondría a todos (estaba hablando de los hombres en general) en algún tipo de campamento donde todos puedan conducir en quads, bicicletas o camionetas blancas*. Les daría la opción de elegir vehículos para dar vueltas, no les daría pornografía, y no podrían pelear. ¡Les pondríamos guardianas, por supuesto! Las mujeres que quisieran ver a sus hijos o seres queridos varones podrían ir a visitarlos, o tomarlos prestados como un libro de la biblioteca, y luego devolverlos. Espero que la heterosexualidad no sobreviva, en realidad".

*El concepto de camionetas blancas o conductores de camionetas blancas es un termino despectivo empleado en Inglaterra para referirse a los trabajadores autónomos de transporte o reparto, que al parecer allí tienen fama de maleducados, violentos y malos conductores.  

Más tarde dijo que todo eso fue una broma, pero cuando haces una declaración de ese estilo "en broma" hay que especificarlo inmediatamente, durante la propia entrevista, no un tiempo después y solo tras comprobar la reacción negativa de la gente. 

Y yo entiendo que cada cual tiene sus propias fantasías sexuales, claro, y la de esta mujer debe ser la de confinar a todos los hombres en campos de concentración. Y me parece perfecto que fantaseé con eso en la intimidad, pero la realidad de todos no puede adaptarse a las fantasías particulares. Lo que quiero decir con esto es que muchas veces una ficción (o una fantasía) solo lo es porque no han llegado a darse la condiciones adecuadas para que alguien la haga realidad. Para bien o para mal siempre habrá personas dispuestas a hacer realidad sus fantasías si se les presenta la oportunidad. Y tan pronto como un movimiento supuestamente igualitario deja de basarse en la lógica y comienza a hacerlo en la fantasía, y deja de tener como meta la igualdad real y pasa a perseguir la superioridad, simplemente deja de tener razón. Es lo que hay, gente 🤷‍♂️.

Pero bueno, este no es ni pretende ser un blog de política así que no nos enrollaremos más con esto, que después de todo es una simple opinión personal, como lo es la de la señora Bindel que pudisteis leer más arriba. Baste con decir que en El Planeta del Espacio el 8 de marzo siempre va a seguir siendo el Dia de la mujer trabajadora. De la mujer que se sabe igual al hombre y lo demuestra peleando junto a él, en lugar de contra él, ya sea en un trabajo fuera de casa, ya sea cuidando de ésta, o ya sea matando a monstruos verdes gigantes en un futuro postapocalíptico. Muchas gracias a todas, valientes damas guerreras.

¡Aparece una palabra salvaje! Durante esta lectura me topé con la palabra esquizoide. Me sonaba de un capítulo de Star Trek titulado El hombre esquizoide, y la propia palabra, similar a esquizofrénico, sugiere algún tipo de trastorno mental, pero no sabía su significado exacto. Como este año nos hemos propuesto atrapar a todas las palabras salvajes que nos encontremos (¡Hazte con todas!) la buscamos en el diccionario. Esquizoide es un término que originalmente designaba un caso extremo de introversión e incapacidad para relacionarse con otras personas, o la repulsión a hacerlo. Es mucho mas complejo que eso, pero dicho en pocas palabras, un esquizoide es un proto-esquizofrénico. No sufre de esquizofrenia (todavía), pero su propia personalidad o la forma de vida que lleva crea unas condiciones que le predisponen a ella, como la soledad, el aislamiento social, la apatía, la falta de apego, el nulo deseo de formar una familia o el no sentir que se pertenece a una aunque la tenga. ¡Segunda palabra salvaje capturada!

Esclavos de las mujeres. 1976. Ray Lester [Juan Mora Gutiérrez] (texto) Enrique Martín (portada). La conquista del espacio nº 330. Editorial Bruguera S.A.