Presentado por...Zag.
¡Extra! ¡Extra! ¡Últimas noticias! ¡Se ha descubierto que la amistad es bonita! ¡Tenemos pruebas de primera mano (y hasta de primer meñique) que lo demuestran! ¡Lea y entérese de todo!
El regalo que más quiero. Mamako es una niña con una idea muy particular de la amistad. Para ella, la amistad es algo exclusivo. Si una compañera de clase es amiga suya, no puede serlo de nadie más. Es posesiva y manipuladora, y eso hace que las otras la rechacen.
Un día llega a clase Reiko, una niña que ha estado mucho tiempo hospitalizada. Debido a su larga ausencia, que ha incluido un cambio de curso, Reiko no tiene amigas, y Mamako se lanza a por ella como un depredador. Reiko se alegra mucho de que por fin alguna compañera le hable. Se alegra tanto que no nota (o no quiere notar) que Mamako simplemente la está usando.
Reiko termina haciéndole la tarea escolar a Mamako y accediendo a todas sus peticiones cada vez que esta apela a su mutua amistad. Mamako sugiere que le gustaría recibir un bolso caro, de marca, como regalo en su cumpleaños, y Reiko se gasta todos sus ahorros para comprárselo. Piensa que después de todo es su única amiga y debe cuidar esa amistad para no perderla. Han hecho incluso un yubikiri (juramento de amistad que se lleva a cabo enlazando los meñiques) y a su edad no hay nada más sagrado que eso. En cambio, cuando es el cumpleaños de Reiko, esta recibe de Mamako un peluche pequeño y barato. Reiko es demasiado buena e ingenua como para ver ningún tipo de maldad en ello.
Pero para Navidad, Mamako le sugiere a Reiko que un regalo adecuado sería una billetera a juego con el bolso, de la misma marca cara. Reiko, que ya se gastó en el bolso todas las pagas de sus padres que había estado acumulando durante su larga convalecencia, se busca un trabajo a media jornada después de clases solo para poder comprarle a Mamako esa cartera.
Debilitada por su reciente enfermedad, que no ha terminado de dejar atrás, tiene un accidente mientras carga con unas pesadas cajas y se abre la cabeza contra el suelo.
En ese momento ve a una niña a su lado, sonriéndole. Es Kurumi, que justo antes de que Reiko muera la tranquiliza diciéndole que ella se encargará de hacer llegar su regalo a su amiga. Entonces Mamako descubre un paquetito de regalo en su habitación. Extrañada pero emocionada, abre el paquetito y encuentra la cartera que quería… o al menos una parte de ella. La cajita solo contiene una esquina de la cartera y está chamuscada, como si el resto se hubiese quemado.
Justo al abrirla recibe una llamada de teléfono, seguramente de alguien del colegio, donde le comunican que Reiko ha muerto en un accidente. Unos días después el cuerpo de Reiko es incinerado (¿por eso Kurumi le entregó a Mamako la cartera quemada?) y la principal preocupación de Mamako es encontrar cuanto antes a otra amiga tan tonta y manipulable como la anterior. No parece una misión difícil porque, al haber perdido a su amiga, ahora ella es el centro de atención.
Sin embargo, se enfrenta a una dificultad imprevista. Los pupitres en clase son reorganizados, pero nadie quiere sentarse a su lado, en el lugar en que lo hacía Reiko. No solo eso, sino que aunque todos la miran, nadie se le acerca porque perciben una presencia junto a ella. No pueden verla, pero de algún modo saben que está ahí. Es el fantasma de Reiko, que sigue unido a Mamako por el yubikiri, la promesa de meñiques de la amistad eterna.
Mamako termina por darse cuenta también de esto. El fantasma la sigue a todas partes provocando que nadie quiera acercársele, aun sin saber por qué. En un intento de quedar en paz con Reiko, Mamako le lleva un enorme peluche a su tumba, pensando que se conformará con eso.
Pero lo que Reiko quiere es lo que Mamako le prometió: su amistad eterna. La tumba de Reiko y la urna de cenizas dentro de esta se abren, y una fuerza misteriosa atrae la mano de Mamako hacia ella. Cuando incineraron a Reiko hubo una parte de su cuerpo que no pudo reducirse a cenizas: la mano con la que había hecho el yubikiri con Mamako, con las falanges de los dedos cerradas salvo por el meñique. Las manos y meñiques de ambas chicas se unen y Mamako pierde el sentido de puro terror.
A la mañana siguiente la encuentran, todavía inconsciente, con medio cuerpo metido dentro de la tumba y la mano aún en la urna. Y salvo por el curioso hecho de que su meñique queda atrofiado por siempre, curvado en la posición de yubikiri, Mamako queda físicamente indemne. Pero nunca más vuelve a tener amigos.
En las historias de venganzas de ultratumba, el fantasma suele volver del Más Allá para atormentar o dañar a quien provocó su muerte. Este caso es diferente porque el fantasma de Reiko parece ser tan ingenuo como lo era ella en vida. No quiere dañar a Mamako, sino seguir siendo su amiga, y eso es lo más bonito y a la vez más terrorífico del asunto. Es un espíritu al que no se puede aplacar saldando una deuda o con una ofrenda de paz, tal como intenta hacer Mamako al llevar el peluche gigante a su tumba. Por eso Mamako no podrá jamás librarse de ella. Porque Reiko no busca venganza o compensación, sino seguir siempre junto a la que cree que es su amiga, ignorando que su presencia sobrenatural hará que todos rehúyan a Mamako por siempre.
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Present. 1993-1998. Kanako Inuki. Publicado en 2006 por Mangaline Ediciones S.L.



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