EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, nobles caballeros y damas.
Avanzamos un poco más con la primera aventura de esta segunda (y en mi opinión la mejor) etapa de El Guerrero del Antifaz, en la que se enfrenta a su (hasta el momento) más poderoso enemigo.
¿Vencido para siempre? (nº 2). Al final del número anterior nos quedamos con el Guerrero tratando de defender a su mujer e hijo de los mortíferos samuráis que han invadido su castillo. El líder de estos, Máscara de Hierro, parte en dos la espada del Guerrero y lo derriba al suelo de un mismo manotazo. A continuación ordena arrojar a Ana María y su hijo (que se llama igual que su padre, Adolfo) al pozo del castillo.
Los samuráis vierten aceite de lámpara y estopa ardiendo al pozo para que la mujer y el niño se quemen vivos. Al Guerrero, al que fuerzan a ver todo esto, se lo llevan maniatado a su barco dejando atrás un castillo en llamas lleno de cadáveres.
En el fondo del pozo, Ana María y el pequeño Adolfo son salvados por Nicasio, el maestro arquitecto del castillo. Él dispuso un pasaje secreto en el muro del pozo para poder entrar o salir del castillo en una situación de peligro como esta. Nicasio logra sacar del castillo a la condesa y su hijo. Otros dos supervivientes logran huir por su cuenta, un soldado y un paje. Ambos parten a avisar a los aliados del Guerrero, don Luís y Fernando, viejos conocidos de la primera serie.
Mientras estos se alejan del castillo, alguien llega encontrándoselo en llamas. Se trata de Ramiro, un alto y fornido escudero al que el Guerrero había enviado a hacer un recado a otro condado. Al cabalgar hacia el castillo para averiguar lo ocurrido, Ramiro se encuentra con Nicasio tratando de mantener a raya con un simple palo a dos samuráis que aún rondaban por los alrededores. Acude en su ayuda y merced a su enorme fuerza logra dejarlos fuera de combate.
Entretanto, a bordo de los barcos de los samuráis, que ya han partido de regreso, el Guerrero hace un intento de liberarse y es nuevamente apalizado por Máscara de Hierro. Encadenado de nuevo, Máscara de Hierro lo entrega a Nasika, una mujer que oculta su rostro bajo una máscara de porcelana pintada para simular un rostro real. Por lo que se puede deducir de las conversaciones entre Máscara de Hierro y esta Máscara de Porcelana, el Guerrero les ocasionó un gran mal en el pasado y ahora van a torturarlo hasta la muerte a modo de venganza. Sin embargo, cuando Nasika toma un hierro al rojo vivo para comenzar con el tormento la asalta una duda. Busca una cicatriz imborrable en el muslo del Guerrero y al no encontrarla se da cuenta que Máscara de Hierro le ha traído al hombre equivocado.
En la costa española, Fernando y Don Luis han llegado al fin hasta el condado de Roca, cada uno al mando de un destacamento de guerreros. Ramiro y Nicasio les han puesto al corriente de lo ocurrido y Ana María y su hijo han sido puestos a salvo. Ana María, sin embargo, parece haber perdido la cordura debido a todo lo ocurrido, y no recuerda a sus amigos, su marido ni a su propio hijo, ignorando incluso su propia identidad.
El problema más inmediato es no saber a donde se han llevado al Guerrero. Afortunadamente, los dos samuráis que Ramiro dejó inconscientes debieron ser tomados por muertos por sus compañero cuando el resto regresaron a sus barcos, y han sido dejados en tierra.
Ira incontenible (nº 3). Don Luis y Fernando, a la cabeza de sus soldados, conminan a rendirse a los dos samuráis que han quedado varados en tierra firme. Contra lo que estos esperaban, los samuráis se lanzan contra ellos katana en mano a pesar de la a brumadora superioridad numérica a la que se enfrentan. Esta es una actitud que los compañeros del Guerrero no habían encontrado antes entre sus enemigos, y reaccionan mal. Don Luis es rápidamente desarmado y derribado de su caballo por uno de los samuráis, pero finalmente logran imponerse a estos. Los capturan y los llevan a bordo del barco de guerra del capitán Garcilaso, otro amigo del Guerrero. Los samuráis no parecían tener miedo a la muerte cuando se lanzaron contra la columna de soldados, pero bajo la amenaza de no alimentarlos y dejarlos morir de hambre y sed deciden revelar el rumbo a seguir hasta la guarida de Máscara de Hierro.
A bordo del barco de Nasika y Máscara de Hierro, estos nos revelan al fin mediante conversaciones y recuerdos de que trata todo este asunto. Nasika fue algunos años atrás la capitana de una pequeña flota pirata que, proveniente de Asia, se estableció en un islote de la costa noroeste de África a la que llamó la Isla Amarilla. No se nos cuenta más, pero todo apunta a que en realidad su tripulación no son samuráis sino ronin, guerreros exiliados sin un señor feudal al que servir que decidieron crear su propio pequeño feudo y dedicarse a la piratería en el mar Egeo.
