EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el Supervisor General.
Hace poco se me presentó la ocasión de conseguir la colección completa de El Guerrero del Antifaz por un precio relativamente bajo, y no me lo pensé mucho. Uno de esos autoregalos que uno se hace de vez en cuando para celebrar algún logro personal.
No se encuentra en el mejor estado posible. Tiene varios fallos, como estar encuadernada en tomos. Concretamente, diecisiete tomos de unas trescientas veinte páginas cada uno, como el de la imagen de arriba. En su momento el encuadernar las colecciones se veía como una forma de conservarlas mejor y darles una presentación más elegante... pero en el coleccionismo, cuanto más modificado está un artículo respecto a cómo era en origen, más valor pierde.
La encuadernación de comics o revistas suele eliminar las cubiertas, como en este caso, por lo que se pierden todas las portadas y contraportadas originales. Además, dos de los diecisiete tomos están encuadernados en un tipo de tapas distinto del resto, y aunque esta otra encuadernación es de mejor calidad, el aspecto general de presentación se resiente al no ser uniforme. Aun así estamos hablando de más de trescientos cuarenta comics originales de 1972 (que a su vez eran la reedición en color y formato vertical de la edición original en blanco y negro y formato apaisado de 1944). De haber estado en comics sueltos con sus portadas, el coste de algo así difícilmente habría sido asequible para la modesta economía del Planeta del Espacio.
Respecto a El Guerrero del Antifaz, esta es una de las colecciones de comics españolas más importantes, no solo por su extensión, sino por lo que supuso en su momento. La península ibérica había estado cerca de ochocientos años bajo ocupación musulmana, y se podría decir que encontró su verdadero carácter como país a raíz de la Reconquista, por lo que era de esperar que la historia de un vengador anónimo que se enfrentaba incansablemente al islam calara con mucha facilidad entre el público. Por ahí encontraréis montones de estudios que analicen la obra mejor que yo, tanto sus partes buenas (valores de superación y sacrificio personal, exaltación del deber, el honor, la familia, etc.) como las malas (excesiva repetición de situaciones, abuso de tópicos, dibujo poco detallado, supuesta propaganda franquista, etc.).
Yo, como mero aficionado, os puedo decir que los leía de pequeño porque me gustaban, y ya está. A mis ojos eran historias de aventuras, sobre un grupo de amigos que luchaban juntos para protegerse unos a otros o ayudar a los demás. Actualmente me gusta más El Capitán Trueno, por resultar mucho más dinámico y variado. Es doce años posterior al Guerrero del Antifaz, y eso se nota en los guiones y estilo de dibujo, pero de pequeño lo que me compraban mis padres eran comics del Guerrero del Antifaz y El Aguilucho, que era lo que se estaba reeditando en ese momento. Y para mí no eran muy diferentes de los de Conan el bárbaro, que también me gustaban: todos eran historias de aventuras de tipos con espadas que se enfrentaban al mal en sus diferentes formas. En Conan salían a menudo brujos y monstruos mientras que El Guerrero del Antifaz se limitaba casi en exclusiva a combatir el islam y tenía esa ambientación histórica con muy escasas apariciones de monstruos o magia (aunque algunas había) que lo hacía sentir como más realista. Eran colecciones que sin tener nada que ver una con otra podías estar leyendo a la vez y de algún extraño modo se complementaban perfectamente.
Las historias de El Guerrero del Antifaz que yo leí de pequeño eran muy posteriores a estas, principalmente de una segunda colección llamada Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz, en la que lo acompañaba una judoca china y a veces salían hombres lobo… En cualquier caso, haber podido echar mano a la colección original completa (aunque sea sin las cubiertas) es algo, como decirlo, emocionante. Espero que os gusten este tipo de comics o que estéis dispuestos a darles una oportunidad, porque tengo la intención de ir reseñándolos ya sea individualmente o en grupos, según donde se pueda meter el corte en la trama. Ahí van unos cuantos para empezar.
El Guerrero del Antifaz (nº 1): esta colección es anterior a la de El Aguilucho ya reseñada. Podemos ver que el dibujo es más tosco que en esa otra y priman los planos generales sobre los cercanos. Tiene esa extraña cualidad de los comics de la época que podemos ver también en El Príncipe Valiente de Foster o en el Flash Gordon de Raymond en el que incluso las escenas de acción parecen estáticas.
La historia comienza con el conde de Roca revelando sus preocupaciones a la hija de uno de sus amigos, ante la insistencia de esta. Así nos enteramos que veinte años atrás, la esposa del conde, con la que solo hacía dos meses que se había casado, fue raptada por un reyezuelo moro llamado Alí-Kan. Durante años el conde de Roca luchó por recuperarla, pero los ejércitos de Alí-Kan superaban por mucho los suyos y la tarea se reveló imposible. El conde ya daba a su esposa por perdida cuando hace dos meses un hombre se presentó ante él afirmando ser su hijo.
