MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

sábado, 22 de septiembre de 2018

SENET

ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS

El Senet es el juego de tablero más antiguo del que se tiene constancia. Se han encontrado tableros de Senet tallados en piedra o grabados en bloques de roca en las primeras mastabas egipcias, por lo que se calcula que ya existía hace unos 4.700 años como mínimo. Siempre me ha gustado mucho la cultura egipcia, tanto su imagen mítica y fantástica (momias vivientes, pirámides llenas de trampas y tesoros, maldiciones) como la real (técnicas de construcción, ritos funerarios, sociedad, etc). Por eso, el Senet es un juego al que me encanta jugar a pesar de su simplicidad.

Jamás se han encontrado referencias escritas sobre su reglamento, pero éste ha perdurado a través de la tradición oral. Existen de hecho diferentes versiones del reglamento, pero todas son muy parecidas.  

Cada partida emula el transcurso de un mes para una familia egipcia. El jugador debe hacer que su “familia”, representada por un conjunto de cinco fichas recorra las 30 casillas (días) del tablero. Así que, realmente, se trata de “gestionar” de forma muy simplificada un mes de vida de una familia. El equivalente a Los Sims en el Egipto faraónico. Se lo ha relacionado también con uno de los conjuros de El Libro Egipcio de los Muertos, el que permite entrar y salir a voluntad del Inframundo. 

El juego tiene muchas variantes, ya que el número de casillas y de fichas fue cambiando a lo largo de las dinastías para adaptarse a los nuevos calendarios y estándares familiares. Esta versión es la más común, pero las hay con tableros de 25 a 33 casillas, y con familias de 3 a 8 componentes.

Para los egipcios, los cinco últimos días del mes eran especialmente significativos, ya que eran los días dedicados a oficiar las ceremonias a los dioses que habían de protegerlos durante el mes siguiente. Es por ello que las últimas cinco casillas del Senet tienen características especiales.

Se jugaba lanzando al aire unas varillas de madera o marfil planas, con un lado pintado de blanco y otro de rojo. La combinación de colores al caer se interpretaba como un número que podía ser el 1, el 2, el 3, el 4, o el 6. Es decir, los mismos resultados posibles que en el lanzamiento de un dado de 6 caras, exceptuando el 5. Por ello, una forma simplificada de jugar es lanzando un dado para mover, repitiendo la tirada si el resultado es un 5.

Para comenzar, cada jugador toma sus cinco fichas y las colocan salteadas en las casillas de la hilera superior, de modo que ocupen toda esa hilera y que ninguna de las fichas esté adyacente a otra ficha de su misma familia. 

A continuación, el jugador que colocó su ficha en la primera casilla del recorrido (casilla superior izquierda) lanza al aire las varillas (o tira el dado) y decide cuál de sus fichas mueve con ese resultado. La ficha debe poder mover todas las casillas indicadas, y terminar en una casilla libre u ocupada por una ficha contraria. En este último caso, la ficha contraria retrocederá a la que ocupaba originalmente la pieza recién movida. 

Si dos fichas de un mismo color están adyacentes, no se puede caer sobre ninguna de ellas (puesto que se defienden mutuamente) pero si pueden ser sobrepasadas. 

Si tres fichas de un mismo color están en casillas adyacentes, no pueden ser sobrepasadas tampoco. Sería un “bloqueo”, como en el Parchís. Si teniendo en cuenta estas condiciones, ninguna de las fichas del jugador puede ser desplazada, el jugador pierde ese turno.

Siguiendo este sistema, las fichas se desplazan por la fila superior de izquierda a derecha. Al llegar al final de esta fila descienden a la fila central, recorriéndola de derecha a izquierda, y del final de ésta pasan a la fila inferior, recorriéndola de nuevo de izquierda a derecha.

Las cinco últimas casillas representan los días sagrados del mes. En estas no se puede caer sobre ninguna ficha que la esté ocupando (no se pueden interrumpir los ritos). Las fichas en las casillas marcadas con uno, dos o tres palitos, solo pueden desplazarse con el número exacto para salir del tablero. La casilla marcada con el símbolo de la esfera (que representa un corazón) y la cruz (que representa una columna vertebral recta y unos hombros nivelados) indica que los dioses tienen una buena disposición hacia la ficha que ha caído en ella, por lo que el jugador tiene derecho a una nueva tirada. La marcada con una X indica lo contrario: la ficha que caiga en ella debe volver a la primera casilla. En otras versiones, el tablero cuenta a la mitad de su recorrido (donde he colocado el dado en la foto) con una casilla especial llamada La casa de baños o La casa de purificación representada habitualmente por un cuadrado. En estas versiones, las fichas que caen sobre la X retroceden a La Casa de baños en lugar de al inicio del tablero. Y por supuesto, gana el primero que logra que todas sus fichas (todos los miembros de su familia) recorran todos los días del mes. 

Parece un juego muy simple, pero para los egipcios tenía un significado especial. Se jugaba por diversión, pero también para conocer la predisposición de los dioses hacia su familia real. Según sus creencias, el Senet era uno de los regalos del dios Thot a la humanidad. Thot era el dios de la escritura, la lectura, las matemáticas, las ciencias... ¡y los juegos de mesa! Una curiosa combinación de atribuciones. Y puesto que los juegos de mesa eran un regalo divino, jugarlos era una actividad sagrada, comparable a cualquier otro de sus ritos. El que ganaba un juego podía afrontar los siguientes días con optimismo. Puesto que todo ocurría por voluntad de los dioses, si estos habían determinado que ganara, significaba que le preferían a él frente a su adversario en el juego. Si perdía una partida de Senet, era una señal de que debía estar en guardia los siguientes días, o que debía cuidar más su comportamiento, porque había algo en él que disgustaba a los dioses.

Este juego forma parte de la colección Juegos del Mundo, editada por Orbis·Fabri y vendida en fascículos semanales. En cada número se incluía un juego de mesa en caja pequeña (tanto antiguo como actual) y un fascículo coleccionable con las hojas perforadas (para poder archivarlas todas juntas) que terminaban componiendo una auténtica enciclopedia de juegos de mesa. Edición aprobada por Thot, sin duda.

Senet. Autor desconocido. Dos jugadores. Juegos del Mundo. Obris·Fabri/RBA.

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