EL GRAN BAZAR

Bienvenidos, amigos coleccionistas.
Estamos en plena Semana Santa, una tradición religiosa española que se remonta a la Edad Media. En una época en la que la alfabetización era lo raro en lugar de la norma, esto surgió como una forma de enseñar los eventos bíblicos a través de procesiones y representaciones teatrales organizadas por cofradías religiosas.
De ahí derivan las actuales procesiones, que han ido más allá de la expresión de fe convirtiéndose también en un evento cultural y turístico. Se caracterizan por marchas largas de cientos de hombres con una sincronización casi militar, que avanzan a pasos lentos en los que el ritmo es marcado por tambores de retumbar solemne y fúnebre.
En su origen, en el año 1600 aproximadamente, se pretendía con esto reforzar la unidad del pueblo para soportar mejor las constantes epidemias que azotaron periódicamente Europa, acabando con más de la mitad de la población.
A menudo, las tradiciones de una cultura pueden ser malinterpretadas por aquellos que son ajenos a esta. Eso ocurre con los cofrades, cuyo peculiar habito (que incluye un capuchino o gorro de caperuza cónico que cubre toda la cabeza) es habitualmente confundido con trajes del KKK, una secta racista y supremacista moldeada por el movimiento Demócrata (la izquierda estadounidense) tras la Guerra de Secesión.
Esto es algo tan habitual que las propias tiendas de recuerdos advierten a los posibles turistas que figuritas como estas no son representaciones de miembros del KKK, para que no monten en cólera.
Ha habido ocasiones en que grupos de activistas tanto nacionales como extranjeros han llegado a exigir que se cambien los traje tradicionales de los cofrades para evitar confusiones. Pero los cofrades y sus trajes característicos son muy anteriores a los caperuzos del KKK por lo que no es de ellos de los que debería disociarse este atuendo tan peculiar.
En Cartagena, ciudad costera cuya economía se basó durante mucho tiempo en dos de las profesiones más duras y peligrosas (la pesca de altura y la minería) esta tradición tiene variantes como la Procesión del Silencio y la Procesión Marinera. En la primera se pasea por las calles el trono del Cristo de los Mineros, especialmente austero. Incluso los tambores dejan de tocar, las luces de las calles se apagan y los cofrades avanzan en un silencio y oscuridad sobrecogedores como almas en pena.
La segunda tiene lugar en el propio mar, con barcos pesqueros haciendo un pequeño recorrido adornados con farolillos y caracolas mientras se pasea por las calles la figura del Cristo de los Pescadores.
Es mucho lo que se podría contar sobre esta tradición, pero este es un blog dedicado a temas concretos, así que nos vamos a centrar en ellos. En este caso, figuritas coleccionables. Las que vemos aquí son parte de los artículos que se venden a los turistas extranjeros y gente de otras poblaciones cercanas que acuden a ver la Semana Santa de Cartagena. Generalmente se fabrican en cerámica o resina y se pintan a mano.
La que vemos sobre estas líneas mide unos 15 cm y es la mas detallada. Las pequeñas miden 7 y 6 cm, con lo que podemos incluso incorporarlas a algún juego de mesa moderno 😅
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