En uno de sus abordajes se toparon con un barco español a bordo del cual viajaba alguien que se presentó como El Guerrero del Antifaz, y que se nos muestra que tenía el mismo aspecto de este salvo por un detalle: un anillo rojo en un dedo de la mano izquierda del cual podía hacer brotar una diminuta púa envenenada. Valiéndose de ello le bastó acertarle un puñetazo al segundo al mando y mejor guerrero de Nasika, llamado Tukomoto, para dejarlo fuera de combate. A continuación se enfrentó con Nasika y la desarmó fácilmente. Viendo a sus dos líderes vencidos, los samuráis se desmoralizaron y fueron derrotados. El supuesto Guerrero arrastró a Nasika a un camarote para violarla. A continuación les vertió ácido sulfúrico en el rostro tanto a ella como a Tukomoto, para luego arrojarlos por la borda. Más muerto que vivo, Tukomoto aún tuvo fuerzas para agarrar a Nasika, de la que estaba enamorado, y aferrarse a un madero. De algún modo que no se nos especifica lograron regresar con vida a la Isla Amarilla.
Volviendo al presente, Nasika le insiste a Tukomoto (que es en realidad el guerrero que conocemos como Máscara de Hierro) que el hombre al que han capturado no es el que buscaban, y deben liberarlo. Pero Máscara de Hierro tiene tanta ira acumulada que se niega a creerlo. Piensa torturar al Guerrero igualmente, hasta matarlo, solo porque le recuerda a ese otro hombre que tanto daño les hizo.
Esto me resulta muy gracioso. Me refiero al hecho de que unos criminales, que asaltaban barcos y mataban a sus tripulantes para robarles y vender como esclavos a los supervivientes, clamen venganza porque alguien cometió un delito contra ellos. Hay gente que no da para más, pero aun así como historia de origen y motivación de los villanos está bastante bien.
Tras revelarnos todo esto, Máscara de Hierro y Nasika se desnudan para calmar su frustración con un poco de sexo freak y vemos al fin lo que queda de sus rostros.
El viaje prosigue durante varios días, hasta llegar a la Isla Amarilla, una arrecife fortificado de muy difícil acceso. A esas alturas Nasika ya se ha ablandado al ver llorar en silencio al Guerrero, que cree que su mujer e hijo murieron quemados en el pozo. Máscara de Hierro en cambio sigue empeñado en matarlo lentamente, pero ella ya está pensando en la forma de salvarle la vida. En cuanto el Guerrero es llevado a tierra firme y encerrado en una mazmorra, hace lo que mejor se le da: fugarse.
Amigos en acción (nº 4). El Guerrero se abre paso a golpes entre sus carceleros, pero está entumecido y debilitado por su penoso cautiverio a bordo, y huye necesitado de un lugar seguro en el que descansar y reponer fuerzas. Sale de la prisión, encontrándose con una aldea de casitas construidas al estilo oriental, con esclavos chinos y africanos trabajando para los samuráis. Una voz le llama desde una de las ventanas incitándole a entrar, y ante la presencia de las patrullas de samuráis por las calles salta al interior de la casita sin pensarlo mucho.
Resulta que quien le llamó fue la misma Nasika, que está decidida a salvarlo. Le encarga a su esclava Moka que le atienda mientras ella despacha a las patrullas que preguntan puerta por puerta. Su condición de capitana la libran de que su casa sea registrada. El Guerrero puede al fin comer y descansar tranquilamente unas horas… bueno, quizá no tan tranquilamente. Nasika, más caliente que el hierro al rojo con el que pretendía torturar al Guerrero al inicio del viaje, se mete desnuda y desenmascarada en la cama de este. Cuando el Guerrero despierta con Nasika encima de él y ve su rostro no puede evitar gritar de horror.
Despechada, Nasika vuelve a vestirse y ocultar su rostro para salir a la calle en busca de los samuráis. La idea de dejar libre al Guerrero ha desaparecido de su mente y ahora ella también lo quiere muerto. La esclava Moka, que ya está harta de los caprichos de su ama la golpea con un palo para impedirle dar la voz de alarma, pero esta ya ha abierto la puerta de la casa y un samurái ve lo ocurrido. Los samuráis irrumpen en la casa y el Guerrero se ve de nuevo huyendo de ellos.
Sabiendo que a Moka no le van a perdonar lo que ha hecho se la lleva con él. Mientras corren por las calles Nasika les arroja un cuchillo y este se clava en la espalda de Moka, hiriéndola de gravedad. Moribunda, Moka le indica al Guerrero como llegar hasta la casa de una amiga, que los ocultará. La amiga resulta ser una joven oriental llamada Li Chin, que se convertirá en un personaje fijo del grupo de aliados del Guerrero. Por el momento lo único que sabemos de ella es que le debe la vida a Moka por un asunto que no se nos revela. Li Chin los acoge en su cabaña y los esconde. Trata de curar la herida de Moka, pero esta ha perdido mucha sangre y no parece probable que sobreviva.
Durante la noche, el barco del capitán Garcilaso ha llegado hasta la Isla Amarilla siguiendo las indicaciones de los dos samuráis prisioneros. Hace varios intentos de aproximarse, pero el lugar está muy bien defendido por arrecifes, acantilados imposibles de escalar y baterías de cañones. Don Luis y Fernando resuelven bajar solo ellos dos a tierra en un pequeño bote y canjear a los samuráis prisioneros por el Guerrero… o rescatarlo por las malas, si sus captores no aceptan el trato.
Tan pronto como pisan tierra firme son atacados por Máscara de Hierro y sus hombres, que los han visto llegar y los estaban esperando. También el Guerrero se enteró de la llegada del barco español estando en la cabaña de Li Chin, y ha corrido al encuentro de sus amigos.
La ver como continúan las aventuras del Guerrero y sus amigos pulsando aquí.
Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz. 1978. Manuel Gago (guion y dibujo). Publicado por Editorial Valenciana S.A.
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