Se nos cuenta entonces otra historia, contada por otro personaje, dentro de la que el conde está relatándole a la hija de su amigo. El desconocido le revela al conde que él es hijo de su esposa, que ya estaba embarazada cuando Alí-Kan la raptó y la añadió a su harén. Una vez su embarazo se hizo evidente, ella dejó que Alí-Kan creyera que el hijo era de él, con la esperanza de que así el pequeño recibiría un mejor trato por parte de su captor. Alí-Kan, creyendo efectivamente que era el padre, lo mandó educar como a un guerrero y llegado el momento lo puso al mando de parte de su poderoso ejército. El hijo del conde de Roca, creyéndose musulmán, luchaba ahora contra los españoles cosechando una victoria tras otra.
Al regreso de una de estas batallas su madre no pudo soportar más esa situación y le reveló la verdad. Esta verdad llegó también a oídos de Alí-Kan, que sin apego ninguno por el muchacho se lanzó a matarlo tan pronto como supo que no era suyo, pero su madre se interpuso entre ambos y fue ella la que terminó recibiendo el espadazo dirigido a su hijo. Este a su vez hirió a Alí-Kan y abandonó su fortaleza, huyendo hacia las tierras en poder de los cristianos.
A todo esto, quiero aclarar que no utilizo nombres propios para referirme al conde de Roca, a su esposa, a su hijo o la hija del amigo al que el conde le está contando la historia porque el propio autor no los da. Puede que inicialmente él mismo no tuviera intención de desarrollar tanto la historia como para detallarla mucho y se decidió a hacerlo más tarde debido a las buenas ventas del comic. La hija del amigo, por cierto, es Ana María y así nos referiremos a ella desde este momento, pero su nombre no se nos dará hasta más adelante.
Tras esto vemos al Guerrero del antifaz en su primitiva versión, vestido de rojo de pies a cabeza incluidos brazos y piernas, y con una cruz blanca en el pecho. La que se convertirá en su vestimenta habitual, más liviana, no la veremos hasta el tercer número. El Guerrero es, naturalmente, el hijo del conde de Roca, que enmascara su rostro para no ser reconocido por los propios cristianos, ya que cruzó su espada contra muchos cuando aún creía ser el hijo de Alí-Kan. La historia que el Guerrero ha contado a su verdadero padre no ha terminado de convencer a este, por lo que ha decidido volver a las tierras de Alí-Kan, capturarlo, y hacerle confesar ante el conde de Roca que todo lo que le ha contado es cierto.
Consigue librarse de varios de los soldados de Alí-Kan por el camino y también dentro de la fortaleza, pero finalmente se ve obligado a retirarse de esta sin su presa. Durante la huida debe enfrentarse a un adversario especialmente duro llamado Kay, que sobrevive al encuentro lo suficiente como para que el Guerrero deba retirarse ante la llegada de refuerzos. Es perseguido por los árabes y alcanzado por una flecha, pero afortunadamente lo encuentra una patrulla al mando del conde de Torres, padre de Ana María, que lo lleva a su castillo.
En poder de Alí-Kan (nº 2): en el castillo del conde de Torres, el Guerrero se repone de sus heridas y conoce a Ana María, que a pesar que no puede verle toda la cara se queda prendada de él. Mientras ambos pasean charlando por los alrededores del castillo son atacados por un pequeño grupo de moros. Se salvan gracias a la extraordinaria puntería de uno de los ballesteros de guardia en las almenas, el capitán Rodolfo, el cual había jurado matar al hijo de Alí-Kan porque este mató a su vez a su hermano. Naturalmente Rodolfo ignora que quien mató a su hermano y el hombre a quien acaba de salvar la vida son la misma persona.
El Guerrero emprende otra vez el camino a la fortaleza de Alí-Kan, empeñado en capturarlo para que verifique su historia ante su verdadero padre. Por el trayecto se encuentra con Kai, el corpulento enemigo al que ya se había enfrentado en su anterior intento. Ambos vuelven a pelear y esta vez Kai logra arrancarle al Guerrero el casco y la máscara que hay bajo éste, y reconoce en él al falso hijo de Alí-Kan, al que sirve. La llegada de más adversarios obliga al Guerrero a huir dejando vivo por segunda vez a Kai, que ahora conoce su secreto.
Siguiendo hacia la fortaleza enemiga, el Guerrero se topa con el escenario de una batalla. El conde de Torres ha sido emboscado mientras patrullaba los alrededores del castillo al mando de un reducido grupo de hombres, y ha sido hecho prisionero. El Guerrero decide entonces volver al castillo del que partió para dar la noticia. En la ausencia del conde, es el capitán Rodolfo el que está al mando. Y si antes ya no se fiaba mucho del Guerrero (de un desconocido que se niega a revelar nombre y rostro haces bien en no fiarte, en realidad) ahora siente hacia él franca hostilidad. Rodolfo aprovechó la ausencia del conde para confesarle su amor por ella a Ana María, esta lo rechazó alegando que ya amaba a otro, y el capitán sospecha que ese otro es el Guerrero.
Para tratar de impresionar a Ana María, Rodolfo organiza un ataque frontal con todos sus hombres contra la fortaleza de Alí-Kan, pese a las recomendaciones del Guerrero de actuar con cautela y enviar espías.
Lucha titánica (nº 3): mientras el capitán Rodolfo prepara su ataque masivo, el Guerrero se dirige por tercera vez a la fortaleza de Alí-Kan y por tercera vez se encuentra a Kai. De nuevo combaten y esta vez Kai logra dejar inconsciente al Guerrero. Entretanto el ejército al mando del impetuoso capitán Rodolfo ha sido derrotado también, con lo que Alí-Kan tiene en su poder tanto a este como al Guerrero y el conde de Roca. Alí-Kan reta entonces a un duelo a éste último. Se enfrentará con el conde de Roca, dándole a su prisionero la oportunidad de matarlo. Sin embargo, si aquel que sea derrotado sobrevive deberá entonces combatir a muerte con el Guerrero, lo que implica que si el conde de Roca pierde ese primer combate deberá matar a su propio hijo o dejarse matar por él. El conde acepta, viendo en esto su única posibilidad de acabar de una vez por todas con Alí-Kan.
Se envían mensajeros a las regiones vecinas, y varios capitanes tanto cristianos como musulmanes acuden a presenciar el combate. El día que va a celebrarse el duelo, en el campamento levantado a tal efecto, el Guerrero logra burlar a los guardias de la tienda donde lo tenían confinado y entrar en la de su padre. Como la lucha será con corazas, escudos y yelmos cerrados, le propone tomar su lugar y enfrentarse él contra Alí-Kan. Este por su parte, ha tramado algo similar, haciendo que Kay le sustituya en el duelo. De este modo ninguno de los contendientes en el duelo es quien se supone, pero al poco de empezar cada uno de ellos reconoce al otro por su voz y forma de luchar. Aun así continúan peleando porque delatar al otro implica delatarse a sí mismo, y esta vez es el Guerrero quien derriba a su enemigo.
Sin quitarse el yelmo, el Guerrero vuelve a las filas cristianas, y nadie le detiene puesto que se supone que es el conde de Roca. Entre tanto, el verdadero conde de Roca se ha escabullido de la tienda aprovechando que todo el mundo estaba prestando atención al combate y también ha vuelto con los suyos.
Naturalmente Alí-Kan no tiene intención de liberar a nadie y ordena a todos los capitanes musulmanes reunidos atacar a los cristianos, pero estos como que no están por la labor. Fueron allí a presenciar el espectáculo, y se niegan a combatir. Mientras el ejército cristiano se marcha de vuelta a sus respectivos castillos y campamentos, el Guerrero se pone en camino (por cuarta vez) hacia la fortaleza de Alí-Kan, en esta ocasión para rescatar al capitán Rodolfo. Mientras él lidia con diversos enemigos que va encontrando, un Alí-Kan totalmente obcecado ataca únicamente con sus hombres al ejército cristiano en retirada, y sufre una espantosa derrota.
Y con Alí-Kan fuera de circulación por el momento, creo que podemos dejar aquí la reseña. Sobre estos primeros números hay dos cosas que me han llamado particularmente la atención. La primera es que al contrario de lo que su alias sugiere, el Guerrero del Antifaz no oculta su rostro con un antifaz, sino con una capucha de verdugo. Al colocarse sobre ésta un casco con gorguera de malla la única parte de la capucha de verdugo que queda a la vista es la que cubre sus ojos, de ahí que parezca que lo que lleva es un antifaz.
La segunda es que hay un par de viñetas en las que, en un momento en el que no lleva el rostro cubierto, la imagen de sí mismo caracterizado como su alter ego se le aparece para conminarle a seguir con su autoimpuesta labor, como si se tratase de una doble personalidad o de un principio de esquizofrenia. Esto ya no se vuelve a ver en números posteriores.
Puedes ver unos pocos comics más de esta colección pulsando aquí.
El Guerrero del Antifaz. 1944. Manuel Gago (guion y dibujo). Reeditado en 1972 por Editorial Valenciana S.A.
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